ROMA, 1 Oct. (de la corresponsal de EUROPA PRESS, G. Moreno) -
El Papa Benedicto XVI manifestó su deseo de que "se fortalezcan" las relaciones entre católicos y ortodoxos "para responder a las necesidades actuales de Europa y el mundo", tanto desde el punto de vista "religioso" como del "social".
El Papa escribió estas palabras en el mensaje de felicitación que envió ayer al nuevo patriarca de la Iglesia ortodoxa rumana, el metropolita Daniel de Moldova y Bucovina, cuya entronización tuvo lugar ayer en Bucarest. La misiva papal fue dada hoy a conocer por la sala de prensa del Vaticano a través de un comunicado.
"Es siempre más necesario un testimonio común de los cristianos para responder a nuestra vocación y a las urgencias de nuestro tiempo", explicó el Pontífice, subrayando la necesidad de intensificar todavía más el diálogo entre ambas confesiones.
En concreto, Benedicto XVI destacó la conveniencia de abordar "las cuestiones cruciales en nuestras relaciones" y resolver con "paciencia, caridad recíproca y esperanza los temas menos importantes, pero que, a nivel local, todavía siguen obstaculizando la comunión fraterna entre católicos y ortodoxos".
Asimismo, el Papa se comprometió a rezar para que la Iglesia ortodoxa rumana sepa afrontar "con vitalidad renovada" los "desafíos y la reorganización material y espiritual", especialmente "tras las dificultades vividas en el pasado reciente, donde existían numerosas limitaciones a la libertad y en ocasiones persecuciones manifiestas".
En concretó animó al nuevo patriarca a "transmitir a las generaciones jóvenes los valores morales y espirituales fundamentales, para afrontar las diferentes corrientes ideológicas que actualmente atraen a un buen número de nuestros contemporáneos".
A la ceremonia de ayer asistió, en representación del Santo Padre, una delegación encabezada por el cardenal Walter Kasper, presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, que entregó al patriarca el mensaje del Papa además de un cáliz a modo de regalo.
El Patriarca Daniel, de 56 años edad y conocido por su posición ecuménica y deseo de modernizar la institución, era considerado el favorito para suceder al Patriarca Teoctisto, que murió este verano a los 92 años de edad y después de permanecer durante 20 años como jefe de la Iglesia rumana.
Por su parte, el Patriarca Teoctisto también había destacado por su interés en el diálogo ecuménico, que, en el año 1999, le llevó a recibir al Papa Juan Pablo II durante la visita que el Pontífice realizó a Rumanía, la primera que hacía a un país de religión ortodoxa.
