Palestinian clash with Israeli troops
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Actualizado: sábado, 30 marzo 2019 9:41

La zona se ha convertido en una válvula de escape donde Netanyahu y Hamás fortalecen sus posiciones políticas a costa de civiles palestinos

JERUSALÉN, 30 Mar. (EUROPA PRESS) -

Este sábado se cumple el primer aniversario de la Gran Marcha del Retorno, un evento que comenzó según recuerda uno de sus organizadores, Ahmed Abú Artema, como un intento de celebrar "actividades artísticas y culturales en una zona segura" para pedir el retorno de los refugiados palestinos, y que acabó degenerando en uno de los peores ciclos de violencia en Oriente Próximo que se recuerdan desde el fin de las operaciones israelíes a gran escala en la Franja de Gaza.

El último balance de Naciones Unidas ha confirmado que, entre el 30 de marzo de 2018 y el 22 de marzo de 2019, 195 palestinos, incluidos 41 niños, murieron por los disparos efectuados por las fuerzas israelíes en las manifestaciones de la valla de separación entre Gaza e Israel. Otros 28.939 palestinos resultaron heridos, entre ellos un 25 por ciento por disparos israelíes. A ello hay que añadir otras 76 muertes de palestinos en ataques israelíes por aire y tierra.

Por la parte israelí, y de nuevo según cifras verificadas por la ONU, al menos un militar resultó muerto y otros seis fueron heridos durante las protestas, y otro militar falleció y otro medio centenar de israelíes (tres soldados y 47 civiles) resultaron heridos por la acción de grupos terroristas palestinos.

La violencia en la valla de Gaza ha acabado formando parte de la vida política y social de israelíes y palestinos hasta convertirse en una expresión del conflicto en la región a lo largo de doce meses especialmente tumultuosos para los dos extremos del conflicto: el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, investigado por corrupción y en plena campaña electoral, y el movimiento islamista Hamás, enzarzado con el Gobierno palestino en una batalla política por los salarios de los funcionarios y acuciados por las restricciones del Gobierno israelí.

Las protestas, por ejemplo, se volvieron especialmente intensas durante el mes de mayo cuando Estados Unidos, decidió legitimar a Jerusalén como capital de Israel al trasladar allí su Embajada. Esta misma semana, el presidente norteamericano, Donald Trump, acabó reconociendo la soberanía israelí sobre los Altos del Golán, frontera con Siria, ocupados por el Estado hebreo.

El escenario militar también ha cambiado: Netanyahu ha ordenado triplicar la protección de la valla mientras Hamás ha acabado incorporando el uso de "globos incendiarios" a sus escaramuzas casi diarias contra los miitares israelíes, en ataques respondidos por bombardeos esporádicos contra sus posiciones en la Franja, hasta dar forma a un conflicto permanente de baja intensidad que deja varios muertos palestinos por semana, comparable en términos de intercambio de fuego a la Primera Intifada o a la guerra de 2009, según el 'Jerusalem Post'.

DISTORSIÓN DE PRINCIPIOS

Abú Artema, nacido en Rafá en 1984, y considerado uno de los principales organizadores iniciales de la Gran Marcha del Retorno, indica que la intención inicial era la de recordar sin violencia la situación de seis millones de refugiados palestinos descendientes de los expulsados en 1948 con la creación del Estado Israelí para "movilizar a las masas en una lucha pacífica".

"Por desgracia, hemos observado que desde el inicio de las marchas, es Israel quien ha presionado a favor de la violencia, apilando víctimas palestinas. Entendimos por esto que Israel no quiere que los palestinos usen la resistencia no violenta porque la resistencia no violenta dañará la imagen de propaganda que Israel comercializa al mundo", ha indicado.

Tanto los analistas israelíes como los palestinos coinciden en señalar que esta idea, genuinamente pacífica y localista, acabó radicalmente transformada por la intervención de Hamás e Israel en las protestas. Michael Milstein, del Insitituto de Estudios para la Seguridad Nacional, describe una "iniciativa popular e independiente que Hamás absorbió en los primeros días para adaptarla a las necesidades de la organización".

"El conflicto que se ha creado", añade Milstein, "les ha servido para desviar la atención de los problemas que hay en la Franja y para canalizar hacia Israel la frustración popular de hoy en día".

Su estrategia, explica el analista, ha funcionado "a medias". "Las condiciones de vida en la Franja se han aliviado un poco, en particular gracias al apoyo de Qatar para pagar los salarios públicos y duplicar el suministro energético, pero Hamás sigue siendo incapaz de arreglar problemas endémicos, como el desempleo", ha manifestado.

Para el activista palestino, por contra, la incorporación de Hamás era inevitable. "Es importante tener en cuenta que estas facciones son una parte fundamental de la comunidad y no pueden ser ignoradas. Las facciones son parte de la gente y deben participar en todos los aspectos de la resistencia", ha indicado Abú Artema.

"Porque no existen dos sociedades en Gaza, donde una es el pueblo palestino y la otra es Hamás. Hay una sola sociedad cuyos miembros pertenecen a diversas facciones, políticas e ideológicas. Por lo tanto, todas estas facciones están presentes entre la gente, incluida Hamás, que ganó la mayoría en las elecciones de 2006", ha recordado el activista.

No obstante, Abú Artema es de la opinión de que la presencia de Hamás ha compicado mucho las cosas. "Creo que la naturaleza de la marcha había quedado más clara cuando estaba dirigida por la gente normal y activistas juveniles no afiliados a las facciones estándar", ha declarado.

Con todo, Abú Artema ha querido destacar que las protestas tuvieron un origen pacífico, los manifestantes originales iban completamente desarmados y sus demandas eran legítimas; y que, por lo menos a un nivel político, la Gran Marcha del Retorno supuso una transformación del concepto palestino de movilización: uno que ha ido más allá de las élites y de las facciones políticas, hasta alcanzar al conjunto de la sociedad.

LA ONU RUEGA CONTENCIÓN

El coordinador humanitario de la ONU para los Territorios Ocupados Palestinos, Jamie McGoldrick, ha pedido este viernes al Gobierno de Israel y a Hamás que tomen medidas para evitar víctimas durante las protestas de este sábado con motivo del aniversario.

En su comunicado, ha recalcado que "la prioridad ahora es salvar vidas, y todo el mundo debe actuar en esta línea", antes de manifestar que "las fuerzas de seguridad deben garantizar que su respuesta se ajustan a sus obligaciones legales internacionales, utilizando métodos no violentos dentro de lo posible".

"Las autoridades de Hamás deben evitar actos de violencia que pongan en peligro la naturaleza pacífica de las manifestaciones y todos deben garantizar que los niños no son puestos en peligro", ha manifestado.

Así, McGoldrick ha subrayado que "durante el último año ha habido un abrumador número de muertos y heridos en la Franja de Gaza". "Entre los impactos más trágicos ha estado las muertes y heridas sufridas por niños", ha remachado.

Por su parte, el coordinador especial de Naciones Unidas para el Proceso de Paz en Oriente Próximo, Nickolay Mladenov, ha pedido en Twitter que "Israel calibre el uso de la fuerza" y que "Hamás garantice que las protestas son pacíficas".

"Todo el mundo debe garantizar que los niños no son puestos en peligro. Un año de protestas en Gaza ya han dejado a demasiadas personas sufriendo. La situación sigue siendo muy tensa", ha sostenido en su mensaje.

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