Trib.-(Amp.) El acusado de disparar con una escopeta artesanal a su mujer en Gran Canaria asegura que fue un "accidente"

Actualizado: martes, 10 junio 2008 21:13

LAS PALMAS DE GRAN CANARIA, 10 Jun. (EUROPA PRESS) -

El hombre acusado de disparar con una escopeta artesanal a su mujer en la nalga derecha el día 17 de octubre de 2006 en su vivienda en Fataga, en San Bartolomé de Tirajana (Gran Canaria), aseguró hoy durante el juicio que fue un "accidente" cuando estaba "iniciando la soldadura del arma en la cocina y ella pasó por delante y desvió el cañón".

Durante el juicio celebrado en la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Las Palmas, la Fiscalía pidió que se imponga una pena de 13 años de cárcel para J.S.C., de 51 años de edad y con antecedentes penales no computables a efectos de reincidencia, acusado de un presunto delito de homicidio en grado de tentativa y otro de tenencia de armas prohibidas. Por su parte, la defensa consideró que se trata de un presunto delito de lesiones imprudentes y otro de tenencia ilícita de armas.

El fiscal sostiene que el citado día el procesado se hallaba entre las 10.37 y las 11.00 horas "sentado en una silla de la cocina del domicilio fabricando un arma de fabricación artesanal, prohibida, de especial potencialidad lesiva, y por ende, peligrosa para la seguridad ciudadana".

El acusado negó en su declaración haber amenazado de muerte o maltratado a su mujer, a quien conoció a través de una agencia matrimonial cuando él tenía 29 años; mientras que la víctima afirmó que tenía la intención de divorciarse de su marido, quien, según ella, cuando la llevaba al centro de salud le pedía que declarara ante la Policía Nacional que "se había caído encima del cartucho".

"Mi mujer no tiene duda de lo que ocurrió lo que pasa es que quiere cobrar la máxima indemnización posible porque tiene su cuerpo bastante estropeado", manifestó el acusado, que comentó que eran un "matrimonio bien avenido, serios, responsables y religiosos", no en vano indicó que les eligieron en la citada agencia por tener "caracteres similares y sin vicios".

J.S.C. añadió que su esposa "jamás" le había dicho que quisiera divorciarse, al tiempo que resaltó que su mujer es su "seguridad", ya que todas sus propiedades, entre las que figuran casas y fincas, estaban a nombre de ella. "Si mi mujer se separa de mí cómo le voy a dar un tiro si todos mis bienes están a su nombre", apostilló.

"Habitualmente no teníamos discusiones fuertes", añadió el acusado, que subrayó que expresiones como "te voy a matar" no forman parte de su vocabulario. "En 20 años casados creo que nunca he usado este tipo de expresiones", redundó.

En cuanto a la jornada de los hechos, comentó que ese día su esposa había decidido hablarle "exactamente lo imprescindible". Explicó que él llevaba un año y medio en el paro y durante ese tiempo se dedicó a restaurar vehículos antiguos y "crear un arma en secreto para después patentarla". Mencionó que pretendía que fuera un arma corta con diversos calibres y telescópica y que "se pudiera llevar en un maletín".

SE AFICIONÓ A LAS ARMAS EN LA LEGIÓN.

El acusado comentó que se aficionó a las armas durante su servicio en la legión, de donde salió con 19 años de edad "un poco chulo", pero señaló que tuvo "diez años" para reeducarse.

Agregó que el día que ocurrieron los hechos estaba fabricando la escopeta con la máscara de soldar puesta, no oyó que su mujer entraba en la cocina y ella pasó por delante del arma de fuego. "No sé qué fue lo que ocurrió, pero se me disparó", planteó J.S.C., que añadió que ayudó a su esposa a sentarse en el suelo y, a continuación, la llevó en su vehículo al centro de salud cercano.

"Mi mujer no estaba de acuerdo con la fabricación del arma porque decía que sólo era para matar y le dije que las ratas nos iban a comer", resaltó el procesado, que aseguró que su mujer le comentó que "iba a decir que se sentó encima del cartucho y le explotó en la nalga para evitar" que él fuera a prisión.

LA VÍCTIMA DICE QUE LA LLAMABA "PARÁSITO".

Por su parte, la víctima, que declaró como testigo, denunció que su marido la llamaba "parásito y cosas despectivas", así como le amenazaba con matarla. Incidió en que tenía miedo y reiteró que además de trabajar por su cuenta tenía dinero de su familia.

Cuestionada sobre la hora en que ocurrieron los hechos, explicó que sucedieron sobre las 09.30 horas y su marido no le llevó al centro sanitario hasta las once de la mañana. "Los minutos cuando uno se está muriendo son muy largos", recalcó la mujer, que dijo desconocer que él estaba fabricando un arma. Así, insistió en que no ha visto "jamás armas ni cartuchos" en su vivienda.

Confesó que dijo a la Policía que estaba sentada en el cartucho "por el miedo" que le tiene y declaró que tres meses antes de lo sucedido habló con su marido de separarse y desde entonces no se hablaban y "cada uno iba a sus cosas".

De otro lado, el hijo mayor de la pareja aseguró que su padre era "agresivo" y antes del disparo no había "casi ninguna relación" entre sus padres. Confesó que ha estado presente en "algunas discusiones" en las que su padre le decía a ella "te voy a matar" y le decía "estúpida y de todo, incluso en público". Sostuvo que su progenitor no dejaba que su madre tuviera relaciones con su familia, ni que trabajara ni que condujera y que ella tenía "bastante miedo" de él, por lo que quería el divorcio.

Una vecina que compareció en calidad de testigo explicó que al encontrarse con el matrimonio en el centro de salud el día del disparo vio que el acusado decía a su esposa que "no dijera nada de lo que pasó porque si no le mandaban" para la cárcel y "él estaba planeando" lo que iban a decir a la Policía.

SU VIDA CORRÍA PELIGRO.

A consecuencia de los hechos, la mujer fue diagnosticada inicialmente con "herida de perdigón en una nalga" y fue trasladada inmediatamente en helicóptero hasta el Hospital Insular de Las Palmas de Gran Canaria.

Las lesiones recibidas revistieron "tal intensidad y afectación de órganos y sistemas vitales" por la naturaleza de las mismas y su mecanismo de producción que "podrían haberle causado la muerte si no hubiese habido intervención médica", manifestó uno de los peritos que declaró en el juicio y confirmó que "de no haberse producido la acción de los facultativos la mujer hubiera muerto". Asimismo, según las psicólogas forenses, tras un trastorno grave sufrido por la mujer ésta "puede olvidar determinados recuerdos o los recuerda mal".

Los policías que realizaron el informe de balística manifestaron que "bajo ningún concepto un arma se puede disparar sin ser activada". Además, ésta "debía estar bien sujeta" por lo que, según el fiscal, "se descarta la posibilidad de imprudencia o accidente".

Por todo ello, al término del juicio que quedó visto para sentencia, la acusación pública solicitó para J.S.C. 10 años de cárcel por un presunto delito de homicidio en grado de tentativa y tres años de prisión un delito de tenencia de armas prohibidas, así como se condene al acusado a la privación del derecho a la tenencia y porte de armas durante cuatro años. Además, la Fiscalía interesa que se imponga al procesado la prohibición de acudir al lugar de trabajo o domicilio de la víctima, así como aproximarse a ella en distancia inferior a 900 metros o comunicarse con ella durante diez años.

Además de estas penas, establece que el procesado deberá indemnizar a su entonces mujer en la cantidad que se determine en ejecución de sentencia por las lesiones sufridas y las secuelas padecidas. La acusación particular pidió 14 años y once meses de prisión por un presunto delito de asesinato frustrado, más tres años por un presunto delito de tenencia de armas. Por su parte, la defensa consideró que los hechos son constitutivos de un presunto delito de lesiones imprudentes y de tenencia ilícita de armas, en los que concurren las atenuantes de alteración psíquica que sufría su cliente, quien, además, confesó los hechos ante la Policía e intentó disminuir los daños causados.