Experta aconseja aprovechar las actividades del día a día para que los alumnos sigan aprendiendo y motivándose en verano

Niños jugando
Niños jugando - ISTOCK - Archivo
Actualizado: lunes, 10 agosto 2020 14:28

   Considera que es más importante ayudar a los más pequeños "a que quieran aprender" y "no solo aprobar"

   LOGROÑO, 28 Jul. (EUROPA PRESS) -

   El aprendizaje no está reñido con la diversión. Y mucho menos en verano cuando los más pequeños abandonan las aulas y están más relajados. En esos meses deben seguir adquiriendo conocimientos y para ello es fundamental despertar su curiosidad, conocer sus intereses y descubrirles aspectos nuevos que les emocionen y les motiven para conseguir pasar un verano divertido y lleno de conocimientos.

   Algo que se puede hacer de forma "muy sencilla" como ha explicado a Europa Press la profesora de la UNIR, Natalia Serrano, y que parte de la base de que "el aprendizaje se produce en todo momento, no solo en el centro educativo, aprendemos durante toda nuestra vida y en todos los ambientes". Por eso "se trata de aprovechar cada momento" para que el niño "siga aprendiendo" y hacerlo, además, "de forma divertida".

   Con ello, ha explicado, cada lugar puede ser un escenario perfecto para el aprendizaje. Por ejemplo, "cuando vas a un supermercado con los más pequeños, ellos pueden hacer la lista de la compra con vosotros, así ya están escribiendo y, también, a la hora de pagar, ellos pueden contar las monedas y pensar en el cambio". Lo mismo que ocurre en esa actividad cotidiana se puede extrapolar a cualquier situación... "lo importante es fomentar el interés y motivarles en cada momento para seguir repasando y adquiriendo conocimientos".

   Debemos ser capaces de proponerles cosas que les interesen y que les produzcan curiosidad porque así el aprendizaje será funcional. "Hay que huir del conocimiento memorístico porque ese es el que se olvida". En este punto, ha indicado, hay que evitar "en la medida de lo posible" aquellos cuadernillos de repaso o fichas repetitivas que hacen que el niño tenga que estar sentado en una silla, muchas veces lo hacen desganados y eso no es productivo".

   Se trata de utilizar entornos habituales para todos y ofrecer otra mirada. Por ejemplo, "en una playa se pueden hacer miles de cosas o una cocina es un gran laboratorio para un niño. Hay que motivar porque la curiosidad es el motor del aprendizaje y les da autonomía. Tampoco pasa nada si se equivocan... hay que aprovechar las acciones cotidianas y darles otro punto de vista. Si un niño te ve leer, seguro que quiere imitarte, jugar con unos legos, por ejemplo, también es algo muy productivo, o incluso el típico juego de ver matrículas y memorizarlas... fomentar este tipo de actividades hará que el niño aprenda casi sin darse cuenta".

   Debemos ofrecerles actividades que emocionen. "Los niños ahora están descansando, en septiembre volverán a los colegios y ahora lo más importante es que conecten con ellos mismos, que piensen, que sean activos, imaginativos, creativos...".

JUGAR, "UNA GRAN METODOLOGÍA"

   "Parece que los niños siempre tienen que estar haciendo algo, haciendo deberes, repasando... pero lo cierto es que los niños tienen que ser niños ahora. Tienen que hacer cosas de niños y jugar es una gran metodología, de las mejores que existe porque ofrece muchos beneficios pero también tienen que aprender a aburrirse, no pasa nada, porque así piensan y eso es muy positivo. Jugar con amigos ayuda a gestionar conflictos, a mejorar la comunicación, la escucha activa, la paciencia, aprendes a respetar el turno... todo ello genera unos beneficios muy importantes".

   Para la profesora del Máster en Formación del Profesorado de ESO y Bachillerato, Formación Profesional y Enseñanza de Idiomas de la UNIR, "está claro que tenemos que preparar a un niño para el futuro, pero no hay que olvidar el presente. El futuro nadie sabe cómo va a ser, hoy en día, todo el mundo habla de la 'titulitis' pero lo cierto es que una empresa busca algo distinto, a alguien que sea creativo, innovador, y por tanto hay que promover no tanto el concepto sino la creatividad, el pensamiento crítico y el enseñar a colaborar porque vivimos en una sociedad y trabajamos en equipo".

   "Si les damos todo hecho o todas las respuestas no memorizan, y eso es negativo. Con este tipo de actividades, además de pasar más tiempo con los más pequeños, se promueven muchos conceptos diferentes". Además, ha reconocido, "la escuela no tiene que promover el rendimiento académico sino el aprendizaje, hay que motivar a que ellos quieran aprender, no a aprobar".

   "Hay que promover el compañerismo, la colaboración, la empatía... y, además de la escuela, la familia también tiene que ayudar porque hoy no todo está en los libros", ha aseverado.

   Además, ha recalcado, cada niño es diferente, y por tanto, "con un examen no se puede medir a todos los alumnos por igual, hay que ir hacia la educación personalizada".

   A veces -ha finalizado- "parece que lo más sencillo es sentar a un niño delante de una mesa hasta que haga los deberes porque parece que es la vía rápida, pero eso genera tensiones porque, normalmente, los niños no quieren hacerlos y también crea frustraciones".