Una invasión de mosca blanca llena las zonas verdes de Mogán de un jugo pringoso que preocupa al sector turístico

Actualizado: domingo, 16 diciembre 2007 20:59


San Bartolomé de Tirajana, 16 Dic. (EP/IP) -

Los parques y jardines de Mogán llevan años soportando el ataque silencioso de la mosca blanca, una plaga que se ha cebado con las palmeras y los árboles plantados en la costa de las principales localidades del municipio, sobre todo Puerto Rico, en donde los empresarios están preocupados por el avance incontrolado del insecto.

Sus efectos no son mortíferos para la especie vegetal afectada, aunque el bicho se alimenta de la savia de la planta hasta dejarla mustia. Sin embargo, el problema que tienen en Mogán es principalmente de imagen turística, porque esta especie de mosca diminuta segrega un líquido azucarado que mancha todo lo que se encuentra en los alrededores del ejemplar infectado.

Esto sucede en las palmeras y los árboles que están plantados en los alrededores de la playa de Puerto Rico, aunque también en la zona alta de la urbanización, en donde es frecuente ver la poca vegetación existente con las hojas amarillas y secas, que es el síntoma previo a la excreción de la melaza. Esta sustancia impregna las hojas y deja los parques en mal estado, sucios y pegajosos a ojos de los turistas.

El Ayuntamiento de Mogán no ha podido hasta el momento controlar el avance de la plaga, que tiene una incidencia mundial y también afecta a otros municipios isleños, principalmente costeros. Y es que las condiciones climatológicas del Sur son idóneas para la proliferación del insecto, ya que la humedad y las altas temperaturas mantienen su ciclo reproductivo activo durante todo el año.

"Tenemos un problema gordo", reconoce Ángel Álamo, que es el responsable de la empresa encargada de gestionar las zonas verdes y de combatir la invasión de melaza que sufren los espacios públicos del municipio. Hasta ahora las fumigaciones con productos biológicos no han dado resultado, y la situación ha encendido todas las alarmas en el sector porque condiciona la imagen turística de Mogán, además de perturbar la calidad de vida de los visitantes y residentes. "Esto mancha todo lo que coge por delante", se quejan los directores de varios complejos.