Una amplia mayoría de los canarios sitúa a la inmigración como el primer problema de su isla

Actualizado: sábado, 7 abril 2007 14:00

Las Palmas de Gran Canaria, 07 Abr.

Una amplia mayoría de los canarios, 43 por ciento, sitúa a la inmigración como el primer problema de su isla, al tiempo que destacan en diferentes porcentajes su vinculación directa sobre el aumento de la delincuencia y minimizan su impacto sobre la economía, según revela la síntesis de la encuesta de febrero de 2007 sobre la 'Actitud de los canarios ante la inmigración y la integración de los inmigrantes' que fue encargada por la Viceconsejería de Asuntos Sociales e Inmigración del Gobierno regional y la Secretaría de Estado de Inmigración y Emigración de la Administración central.

La citada encuesta fue realizada por la empresa Técnicos en Socioanálisis, S.L., entre el 18 de octubre y el 18 de noviembre de 2006 y para su elaboración se hicieron unas 1.614 entrevistas entre las siete islas con un margen de error del 2,5 por ciento.

La encuesta apunta que "una amplia mayoría sitúa a la inmigración como el primer problema de su isla (43%), aunque cuando descendemos a los problemas propios (personales y/o del hogar) disminuye su significación. De hecho la inmigración 'ni le beneficia ni le perjudica personalmente' a los encuestados en la mayoría de los casos (66%)".

Agrega que "aunque este es el discurso general, la dimensión real de la inmigración como problema se desvela al abordar cuestiones más concretas", ya que sobresale "su vinculación con el aumento de la delincuencia (72%) y con la sensación de inseguridad. En este sentido, aunque la 'inseguridad ciudadana' solo fue citada como 'problema' por un 2.2% de los encuestados, la sensación de inseguridad ha aumentado en la isla en los últimos tiempos y esa inseguridad se vincula directamente con el aumento de los inmigrantes (78.9%)".

Los encuestados apuntan también "su efecto perjudicial sobre el mercado laboral; aunque ocho de cada diez piensa que ocupan trabajos que los canarios no quieren, también se considera que, al aceptar sueldos más bajos, hacen que los salarios bajen y que le quitan los puestos de trabajo a los canarios (63 y 48% en cada caso)".

Además, se cree que los inmigrantes "han causado un deterioro en la calidad en los servicios públicos (sobre todo en sanidad y los servicios sociales, 57 y 51%, respectivamente). En este sentido, no olvidemos que el 'problema' más citado después de la inmigración es precisamente la sanidad (8.3%)".

Algo menos de apoyo recibe la idea de que "el aumento de la inmigración producirá problemas de convivencia en su barrio (47%)", y sobre "los efectos 'positivos' de la inmigración, por ejemplo sobre la economía, son minimizados: aunque mayoría, sólo un 42% de la población considera que la inmigración resulte beneficiosa para la economía de Canarias. No obstante, hay que señalar que este porcentaje ha aumentado de manera importante desde 2004, cuando sólo un 22.3% estaba de acuerdo".

Los inmigrantes que "más se 'ven' son precisamente los que provienen de países más 'pobres'. Así, los encuestados identifican espontáneamente a los inmigrantes con los latinoamericanos (44%9), africanos, magrebíes y negros/subsaharianos (28, 22 y 16%, respectivamente). También aparece por primera vez la respuesta 'cayucos, pateras' (6%). Los siguientes grupos mencionados serían los europeos del Este y ciudadanos Comunitarios (6 y 5.9%)".

Esa misma preeminencia de "la imagen 'inmigrante económico' es la que hace que muchos consideren que los inmigrantes viven 'peor que los canarios' (35%). Por otro lado, un 88% de los encuestados opina que el número de inmigrantes en situación irregular en su isla es alto, aunque ese porcentaje va decayendo cuando se pregunta por su municipio y su barrio (50 y 23%). Este resultado sin duda se corresponde con la opinión que las leyes de extranjería son muy tolerantes (65%), aunque un 8% reconoce que no tiene conocimiento alguno sobre ellas. Buena parte de los encuestados es más partidario de regularizarlos que de devolverlos a sus países (60% apoyan lo primero y la mitad la segunda de las opciones)".

Preguntados sobre cómo se debería gestionar la llegada de pateras y cayucos, "la mayoría sería hoy partidaria de 'evitar que entren en la isla' (39%), frente a los que consideran que deberíamos 'acogerlos y ayudarlos' o bien 'permitir sólo la entrada en casos justificados' (30 y 26.9%, respectivamente). La actitud más 'dura' se habría incrementado notablemente desde el 2000, del 16.7 de aquel año al 39 por cien actual".

Otra indicación del 'efecto patera' sobre la percepción de la inmigración en Canarias se deduce al preguntar por la 'intención de los inmigrantes', pues "un 26% cree que lo que pretenden es 'trasladarse al continente'. Esta visión de las islas como 'lugar de paso', como etapa intermedia antes de alcanzar el destino deseado, adquiere su verdadero sentido cuando se parte de la imagen del inmigrante africano, del que llega en pateras y cayucos, y no respecto al latinoamericano".

Sólo "un 38% opina que los inmigrantes han venido a quedarse (frente al 51% de una encuesta del CIS en 2004), mientras que el resto consideran que pretenden 'ahorrar y regresar' o marcharse a otros destinos en Europa (27.7 y 26.2%, respectivamente). Así pues, la mayor parte de la población no percibe la creciente diversidad como un cambio profundo y duradero".

Los canarios "no parecen tener mayor problema en tener a inmigrantes como compañeros de trabajo, compañeros de clase de sus hijos, como vecinos e incluso como parientes. Sin embargo, a un 10% les molestaría mucho o bastante tenerlos como vecinos y a un 15% que se casaran con un hijo o hija suya. Por otro lado, se delimita una diferente distancia social respecto a diversos grupos: aquellos que afirman que les molestaría (mucho o bastante) cualquiera de las situaciones de convivencia anteriores, señalan siempre a los magrebíes en primer lugar (marroquíes, árabes, argelinos, etc.), seguidos a cierta distancia por los latinoamericanos y otros africanos (África negra o bien africanos en general). En el extremo contrario se situarían los europeos de la UE y, quizá paradójicamente, los saharauis".

Esta respuesta "concuerda en cierta medida con la escala de 'simpatía' de la población general, resultado de valorar a las personas de diversas procedencias de 0 a 10: nacionales de la UE y latinoamericanos destacan sobre el resto (6.3 y 6 de 'nota media'), seguidos de saharauis y de África negra (5.6), cerrando la tabla de los 'aprobados' los indios y asiáticos. Sólo 'suspenderían' los magrebíes y europeos del este (4.3), que despiertan poca simpatía entre los isleños".