MADRID, 9 May. (EUROPA PRESS) -
La Audiencia Provincial de Madrid ha condenado a 22 años de prisión a un hombre que en abril de 2004 acabó con la vida de su pareja al asestarle 49 puñaladas en distintas zonas del cuerpo porque ésta le quería echar de casa debido a las "malas relaciones" que mantenían.
Así lo acuerda la sección vigesimoséptima de la Audiencia madrileña en una sentencia basada en el veredicto de culpabilidad emitido por un jurado popular que condena a Francisco Javier M.C. como autor de un delito de asesinato, por el que, además de la pena de cárcel, deberá indemnizar a los herederos de la víctima, representados por la letrada Vilma Chauca, en 175.000 euros.
La resolución jurídica, a la que ha tenido acceso Europa Press, declara probado que el 26 de abril de 2004 el acusado, después de mantener una discusión con su pareja porque ésta quería echarle del domicilio que ambos compartían en Getafe, cogió un cuchillo de cocina de 25 centímetros de hoja y propinó 49 puñaladas a la mujer, ninguna de ellas mortales de necesidad. A pesar de ello, la víctima falleció debido a que las heridas le causaron un shock hipovolémico.
NO TUVO POSIBILIDAD DE DEFENDERSE
El tribunal popular que enjuició los hechos también consideró acreditado que el procesado atacó de forma "sorpresiva y repentina" a su pareja, que no tuvo posibilidad de defenderse, al tiempo que probó que el imputado realizó múltiples acometidas contra la mujer con el fin de "aumentar deliberadamente" su dolor y sufrimiento.
Los jueces legos estimaron acreditado que Francisco Javier M.C. sufría un trastorno esquizotípico de la personalidad que afectó levemente a sus facultades intelectivas y volitivas. No obstante, descartaron que la discusión previa que el procesado mantuvo con la fallecida antes de cometer los hechos le produjera un estado de arrebato u obcecación que le anulara por completo.
La sentencia, contra la que cabe interponer recurso de apelación ante el Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM), subraya que el imputado actuó con alevosía y ensañamiento y destaca la circunstancia de que la víctima no pudo pedir auxilio, ya que los vecinos del inmueble tan sólo "oyeron gemidos", no gritos de socorro.
Asimismo, destaca que la mujer se encontraba en una situación confiada cuando fue apuñalada ya que previamente había sido asistida por miembros del Cuerpo Nacional de la Policía que le habían garantizado que su pareja tenía la intención de abandonar el piso que compartían.
