MADRID, 10 Sep. (EUROPA PRESS) -
El profesor Gonzalo Sáenz de Miera, de la Universidad de Nebrija, ha dirigido la semana temática del Agua y Energía en la Expo Zaragoza 2008, donde, entre otras ideas, se ha apostado por la sostenibilidad de las energías renovables y las políticas de I+D+i.
El docente ha coordinado la penúltima semana temática de la Expo dedicada a analizar la relación entre agua y energía, el futuro de estos dos recursos y las propuestas para su sostenibilidad. Para ello, se firmó un convenio de colaboración entre Expo 2008 y la Universidad Nebrija.
El funcionamiento de las jornadas se ha caracterizado por el rigor técnico de las presentaciones realizadas y el dinamismo de los debates. Así, entre las conclusiones recogidas destaca la necesidad de abordar la relación agua y energía desde una perspectiva más amplia que la mera generación hidroeléctrica o La falta de estudios cuantitativos a nivel global, regional y local.
Además, se ha hablado sobre los retos que plantean el crecimiento económico y el aumento de la población a la demanda de agua y energía, que se retroalimentan, y de la necesidad de introducir criterios de sostenibilidad medioambiental y justicia social en los modelos de gestión de agua y energía, para alcanzar un verdadero desarrollo económico.
Por otro lado, se ha llegado a la conclusión de que en un futuro, a nivel global, el agua no es un factor limitante, pero a nivel regional surgirán tensiones. De hecho, se ha recogido que los criterios de sostenibilidad están ya generando conflictos entre los distintos usos, que se incrementarán.
Asimismo, ha quedado patente la creciente intensidad energética del consumo de agua. Los estudios realizados calculan que entre un 10 por ciento y un 20 por ciento del consumo de electricidad está asociado al ciclo del agua: captación, transporte, distribución, tratamiento y, sobre todo, uso final del agua.
TENSIONES CON EL CAMBIO CLIMÁTICO
En la misma dirección, se ha hablado del fenómeno del cambio climático como elemento que agravará las tensiones sociales y políticas, producirá conflictos sobre los recursos, y aumentará las migraciones. Por ello, se potencia la búsqueda integrada de respuestas, ya que existen importantes sinergias en las "nuevas culturas" de agua y energía.
También se ha tratado a las energías renovables como la principal solución para la sostenibilidad de la relación agua y energía, ya que consumen menos agua y reducen conflictos. No obstante, se debe mejorar su almacenamiento y avanzar en el desarrollo de redes inteligentes.
En este mismo punto, se ha llegado a la conclusión de que la energía y el agua más sostenible es aquella que no se consume. El mayor potencial de ahorro energético se registra en la fase final de consumo de agua, y por ello, las políticas de eficiencia se deben dirigir a esos usos, especialmente el urbano.
Se ha manifestado, además, que las tensiones entre los usos de agua se pueden reducir con mercados y mecanismos económicos que permitan una asignación eficiente de los recursos desde el punto de vista económico, social y ambiental. Los precios del agua y la energía son la señal básica para incentivar un uso eficiente de estos recursos.
Entre las conclusiones más destacadas, está también la necesidad de políticas de I+D+i para poder implementar las soluciones sectoriales planteadas, que integren la problemática del binomio agua-energía; así como la responsabilidad histórica de los países desarrollados, por la que deben asumir el esfuerzo inversor en I+D+i que favorezca la transferencia de tecnologías limpias, para su implantación en los países en vías de desarrollo.
Todas las conclusiones se sintetizarán para incluirse en la Carta de Zaragoza, un documento abrirá una puerta al futuro y contribuirá a establecer las pautas de un nuevo estado de la cuestión en materia de agua y desarrollo sostenible para superar una visión del pasado.
Durante estos días se han reunido expertos de más de 50 países distribuidos en nueve sesiones, cuyas reflexiones han aportado luz a una cuestión tan compleja como esta. Destacó la conferencia inaugural de Jeremy Rifkin, en la que se puso de manifiesto el agotamiento del modelo energético actual y la necesidad de aumentar la participación de las energías renovables así como llevar a cabo redes energéticas inteligentes para alcanzar un modelo de desarrollo sostenible.
También se contó con importantes representantes de la Administración española, como el secretario general de la Energía del Ministerio de Industria, Turismo y Comercio, Pedro L. Marín; el director general de Política Económica del Ministerio de Economía y Hacienda, Juan Gradoph; y la secretaria de Estado de Cambio Climático, Teresa Ribera, que realizó la conferencia de clausura.
