Comunidad prepara un Plan para controlar la superpoblación de cabra montés en Parque Nacional por los daños que ocasiona

La Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio ha puesto en marcha un proyecto para la gestión de los ungulados silvestres presentes en el Parque Nacional de Sierra Nevada: la cabra montés, el jabalí y recientemente el ciervo
La Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio ha puesto en marcha un proyecto para la gestión de los ungulados silvestres presentes en el Parque Nacional de Sierra Nevada: la cabra montés, el jabalí y recientemente el ciervo - JUNTA - Archivo
Publicado: lunes, 13 julio 2020 18:03

Según técnicos del Parque y de la Consejería, esta especie ha provocado la desaparición de la mariposa apolo y amenaza al acebo y el tejo

MADRID, 13 Jul. (EUROPA PRESS) -

La Comunidad de Madrid ha iniciado los trámites para la aprobación del nuevo Plan de control de la cabra, ya que esta especie ha pasado de 400 ejemplares en el año 2000 a los 6.000 en la actualidad, lo que está generando una pérdida de suelo anual protegido de 4.000 metros cúbicos al año, ha informado a Europa Press fuentes de la Consejería de Medio Ambiente, Ordenación del Territorio y Sostenibilidad.

Esta especie se concentra especialmente en dos núcleos específicos en el Parque Nacional de la Sierra del Guadarrama. Muchas causas, entre ellas la ausencia de depredadores naturales en la zona donde habitan o la falta de aprovechamiento por parte del hombre, ha hecho que la cabra montés haya seguido creciendo sin el natural factor de control poblacional que suponen las especies cazadoras.

En ese sentido, los expertos del Parque y de la Consejería han comprobado que la sobredensidad de cabra montés, procedente de exitosas reintroducciones realizadas hace aproximadamente 30 años, está provocando "importantes daños ambientales en este espacio natural, que pudieran ser irreversibles si no se toman medidas con carácter urgente, ya que ha aumentado la especie de manera exponencial, comportándose como poblaciones nuevas, colonizadoras, es decir que ni su tasa de crecimiento ni sus densidades son naturales ni están en equilibrio con el medio".

Así, han comprobado que supone daños sobre la vegetación y sobre especies de flora protegidas derivadas del sobrepastoreo de la especie, produciéndose "una pérdida importante de diversidad en los pastizales de cumbre".

El ramoneo realizado por la cabra montés en muchas zonas no están permitiendo la floración y la fructificación de muchas especies vegetales, llegando incluso a incidir en la desaparición de musgos y líquenes en las superficies rocosas. No sólo afecta a especies abundantes y de amplia distribución sino también a taxones amenazados cuya conservación es prioritaria como el acebo, el tejo, el guillomo o el serbal del cazador.

Y es que la Sierra de Guadarrama presenta una elevada diversidad florística favorecida por múltiples factores relacionados principalmente con su ubicación geográfica. En ese sentido, los técniccos también han observado en algunas zonas una pérdida importante de diversidad en las comunidades de los pastizales de cumbre, "resultando pastizales prácticamente monoespecíficos de festuca curvifolia".

Además, han detectado que la cabra montesa ha desplazado a otras especies de fauna o las hace desaparecer como a la mariposa apolo. Repercute en un aumento de la erosión, con pérdida significativa de suelo en muchas zonas y con movimiento de arenas y rocas.

En ese sentido, y según el estudio de Manuel García (UNED) 'Definición de indicadores ambientales sobre erosión' con objeto de elaborar un plan de gestión de la cabra montés en el Parque Nacional, se estima que, pueden atribuir a la sobrepoblación de cabras una pérdida de suelo anual de 4.000 metros cúbicos al año.

En gran densidad, puede desencadenar problemas sanitarios, como la sarna como ha ocurrido en otras zonas de España con similar superpoblación de cabras, indican desde la Consejería.

Por otro lado, observan que las cabras montesas resultan un peligro para la seguridad vial y para los núcleos de población cercanos, ya que atraviesan carreteras. Así, los expertos del Centro de Investigación Seguimiento y Evaluación del Parque Nacional y los técnicos de la Consejería han trabajado en la redacción de un nuevo plan apoyado en el conocimiento científico adquirido y en las directrices establecidas por el propio Plan Rector recién aprobado.

En ese sentido, investigadores de las universidades Complutense, Politécnica, Autónoma y la UNED han contribuido con diversas aportaciones en los estudios que se han realizado para reforzar las bases científicas del plan.

"Este documento estratégico servirá para tomar medidas de control y ajustar la población de la cabra montés hasta alcanzar el equilibrio óptimo adecuado tanto a la capacidad de la acogida del medio como a los parámetros ideales teóricos fijados para la especie en el Parque Nacional de la Sierra del Guadarrama", señalan.

Y es que actualmente la población de cabra montés se concentra de dos núcleos poblacionales bien diferenciados: el primero situado en la parte sur del Parque Nacional, distribuida por Cuerda larga, Sierra de lo Porrones, la Pedriza, Sierras de Morcuera y Altos del Hontanar; y el segundo ubicado en la población de los Montes Carpetanos, distribuidas desde el macizo de Peñalara hasta el puerto de Navafría.

Para el control de la cabra, los especialistas han considerado como método más eficaz y sostenible un modelo de extracción mixta donde se pongan en práctica distintas modalidades, por lo que se combinaría la extracción en vivo para repoblaciones de otros entornos, así como el control cinegético de la cabra contando con el apoyo de sociedades locales, debido al gran conocimiento que tienen del territorio, y de asociaciones expertas en caza para que, bajo la dirección del equipo técnico del Parque, formen parte del control de la especie.

GESTIÓN DE LA CABRA EN EL PARQUE NACIONAL

La cabra montés está considerada como especie cinegética en la Comunidad de Madrid desde 2009. En ese sentido se ha mantenido con la gestión de aproximadamente 70 cabras al año. La extracción de cabras para la repoblación de otros espacios naturales se lleva realizando desde 2010 y se han repoblado territorios con más de 600 cabras madrileñas.

Por otro lado, se han realizado 7 censos de la población. Los últimos se realizaron en 2017 en colaboración con el Cuerpo de Agentes Forestales y en 2019 que fue realizado por el personal del Centro de Investigación del Parque Nacional. Ambos censos arrojan datos que indican que la población sigue en crecimiento con una tasa del 9 por ciento anual alcanzando los 6.000 ejemplares.

Asimismo, e han reforzado las bases científicas de la gestión con la realización de una serie de estudios midiendo el daño que está haciendo al medio la sobrepoblación, la posibilidad de que sean sus predadores naturales los que controlen la especie y las alternativas al sacrificio para la gestión.

Se ha realizado un análisis de la percepción social del problema de la sobrepoblación para comprender como es recibido por la población. Todo el trabajo realizado ha propiciado la redacción de un nuevo plan aunando el conocimiento adquirido durante todos estos trabajos.

Asimismo, la Consejería de Medio Ambiente pretende lograr estos objetivos con dicho Plan: consolidar la protección y conservación del Parque Nacional mediante la planificación de las actuaciones de gestión necesarias en relación con la conservación; definir y concretar las actuaciones de gestión necesarias en relación con la conservación; asegurar el mantenimiento de los valores naturales; y mantener la calidad del paisaje propio y tradicional de la zona conservando los elementos naturales característicos.

También conservar los valores ecológicos del Parque Nacional y de la propia especie; paliar y/o eliminar las incidencias negativas y los riesgos de la sobrepoblación de la cabra montés para los valores ecológicos del Parque Nacional; y mejorar las condiciones de bienestar animal de la especie mediante la mejora de la distribución espacial y mantenimiento de hábitats adecuados, zonas de enmascaramiento y refugios térmicos.