Trib.- Audiencia de Las Palmas continúa hoy el juicio contra un acusado de maltratar a su mujer y obligarla a mendigar

Actualizado: miércoles, 28 enero 2009 9:13

Fiscalía pide 7 años y seis meses de cárcel para E.P.A. y el abogado de la defensa solicita la libre absolución

LAS PALMAS DE GRAN CANARIA, 28 Ene. (EUROPA PRESS) -

La Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Las Palmas continuará hoy (09.30 horas) el juicio contra un hombre acusado presuntamente de maltratar de forma habitual a su mujer en Gran Canaria "con cualquier excusa" al menos desde 1998.

El pasado 14 de enero el procesado negó durante el juicio que la obligara a ejercer la mendicidad y atribuyó sus lesiones a caídas porque ella sufría de "muchas bajadas de tensión por la falta de alimentos".

Durante el juicio, la Fiscalía ha solicitado imponer una pena de siete años y seis meses de cárcel para E.P.A., de 78 años de edad y sin antecedentes penales, por un presunto delito de malos tratos habituales y otro de lesiones; mientras que el abogado de la defensa, Mario Lisea, pide la libre absolución.

"Ella estaba casi todos los días ebria y por eso venían las discusiones", afirmó el acusado por videoconferencia desde los juzgados de Pontevedra (Galicia), al tiempo que admitió que él también bebía "como todos los hombres". Confesó que en una ocasión le tiró a ella "un plato en la cabeza" porque le "tenía frito de no comer y se caía a cada momento por las bajadas de tensión que le daban".

Además, negó que el 30 de diciembre de 2002 obligara a su mujer a "introducir el pie derecho en un recipiente con agua hirviendo y mantenérselo dentro a la fuerza, pese a los gritos de dolor" de ella, tal como planteó la fiscal, lo que le causó a la víctima quemaduras de primer y segundo grado hasta la región maleolar con pérdida de epidermis. Explicó que ella se había caído y el médico le recomendó que introdujera el pie en "agua caliente con sal y vinagre", pero él cometió la "imprudencia" de no comprobar la temperatura del agua.

La víctima falleció en Pontevedra el 4 de diciembre de 2004 por una parada cardiorrespiratoria tras una enfermedad pulmonar común, según la Fiscalía, mientras que el acusado declaró que su pareja murió "por una deficiencia física porque no tenía reservas biológicas".

Indicó que ambos estaban unidos desde 1998 por un certificado de convivencia del Ayuntamiento de la capital grancanaria y vivían en el barrio de La Isleta. Comentó que él cobraba una pensión no contributiva y le arregló también una pensión a ella. Asimismo, señaló que "como ella no sabía hacer nada en casa", sino que él "lavaba, planchaba y realizaba todas las tareas del hogar", ella compró una silla plegable para ponerse en la puerta de un edificio a "pedir limosna".

En este sentido, negó que la obligara a mendigar y dijo que ella ganaba unos 300 euros a través de la indigencia, que les ayudaba a "pagar el apartamento, hacer la compra y vestirse".

DESVANECIMIENTOS

"Ni delante ni detrás de personas le he pegado a esa mujer, ni le he insultado. Todo el barrio sabía que era una sucia y una borracha y oían que ella en casa se metía la comida y los medicamentos que les mandaban los médicos en el bolsillo y la tiraba por el váter", aseveró E.P.A.

Cuestionado por el Ministerio Público sobre moretones en la cara de su mujer, contestó que a ella le daban "muchas bajadas de tensión" y sufrió una de ellas en el baño y se desmayó y le produjo esas lesiones. Ante estos hechos, indicó que un policía le advirtió de que la mujer le iba a "buscar la ruina" y le "iba a denunciar".

Insistió en que él estaba "en contra de que ella no comiera". Igualmente, contestó en diversas ocasiones que las fracturas en miembros superiores e inferiores que ella presentaba eran debido a caídas fortuitas en la calle o en casa debido a sus desvanecimientos.

"NO ES MI ESTILO" FORZAR A UNA MUJER A MANTENER RELACIONES SEXUALES

Además, aseguró que cuando él quería irse del domicilio ella "se ponía de rodillas" y le pedía que no la abandonara. Añadió que él "nunca" ha forzado "a ninguna mujer a mantener relaciones sexuales". "No es mi estilo. Tengo una educación muy buena, estudié en la universidad y eso me prohíbe a mí moralmente y socialmente forzar a una mujer", argumentó.

Por su parte, una de las testigos que trabajaba en el bloque de viviendas donde residía la pareja manifestó que el acusado "se llevaba mal con todo el mundo porque era una persona muy autoritaria y muy conflictiva".

Agregó que veía a la víctima "a cada momento con un ojo o el cachete morado" y opinó que ella "le tenía miedo a él", algo en lo que coincidieron otros testigos, que también reconocieron que no vieron "ninguna agresión", pero sí oyeron "insultos, discusiones y golpes".

Una testigo que trabajaba como voluntaria en Cáritas aseguró que conocía a la víctima porque "iba a la parroquia a pedir ayuda" y ejercía la mendicidad, al tiempo que insistió en que la mujer decía que sus lesiones eran porque "se caía", pero ella considera que su relato "no era creíble" e "intuía que los golpes eran porque él le pegaba".

AMENAZAS "A LA HORA DE COMER"

Otro vecino y propietario de un bar cercano señaló que la relación con el acusado era mala y destacó que "las amenazas" hacia la víctima sucedían "siempre a la hora de comer, cuando él le gritaba "Rosa come, Rosa que comas"".

Otra de las testigos indicó que el acusado le "decía de todo" a su pareja "casi a diario", mientras que "a ella se le oía un poquito menos porque le tenía miedo". Añadió que cuando la mujer tenía "los ojos negros" le confesaba que la culpa la tenía E.P.A..

Una agente de la Policía Nacional que investigó los supuestos malos tratos dijo que "había vecinos reacios a declarar por miedo porque el denunciado era una persona violenta". Del mismo modo, detectó una "dependencia emocional muy grande hacia él, negaba maltrato físico o verbal y dijo que ejercía la mendicidad voluntariamente". No obstante, al entender de la policía la mujer "no era conciente de su situación de riesgo".

La Sala acordó aplazar el juicio ante la ausencia de un médico forense y de dos testigos, uno de ellos una mujer que vivió durante un tiempo con la víctima y el presunto agresor y que declaró que E.P.A. le propinaba "continuamente bofetadas y puñetazos" a su pareja.

El Ministerio Público considera que se debe imponer a E.P.A. la pena de tres años de prisión por un presunto delito de malos tratos habituales y cuatro años y seis meses de cárcel por un supuesto delito de lesiones. La defensa solicita la libre absolución.