El preso campeón de muay thai que mató a golpes a otro reo en Soto, culpable de asesinato con alevosía

Imagen de recurso de la prisión de Soto del Real
Imagen de recurso de la prisión de Soto del Real - Ricardo Rubio - Europa Press - Archivo
Publicado: lunes, 13 julio 2020 11:32

MADRID, 13 Jul. (EUROPA PRESS) -

Un jurado Popular de la Audiencia de Madrid ha declarado culpable de un delito de asesinato con alevosía a un preso experto en artes marciales, que fue campeón de muay thai y kikboxing, por matar en diciembre de 2018 a golpes a otro recluso nada más ingresar en la cárcel de Soto del Real a raíz de una pelea entre ambos por una litera, han informado a Europa Press fuentes jurídicas.

Tras la deliberación, los miembros del Tribunal del Jurado han dado por acreditado que Jesús M.R.H. acabó con la vida de su compañero de celda, calificando los hechos de asesinato frente al homicidio que apreció el fiscal. En su veredicto, el Jurado dictamina igualmente que existe una atenuante por el trastorno psíquico que sufriría el joven experto en kikboxing.

El juicio se celebró el pasado 29 de junio en la Audiencia Provincial de Madrid. La Fiscalía de Madrid solicitó doce años y cinco meses de prisión para Jesús M. R. H.

Los hechos tuvieron lugar a finales de 2018 cuando el acusado acaba de ingresar en Soto del Real cuando tras regresar de la cena mantuvo una pelea con su compañero de celda, que era un preso de confianza para ayudar al agresor a su adaptación a la prisión.

El acusado fue enviado a prisión provisional tras ser detenido por un intento de homicidio tras una trifulca en el Metro de Madrid. También allí la emprendió a golpes, en esa ocasión con un vigilante de seguridad.

El fiscal le imputa un delito de homicidio y en concepto de responsabilidad civil reclama una indemnización de 456.500 euros para los familiares de la víctima.

El escrito de acusación subraya que el acusado fue diagnosticado con trastorno mixto de personalidad y que "en tal patología predominan los rasgos límites, paranoides y narcisistas que conllevan una marcada impulsividad con tendencia a descontrolarse ante situaciones no deseadas, distanciamiento emocional, escasa capacidad de introspección, justificación de comportamientos disfuncionales, suspicacia, recelo y desconfianza frente a terceros, crítica elevada ante las negativas de los demás y baja tolerancia a las contrariedades".

Esta patología, a juicio de la Fiscalía, no impide al acusado conocer la ilicitud de los hechos que protagoniza ni tampoco la de adaptar su conducta a dicho conocimiento.

"No obstante lo cual, la suspicacia y el recelo, rasgos sobresalientes en su personalidad de base acentuaron su tendencia a la impulsividad reaccionando sin la adecuada reflexión previa, sufriendo en este sentido una limitación moderada en su capacidad de control conductual de impulsos frente a su compañero de celda en el momento en que surgió la disputa entre ellos", señala el escrito.

Jesús M. R. H. había ingresado como preso preventivo en la prisión madrileña el 25 de diciembre de 2018 donde un día más tarde se le asignó la celda número 18, dentro del Módulo 1, que iba a compartir con otro interno.

Según el escrito de acusación, en torno a las 20:30 hora del 26 de diciembre y, tras cerrarse las celdas, "se inició entre ambos una breve discusión en el curso de la cual la víctima lanzó un puñetazo a su adversario que le impactó en la frente lo que provocó que éste se abalanzara airado sobre el primero".

El acusado, con "claro ánimo" de acabar con la vida del otro recluso, "comenzó a golpearle con puñetazos y patadas que fueron dirigidos a la zona de la cabeza y el cuerpo, sin darle opción si quiera a reaccionar".

La víctima cayó fulminada al suelo "sin posibilidad de defensa ninguna debido a la precisión y contundencia de los golpes propinados al ser el procesado diestro en técnicas de combate, habiendo estado en posesión de licencia federativa nacional de kickboxing y muaythay al menos durante los años 2016 y 2017".

Por ello que la Fiscalía acusa a Jesús M. R. H de prevalerse tanto de su superioridad física como de diferencia de edad entre ambos y de sus conocimientos en artes marciales. De hecho, afirma que el acusado continuó asestando al fallecido "certeros golpes con los puños y patadas, a los que quedó expuesto la víctima, y que de forma recurrente le impactaron en la cara y el tórax hasta causarle la muerte".

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