La abogada de El Gnaoui echa mano de la teoría de la conspiración para defender a su cliente

Actualizado: miércoles, 27 junio 2007 23:57


MADRID, 27 Jun. (OTR/PRESS) -

La teoría de la conspiración sirvió hoy como punto de partida para la defensa de Otman El Gnaoui, al que la Fiscalía acusa de haber participado en el transporte de los explosivos desde Mina Conchita, en Asturias, hasta la finca de Morata de Tajuña. Su abogada, Beatriz Bernal, recalcó la existencia de "puntos oscuros" en el proceso y consideró que "no ha quedado probado" qué tipo de dinamita explotó en los trenes. Por su parte, Mónica Peña, letrada de Carmen Toro, basó su alegato de defensa en la "notable inmadurez" de la acusada cuando se casó con una de las piezas fundamentales del 11-M, José Emilio Suárez Trashorras.

"Lo que ha quedado acreditado es que no explotó Goma 2 ECO", señaló Bernal, que consideró que El Gnaoui, para quien la Fiscalía solicita ahora 38.972 años como cooperador necesario de la matanza, "en el momento inadecuado con las personas inadecuadas". En esa línea de defensa basada en la teoría de la conspiración, la letrada no dejó de señalar que "como consecuencia del 11-M se produjo efecto real sobre elecciones 14-M", lo que genera "dudas" acerca "del verdadero origen de los atentados".

Bernal explicó que del relato fáctico realizado por las acusaciones "no se puede probar ningún hecho que pueda incluirse en alguno de los delitos de los que se le acusa". "Todo ha sido un saco de especulaciones", dijo. La abogada señaló que los dos puntales de la acusación contra su patrocinado son la grabación de las conversaciones -cuya nulidad solicitó- y su presencia, "jamás negada" en la casa de Morata de Tajuña, donde, según la Fiscalía, ayudó a la construcción de un zulo habilitado para almacenar los explosivos que se utilizarían en la masacre.

La letrada negó que participara en esta obra y explicó que se limitó a limpiarlo a petición de Jamal Ahmidan 'El Chino'. Afirmó también que El Gnaoui estuvo en la casa menos de un mes "tiempo insuficiente para ser formado como un integrista e insuficiente para formar parte de una organización terrorista". Además, subrayó que se personó en la comisaría voluntariamente y contó "punto por punto todo lo que había visto en la casa" y que a pesar de saber que tenía su teléfono intervenido, no lo cambió "porque consideró que no estaba haciendo nada malo y por tanto no importaba que se le escuchara".

NOTABLE INMADUREZ DE TORO

Por su parte, la abogada de Carmen Toro basó la defensa de su cliente en las características psicológicas de la misma, recordando que entonces tenía poco más de 20 años y era "notablemente inmadura". "Está acusada única y exclusivamente por ser en su día la mujer de José Emilio Suárez Trashorras", destacó la letrada Mónica Peña, que describió a su defendida como una persona "muy nerviosa e insegura" que "no tiene facilidad de palabra e incluso pierde el habla bajo presión". "Deja la toma de decisiones en manos de los demás" y se encuentra "muy apegada a su madre", añadió.

Destacó que este fue uno de los motivos por los que "en contra de su consejo" su defendida decidió no contestar las preguntas del resto de partes durante su declaración. Dijo también que ha detectado a lo largo del proceso un "especial ensañamiento" hacia su cliente e indicó que no quiere pensar "que sea por el hecho de que es la única mujer entre los acusados". La abogada destacó que Carmen ni siquiera imaginaba las actividades de su marido durante el tiempo en que estuvo casada con él y puso de manifiesto que ha sido recientemente cuando ha descubierto que el asturiano solía frecuentar "lugares de ocio que ella no hubiera aprobado".

En cuanto a la existencia de llamadas efectuadas desde un teléfono móvil a varios de los procesados, principalmente a aquellos relacionados con la trama asturiana, Peña subrayó que el aparato era "de tipo familiar" y que tanto Toro como Suárez Trashorras lo usaban de forma indistinta. Por ello apuntó a su ex marido como el autor de las comunicaciones con otros acusados como Sergio Álvarez, Emilio Llano o Iván Granados. En este sentido destacó que durante la vista oral y a través de las declaraciones de los acusados ha quedado claro que todos ellos "nunca han mantenido contacto con ella" y "la mayoría ni siquiera la conocen".