Cientos de fieles entran en la Iglesia de Jesús de Medinaceli tras varios días de espera a la intemperie

Actualizado: viernes, 5 marzo 2010 10:35

MADRID, 5 Mar. (EUROPA PRESS) -

Tras varios días haciendo cola a la intemperie, los cientos de fieles que aguardaban a la puerta de la Iglesia de Jesús de Medinaceli, en Madrid, pudieron comenzar a entrar en el templo para hacerle sus plegarias y como es habitual en el rito, besarle los pies a la figura del Cristo que hay allí expuesta.

La primera de la cola llevaba nada más y nada menos que doce días en la esperando para poder entrar "a besar al Cristo", ella que se llama Manoli, junto a otras dos amigas, llevan siendo las primeras de la cola durante varios años seguidos.

En declaraciones a Europa Press, Manoli explicó que llevaba haciendo fila "desde el martes veintitrés de febrero a las once de la noche". "No me he movido para nada, sólo un día porque tenía que ir al médico" "Esta noche entro, beso al Cristo, oigo misa y me voy a mi casa a descansar", apuntó.

"Tengo setenta y dos años y desde hace varios soy la primera en la cola para entrar a la iglesia" yo lo que le pido es "que me de salud para poder venir al año que viene y también le voy a pedir por la gente que está en el paro", sentenció Manoli.

Isabel y sus hermanas llevaban "casi diez días bajo la lluvia y pasando frío" para pedirle a Jesús de Medinaceli que les de "salud y suerte". "Nos hemos estado turnando entre mis hermanas y yo y unas amigas con las que venimos todos los años". "Las noches han sido frías, nos ha llovido y muchas veces hemos tenido que meternos en los bares o en algún coche para que no nos quitaran la vez", afirmó.

Y como es habitual en estas fechas también llegaban fieles desde otro lugares de España, como era el caso de Mariana, la cual venía desde Jaén "para pedirle a Jesús que de salud" y tras ello, volverán a "coger un autobús que vuelva al pueblo ésta misma noche".

Tras varios días de espera y sin que faltaran las riñas por colarse en la fila e incluso la sospecha de que se estaban vendiendo números para guardar la vez, los fieles pudieron por fin entrar a ver al Cristo de Medinaceli y hacerles sus peticiones.