Actualizado: lunes, 4 octubre 2010 13:16

Señala que el riesgo de padecer una reacción grave "es extremadamente pequeño"

MURCIA, 4 Oct. (EUROPA PRESS) -

El Colegio Oficial de Enfermería de la Región de Murcia, ante el inicio de la campaña de vacunaciones 2010, manifiesta que las vacunas "son muy seguras", aunque "como con cualquier medicamento o procedimiento médico, las vacunas pueden tener el riesgo de una reacción adversa".

También, añaden en comunicado de prensa, "cada persona es única y puede reaccionar de manera diferente". Las reacciones más frecuentes incluyen enrojecimiento, calor e hinchazón en la zona de la inyección. Las reacciones graves pueden variar con el tipo de vacuna administrada y son tan infrecuentes que a veces es difícil calcular el riesgo. No obstante, resaltan, "la inmensa mayoría de las reacciones son leves y de corta duración".

De hecho, "el riesgo de padecer una reacción grave es extremadamente pequeño, pero el riesgo asociado al padecimiento de la enfermedad es mucho más importante que el riesgo de la vacunación y la decisión de no vacunar también lleva consigo un riesgo", afirman.

A su juicio, "esta es una decisión que pone al niño y a otros que contacten con él, en riesgo de padecer una enfermedad que puede ser muy peligrosa, incluso mortal. Por ejemplo, el sarampión. Uno de cada 30 niños con sarampión adquiere una pulmonía y uno o dos de cada 1.000 mueren".

De tal forma, el Colegio de Enfermería subraya que las vacunas "son esencialmente seguras, proporcionan beneficios individuales y colectivos, especialmente para aquellos que por problemas médicos no pueden recibir vacunas (inmunidad comunitaria)".

Asimismo, apuntan que los riesgos de la vacunación siempre serán inferiores a sus beneficios, la existencia de no vacunados aumenta las posibilidades de adquirir enfermedades inmunoprevenibles, que siguen existiendo en España.

"No existen alternativas eficaces (alimentación e higiene). No es mejor padecer la enfermedad que recibir la vacuna: con la vacunación adquirimos protección ahorrándonos la enfermedad", añaden las mismas fuentes, al tiempo que indican que "la disminución de las enfermedades inmunoprevenibles no es debida a la mejora de la higiene. El estar vacunado no aumenta las posibilidades de adquirir la infección y las vacunas no sobrecargan el sistema inmune".

CONTRADICCIONES A TENER EN CUENTA

Además, el Colegio de Enfermería informa a la población de una serie de falsas contraindicaciones como que los niños prematuros deben ser vacunados porque "son los que más protección necesitan debido a que son más propensos a padecer algunas infecciones".

Los niños con tos o con catarro y sin fiebre o con décimas y los que estén tomando antibióticos pueden vacunarse en cualquier momento, aunque es preferible demorar la vacuna a la fase de recuperación de la enfermedad aguda. Solamente se pospondrá la vacuna si el niño tiene una enfermedad grave o tiene fiebre alta (superior a 38.5ºC) y se vacunará cuando ya se encuentre bien.

Si un niño ha padecido una enfermedad como el sarampión, la parotiditis, la rubeola o la tosferina, puede recibir la vacuna correspondiente a esa enfermedad. Y es que, indican, "o hay ningún riesgo en vacunar a un niño de una enfermedad que ya ha padecido. Es más, lo que hace es estimularle la inmunidad".

En el caso de las meningitis por Haemophilus influenzae b, el padecimiento en los menores de 2 años no lleva consigo la aparición de protección frente a esa infección, por lo que en esta situación es imperativa la vacunación.

Un niño con asma y alergia también puede vacunarse excepto en los casos en que tenga una alergia grave al huevo (hipotensión, shock y dificultad respiratoria) en los que no podrá recibir la vacuna frente a la gripe o frente a la fiebre amarilla. En estos casos, la vacuna triple vírica se administrará bajo estricta observación médica.

El padecer de diarrea o de dolores abdominales tras tomar huevo no son razones para no administrar la vacuna triple vírica. La alergia en la piel a algún antibiótico o algún mineral no contraindica la administración de una vacuna que lo incluya en su composición. Si tiene alguna duda, lo mejor es consultar con su médico.

Además no hay ningún problema en administrar las vacunas rutinarias al hijo de una embarazada. Es más, señalan, "vacunando al niño se protege a la madre de algunas enfermedades como la rubeola".

OTRAS ACLARACIONES

Los niños con convulsiones febriles se pueden beneficiar de la administración previa y posterior a la vacunación de Paracetamol. En el caso de que el niño tenga antecedentes familiares de epilepsia no hay ningún motivo para no administrarle las vacunas que le corresponden.

En general, los niños con alguna enfermedad crónica son los que más necesitan las vacunas por tener más riesgo de complicaciones. En el caso de que por la propia enfermedad o por el tratamiento la inmunidad esté baja, es necesario consultar con el médico para que juzgue si la situación aconseja o contraindica la vacunación.

El Colegio de Enfermería aclara asimismo que la vacuna no puede omitirse porque algún miembro de la familia haya tenido una reacción adversa porque no son hereditarias.

Hay muy pocas razones médicas que justifiquen retrasar la vacunación. Un catarro y un tratamiento antibiótico para un proceso infeccioso en vías de recuperación no son motivos para retrasar la vacunación. La fiebre superior a 38.5ºC, un cáncer, una enfermedad o un tratamiento que provoca una inmunodeficiencia, la recepción de sangre o inmunoglobulinas son situaciones en las que nuestro médico nos aconsejará a este respecto.

Cada vez que un niño recibe una vacuna, ésta debe anotarse en el Carnet de Vacunaciones que suministra el Programa Regional de Vacunaciones, y que debe ir siempre junto al Documento de Salud Infantil. Igualmente figurará en la historia clínica y en el Programa Informatizado de Vacunaciones de la Región de Murcia mediante las tarjetas con código de barras que reciben todos los niños al nacer.

CONSEJOS

Todos los enfermeros/as ya han recibido de sus coordinadoras de enfermería consejos para la atención a posibles contraindicaciones como la hipersensibilidad a la proteína de huevo, personas con enfermedad febril (podrán vacunarse cuando hayan remitido los síntomas) o las que no sean de alto riesgo y que hayan padecido Síndrome de Guillain-Barre.

Los efectos adversos más frecuentes suelen ser locales y autolimitados, las reacciones sistémicas tampoco son habituales, las más comunes son fiebre, malestar y mialgias que duran uno o dos días.

En niños si fiebre paracetamol y nunca ácido acetil salicílico. En adultos, la administración profiláctica de paracetamol puede disminuirlos.