TPIY.- Las víctimas de Milosevic en Kosovo lamentan que el ex dictador haya muerto sin ser castigado

Actualizado: domingo, 12 marzo 2006 19:02

DJAKOVICA (SERBIA Y MONTENEGRO), 12 Mar. (EP/AP) -

Para los albaneses de Kosovo, Slobodan Milosevic fue la encarnación de la brutalidad y la destrucción que cayó sobre ellos en la década de 1990, durante su campaña para eliminar a los separatistas.

Pero aunque pocos lamentan su muerte, muchos deploran que haya sucedido antes de que el Tribunal Penal para Internacional para la ex Yugoslavia pronunciara su sentencia.

"Ha agotado la sangre de mi familia", dijo entre sollozos Ferdone Qerkezi, de 52 años, que perdió a su esposo y sus cuatro hijos durante la represión de 1998-99 por las fuerzas serbias. "El no pudo sufrir como yo".

El 27 de marzo de 1999, días después de que la OTAN iniciara su bombardeo aéreo contra las fuerzas de Milosevic para tratar de detener la represión, Qerkezi se encontraba con su esposo, hijos y varios parientes y amigos en el sótano de una casa cuando llegó la Policía serbia.

Se llevaron a todos los varones, incluido su hijo menor, Edmond, y fue la última vez que los vio con vida, dijo Qerkezi, llorando al contemplar las fotos de sus seres queridos.

Qerkezi oscila entre el dolor y los accesos de furia al pensar que Milosevic murió en paz, sin ser castigado. "Deberían haberlo arrastrado por las calles de las ciudades y arrojado a un pozo sin fondo para que nadie lo encontrara. Por lo que nos hizo, no hay castigo adecuado en la tierra".

"Aunque haya muerto, deberían sentenciarlo", dijo Qerkezi, con los ojos enrojecidos de llanto y furia. "Su familia no debería verlo ni muerto por 500 años".

Kasim Qerkezi, su cuñado, cuyo hijo de 18 años Vegim también fue secuestrado ese día por la Policía serbia, expresó la misma amargura. "Era como una víbora que se arrastra y escapa", dijo. "Murió sin pagar ni una fracción de lo que nos debía".

Milosevic alcanzó prominencia en Kosovo con un discurso nacionalista serbio en 1989 en Kosovo Polje, cerca de Pristina, donde las fuerzas otomanas derrotaron a un Ejército cristiano comandado por el príncipe serbio Lazar en 1389.

Desde febrero de 2002 era juzgado por 66 cargos de muertes, crímenes contra la humanidad y genocidio en Croacia, Bosnia y Kosovo durante los 90.