El poblado estará totalmente desmantelado en el primer trimestre de 2010 y las 121 familias, realojadas si cumplen con los requisitos
MADRID, 25 Jun. (EUROPA PRESS) -
El Servicio de Disciplina Urbanística del Ayuntamiento de Madrid comenzó hoy el desmantelamiento del poblado de Las Mimbreras con el desalojo y demolición de diez de sus construcciones ilegales, dentro del convenio suscrito con la Comunidad de Madrid para la erradicación del chabolismo, en un proceso que terminará completamente en el primer trimestre de 2010, informó hoy el Gobierno local.
Así, un dispositivo del Samur Social y de los Servicios Sociales de la Empresa Municipal de Vivienda y Suelo (EMVS) acudió hoy al poblado, situado en el distrito de Latina, a la altura del aeródromo de Cuatro Vientos y junto a la M-40, para asistir al equipo de demoliciones, que contaba con la preceptiva autorización judicial.
Las Mimbreras es un núcleo de tipología especial en el que viven 121 familias en dos tipos de construcciones. El primero es un conjunto de viviendas unifamiliares de dos alturas en régimen de alquiler que pertenecían al extinto Consorcio para el Realojamiento de la Población Marginada --actualmente dependen de la EMVS-- y que terminará de desmantelarse a final de año. En esta zona se han derribado ya 52 viviendas y se ha realojado a 29 familias.
En segundo lugar, hay un poblado chabolista de 187 construcciones ilegales, todas con su expediente de derribo, y cuyo desmantelamiento comenzó hoy con los diez desalojos. De todas estas personas, los que cumplan con los requisitos establecidos en el convenio, por el Instituto de Realojamiento e Integración Social (IRIS) de la Comunidad de Madrid.
Además, tras el realojo la EMVS y el IRIS realizarán un seguimiento de las familias con cursos de formación específicos, orientados a facilitar su integración social y vecinal en las nuevas viviendas.
ACABAR CON LOS POBLADOS
En el marco del convenio Comunidad-Ayuntamiento se incluyen, además de Las Mimbreras, los poblados de Santa Catalina, en Puente de Vallecas; El Ventorro, en Villaverde; y El Cañaveral, en Vicálvaro, este último desmantelado totalmente a principios de junio.
Las actuaciones contempladas en estos cuatro núcleos cuentan con un presupuesto de 109,78 millones de euros, aportados al 50 por ciento por la Comunidad y el Ayuntamiento de Madrid, a través del IRIS y de la EMVS, respectivamente, por lo que cada una de las administraciones contribuye con 54,89 millones de euros.
El objetivo final es erradicar el chabolismo en la ciudad antes de 2011 mediante un programa específico que se inició en 2003. El compromiso del Gobierno municipal en este periodo incluye el derribo de 1.576 infraviviendas, de las que al día de hoy se han realizado 1.458 (92,5 por ciento). Hasta el momento, se han desmantelado nueve núcleos chabolistas, estando pendientes los de Santa Catalina, El Ventorro, Puerta de Hierro y Mimbreras, cuya ejecución se ha iniciado hoy.
Además, con este Plan se pretende favorecer la integración social de las personas y de los grupos más desfavorecidos y vulnerables, para lo que se viene haciendo un importante esfuerzo que incluye el desmantelamiento de los núcleos chabolistas y de infravivienda y el realojo de sus habitantes, facilitando su posterior integración.
En este sentido, el Ayuntamiento de Madrid considera que las situaciones de exclusión no finalizan por el mero hecho de disponer de una vivienda digna, que es una condición necesaria pero no suficiente, si de manera simultánea no se articulan mecanismos en el ámbito de la educación, el empleo, la salud, la cultura o las costumbres que eviten la perpetuación de la marginalidad.
Partiendo de este criterio, el Ayuntamiento de Madrid está desarrollando la Acción Estratégica de Vivienda para la Integración Social que viene a fortalecer una filosofía de actuación asentada en el predominio de la intervención social, frente a las acciones que se limitan a abordar el simple acceso a la vivienda.
Esta Acción Estratégica entiende que la vivienda constituye un eje que se debe completar con actuaciones permanentes en otros terrenos sociales como son la educación, el empleo, la salud, la cultura y las costumbres, en las cuales la convivencia vecinal y comunitaria se convierte en un auténtico campo de acción que puede transformarse en un recurso esencial para facilitar y encajar de manera definitiva el proceso de integración de cada persona a través de la vivienda.
