Un Jurado Popular declara culpable de asesinato a uno de los ejecutores del crimen del abogado Alfonso Díaz Moñux

Publicado: viernes, 11 mayo 2018 20:42

MADRID, 11 May. (EUROPA PRESS) -

Un Jurado Popular de la Audiencia Provincial de Madrid ha declarado por unanimidad a Miguel Ángel Durán culpable de asesinato y tenencia ilícita ed armas por la muerte del abogado Alfonso Díaz Moñux, quien murió de dos tiros en la cabeza en diciembre de 2008, han informado fuentes jurídicas.

Durán, que negó en el juicio su participación, fue detenido el pasado octubre en Río de Janeiro (Brasil) tras ser declarado en rebeldía por la Audiencia Provincial de Madrid al no presentarse al segundo juicio del caso que se celebró tras anularse el fallo de la primera vista.

Era uno de los siete acusados declarados culpables por un jurado popular y condenado a la pena de 23 años de prisión en enero de 2014, aunque el juicio fue anulado, momento en el que aprovechó para huir de España.

En el juicio, negó su participación, aseverando que no era "ni un matón ni un sicario". La abogada gallega Tania Varela, condenada por narcotráfico por el alijo de más de dos toneladas de cocaína, declaró como testigo en el juicio. Era pareja del abogado fallecido y presenció el crimen, ya que estaba en el asiento del copiloto.

La gallega, que fue detenida recientemente en Vilanova i la Geltrú, tenía pendientes tres órdenes de detención por blanqueo de capitales y tráfico de drogas.

Jaime Sanz de Bremond, abogado de la acusación particular, ha afirmado que "La motivación de este veredicto es ejemplar, incluso equiparable a la fundamentación que hubiera efectuado cualquier juez profesional". "Debe reafirmar la confianza que todos deberíamos tener en los Tribunales de Jurado", ha subrayado.

TERCER JUICIO

Tras ser condenado a prisión, el Tribunal Superior de Justicia de Madrid ordenó repetir el juicio, momento en el que el fugitivo aprovechó para huir a Brasil. En este país había contraído matrimonio y residía con una identidad brasileña usurpada.

La detención de otro de los participantes en el crimen llevó a los investigadores de la Policía Nacional a averiguar dónde se hallaba escondido. El fugitivo trabajó como vigilante de seguridad privada, llevando una vida totalmente normal en Brasil.

Además de vinculársele de forma directa en el asesinato, el procesado colaboró también al parecer de forma activa en la conjura que a cambio de precio le costó la vida al letrado.

También participó junto con el resto de condenados en sentencia firme por estos mismos hechos en las vigilancias que efectuaron al abogado en numerosas ocasiones en su domicilio y su lugar de trabajo con el objetivo de conocer sus movimientos y diseñar el plan criminal, y estuvo en la reunión en la que se decidió poner fin a su vida.

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