Turquía.- España y Turquía defienden la "urgencia" de la Alianza de Civilizaciones y la búsqueda de "valores comunes"

Actualizado: martes, 22 agosto 2006 21:55

El ex primer ministro noruego Bondevik propone que no "duplique" otras acciones de la ONU, sino que actúe como "paraguas" de ellas

SANTANDER, 22 Ago. (EUROPA PRESS) -

Los representantes especiales de España y Turquía para la Alianza de Civilizaciones coincidieron hoy en la "urgencia" y oportunidad de la puesta en marcha de este proyecto y resaltaron asimismo la necesidad de buscar "valores comunes" en el diálogo entre Oriente y Occidente.

Para el representante del presidente del Gobierno de España, Máximo Cajal, la Alianza de Civilizaciones es un proyecto con "perfil propio, naturaleza política y vocación de globalidad" que presenta un "valor añadido" respecto a otras iniciativas ya en marcha y hace un "llamamiento a las voluntades", en contra de los que "practican la intolerancia y la exclusión o alientan el extremismo y el antagonismo".

El panorama actual y crisis como la de las caricaturas de Mahoma, que podrían repetirse por otras cuestiones que los occidentales consideran "banales", pero no así los árabes, ponen a su juicio de manifiesto las dos caras de la Alianza de Civilizaciones, por un lado la "fragilidad y dificultad de la empresa", y por otro la "urgencia" de ponerla en marcha.

Según dijo, la propuesta no es el resultado de un análisis académico, ni de una "súbita inspiración", sino la respuesta política a un "acontecimiento dramático", como fueron los atentados del 11-M en Madrid, una respuesta que llevó también a la retirada de las tropas españolas de Irak al no ser la ONU la garante del proceso de pacificación en la zona.

Cajal recordó estas bases de la iniciativa porque, desde su punto de vista, esta propuesta "ambiciosa e inédita" no puede entenderse bien si se pierden de vista esos antecedentes. La Alianza de Civilizaciones planteada por el Gobierno español y asumida después por las Naciones Unidas supone, en palabras de Cajal, una "opción constante por la legalidad internacional" y responde a los principios que rigen también la política de exteriores española.

El representante del Gobierno español recalcó que hoy en día el enemigo "ya no tiene caras" y "no sirven" los ataques selectivos ni las amenazas represivas porque no le "intimidan" y pueden llegar además a ser "contraproducentes". También rechazó la política estadounidense y criticó la situación de la base de Guantánamo, pero también recalcó que esa actitud estadounidense ha "salpicado a todas las democracias europeas", que se han "ensuciado las manos" con asuntos como los secuestros o los vuelos de la CIA.

Por otro lado, Máximo Cajal se felicitó de la participación de Turquía como co-patrocinador de la Alianza de Civilizaciones junto con España, porque eso da "simetría y credibilidad" al proyecto y a la vez un "simbolismo" al aunar a dos países por los que han pasado distintas culturas en torno al Mediterráneo. Resaltó además las ventajas que supondrá, de materializarse, la adhesión de Turquía a la Unión Europea y advirtió que, de lo contrario, si no se llega a su inclusión será "devastador", no sólo para dicho país, sino por las consecuencias que tendrá para el conjunto del mundo árabe y su visión sobre los países occidentales.

APORTACIÓN TURCA

Cajal hizo estas afirmaciones en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP), donde participó en el curso 'Democracia y diálogo: Occidente y el mundo árabe', organizado por el Club de Madrid, la Fundación para las Relaciones Internacionales y el Diálogo Exterior (FRIDE) y el Gobierno de Cantabria. En su intervención compartió mesa con el representante especial del primer ministro turco para la Alianza de Civilizaciones, Ali Yakital, quien destacó que Turquía "tiene algo que ofrecer" a todos aquellos países que compartan los valores de la Alianza.

A juicio de Yakital, para avanzar en la convivencia se necesita capacidad de diálogo y la Alianza de Civilizaciones representa un intento de instaurar un "diálogo funcional". En su opinión, los mecanismos para el diálogo empleados hasta ahora han sido "inadecuados" y se precisa "construir algo nuevo", basado en la igualdad, el reconocimiento mutuo y un ejercicio de "comprensión", que no de "persuasión". Para ello, dijo que se requiere "apertura mental" y un "esfuerzo sincero".

"Estamos viviendo un momento crítico en nuestra historia y la respuesta la tenemos en nuestras manos", agregó el representante turco, quien consideró que la Alianza de Civilizaciones, no sólo se ha planteado en el "momento adecuado", sino que además es un proyecto "atractivo" en su filosofía.

"PARAGÜAS" DE OTRAS INICIATIVAS

Por su parte, el ex primer ministro noruego y miembro del Club de Madrid Kjell Magne Bondevik alabó también las bondades de la Alianza de Civilizaciones y señaló que debe buscar "valores comunes" pero, dada las ideas coincidentes que presenta respecto a otras iniciativas como los Objetivos del Milenio, abogó por evitar "duplicidades" y por que sea un "paraguas" para otras acciones e iniciativas de las Naciones Unidas. En su opinión, esta Alianza es algo "constructivo, positivo" y se espera "mucho" de ella.

Kjell Magne Bondevik resaltó que el reto en la actualidad es terminar con el terrorismo y los conflictos a través de medio pacíficos y, para conseguirlo, creyó necesario acabar con sus causas, como son la "humillación y la desesperación, alimentadas por situaciones de ocupación e intolerancia". También se requiere afrontar el reto de la diferencia de género, conseguir que la pobreza "pase a la historia" y favorecer la "buena gobernanza, que tiene que ver con la democracia y lo derechos humanos".

La única visión crítica sobre la Alianza de Civilizaciones la expresó el ex primer ministro sudanés Sadig Al-Mahdi, porque cree que el término civilizaciones es un concepto que marca las diferencias y propuso en cambio crear una agenda para poner en marcha una conferencia a favor de la cooperación global.

En respuesta a estas afirmaciones, Máximo Cajal matizó que el nombre de la Alianza es un "marca comercial", que no tiene que ver con una "lucha o reconciliación" de civilizaciones, sino por el contrario, con superar esa "fractura" entre Oriente y Occidente y movilizarse contra el "extremismo" y los que propugnan la "exclusión".