Los conservadores del reloj de Sol ultiman las comprobaciones

Reloj puerta del sol
Foto: WIKIMEDIA COMMONS
Actualizado: martes, 30 diciembre 2014 13:33

MADRID, 30 Dic. (EUROPA PRESS) -

   Como cada año, los relojeros conservadores del reloj de la Puerta del Sol pasarán la Nochevieja en la torre del edificio de la Real Casa de Correos, donde ya un día antes del 31 realizan las últimas comprobaciones para que en el momento más señalado del año la compleja maquinaria de piñones, ruedas, trinquetes y muelles haga su función de anunciar el año nuevo.

   En declaraciones a Europa Press, el relojero conservador del reloj, Jesús López Terradas, ha explicado que su trabajo de estos últimos días no difiere mucho del que hace a lo largo de todo el año, ya que deben realizar labores de engrase, de comprobación de exactitud y de buen funcionamiento del mecanismo de la bola.

   Tras casi 20 años cuidando de que la hora sea la correcta, López Terradas conoce de memoria cada engranaje y cada movimiento; segundos, minutos, el 'clack' de los cuartos, el estruendo de la campana cada hora y el estrecho espacio donde deben bailar con la maquina cada vez que necesita sus cuidados.

   Aunque pareciera que cuando se fundó Madrid el reloj de Sol ya estaba ahí, lo cierto es que fue un regalo del relojero leonés José Rodríguez Losada a la villa de Madrid, y fue inaugurado el 19 de noviembre de 1866. Losada fue aclamado entonces, a pesar de que años antes tuvo que escapar del país rumbo a Londres perseguido por tener ideologías alejadas de las preferencias del monarca de turno.

   Ahora, y después de que el presidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio González, descubriera una placa conmemorativa en la misma torre del reloj, el trabajo continúa, y mañana los tres relojeros encargados estarán a las 12 horas de la noche pegado a la maquinaria, escuchando las tripas del reloj para que, como siempre, todo ocurra igual que siempre.

   "Esta noche lo probamos otra vez, pero todo está correcto porque si no, ahora mismo no estaría hablando sino trabajando; lo que sí probamos es la bola, porque sólo funciona estas dos noches y debemos ver la coordinación de ésta con las campanas y con el sonido", ha recalcado.

   Como ha recordado López Terradas, aunque el ruido de las campanadas es grande, el gentío siempre consigue acallarlas, por este motivo llevan unos años colocando micrófonos y altavoces que permiten que abajo, en el bullicio de Sol, todos puedan cumplir con el rito de comerse las doce uvas al son de las doce campanadas.

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