Timor.- Gusmao se compromete a "restaurar la confianza del pueblo en el Gobierno" tras los disturbios por su designación

Actualizado: miércoles, 8 agosto 2007 13:01

DILI, 8 Ago. (EP/AP) -

El héroe de la independencia Xanana Gusmao prestó hoy juramento como primer ministro de Timor Oriental, un día después de que su designación provocara varios incidentes violentos por parte de los partidarios de la oposición que dejaron al menos seis heridos.

Gusmao, ex presidente de esta antigua colonia portuguesa, prestó juramento en el palacio de Gobierno en Dili, la capital timorense. "Quiero restaurar la confianza del pueblo en el Gobierno y en el imperio de la ley", afirmó. Asimismo, dijo que introducirá "reformas radicales" en el terreno de la seguridad, en referencia al motín militar que el año pasado llevó a una ola de violencia y a la caída del anterior Ejecutivo.

El presidente de Timor Oriental, José Ramos-Horta, ejerció su derecho constitucional y designó como primer ministro a Gusmao el lunes para salir de un atolladero político, ya que ningún partido obtuvo mayoría en las elecciones parlamentarias de junio. El anterior partido gobernante, Fretilin, que fue el más votado pero no consiguió la mayoría de los escaños, calificó la decisión de ilegal y dijo que haría que los tribunales la anulasen.

Ayer, las fuerzas de seguridad lanzaron gases lacrimógenos para dispersar a cientos de jóvenes opositores que intentaban incendiar edificios y arrojaban piedras a la Policía, amenazando la frágil paz que existía desde la caída del Gobierno hace un año.

Además de incidentes en Dili, los peores disturbios tuvieron lugar en Baucau, 130 kilómetros al este, donde los edificios que albergan a ONG internacionales y agencias gubernamentales fueron incendiados, según el inspector de Policía Pedro Belo. Además, un mercado fue saqueado. En Viqueque, otro bastión del Fretilin más al sur, dos casas y un minibús fueron incendiados.

El año pasado, un grupo de soldados se rebelaron desencadenando enfrentamientos con el Ejército regular que degeneraron en una oleada de violencia callejera con asaltos, incendios y saqueos. Más de 35 personas murieron y unas 150.000 se vieron obligadas a huir de sus casas antes de que el Gobierno fuera derrocado y se desplegaran fuerzas de mantenimiento de paz extranjeras.

La ONU, que supervisa la seguridad en Timor desde los sucesos del año pasado, califica el país como "volátil" y "tenso", pero subrayó que la situación está bajo control. Al menos quince vehículos de la ONU resultaron dañados como consecuencia de las piedras lanzadas por los manifestantes.