LOGROÑO, 13 Feb. (EUROPA PRESS) -
El general de División y comandante de la Fuerza Provisional de la Organización de la Naciones Unidas (ONU) en Líbano hasta enero, Alberto Asarta, ha afirmado esta tarde que ya "no hay hostilidad" en el país, pero tampoco "avances políticos" hacia una solución definitiva. En su opinión, es necesario que los dirigentes políticos libaneses e israelíes "se sienten a dialogar" para alcanzar un "cese definitivo" del conflicto.
Asarta ha hecho estas declaraciones en una rueda de prensa horas antes de participar en el 'III Diálogo sobre Seguridad y Defensa de la Universidad de La Rioja' (UR), que tendrá lugar a las 20,00 horas en las bodegas 'Corral' de Navarrete.
"Les dije" al secretario general de la ONU Ban Ki-moon y al primer ministro de Líbano Najib Mikati que el cese de hostilidades, que es lo fundamental, ya está logrado", ha revelado Asarta.
Es más, existe un 'tripartito', compuesto por las fuerzas extranjeras, los israelíes y los libaneses, en el que mensualmente se discuten "temas operativos para mantener la estabilidad". Así, "si nosotros [los militares] somos capaces de sentarnos, ¿por qué a nivel político no pueden sentarse y empezar a hablar de un cese definitivo?", se ha preguntado el general.
En su opinión, no hay visos de que este acercamiento político vaya a producirse. Sin embargo, sólo cuando esto suceda "podrán hablar de fronteras, reparto de recursos..." para empezar a comportarse "como buenos vecinos". Desgraciadamente, "Líbano es como una carreta" y cada uno de sus caballos "tira en una dirección distinta".
A pesar de todo, Asarta ha insistido en que la situación de Líbano está "tranquila", sobre todo "viendo lo que pasa alrededor". Según su experiencia sobre el terreno, la situación está especialmente controlada en la zona sur del país donde está presente la Fuerza Provisional de la ONU en el Líbano (UNIFIL en sus siglas en ingles). Lo que pasa "es que no salimos en los medios cuando hacemos las cosas bien" y sí "cuando hay incidentes".
En la campaña de Líbano, el general español dirigió entre 10.000 y 12.000 actividades operativas mensualmente; entre 12.000 y 15.000 soldados de diferentes países según la operación; una flota naval; y a 1.000 trabajadores de la ONU.
