Absuelto por falta de pruebas al etarra juzgado por proporcionar datos para asesinar al juez Lidón

EP
Actualizado: miércoles, 4 junio 2008 18:27


MADRID, 4 Jun. (EUROPA PRESS) -

La Audiencia Nacional ha absuelto por falta de pruebas al etarra Urtzi Murueta Gondra, juzgado en febrero pasado por proporcionar datos a la organización terrorista ETA para asesinar en noviembre de 2001 al juez de la Audiencia Provincial de Vizcaya José María Lidón, informaron hoy a Europa Press fuentes jurídicas.

La puesta en libertad de Murueta, que se encontraba en la prisión de Fontcalent (Alicante), se produjo ayer después que la Sección Tercera de la Sala de lo Penal le comunicara su absolución, según informó la asociación Askatasuna, que presta apoyo a los presos de ETA.

Durante el juicio, la fiscal Blanca Rodríguez solicitó para Gondra 30 años de cárcel por un delito de atentado terrorista en concepto de colaborador necesario. Según expuso en su informe de calificación definitivo, Orkaitz Gallastegui Sodupe, condenado a 26 años de cárcel por estos hechos, reconoció ante la policía y el juez haber elaborado la información sobre el magistrado por orden de Gondra, quien le acompañó en la primera vigilancia que realizaron.

En la vista, sin embargo, Gallastegui se negó a inculpar a Murueta en estos hechos alegando que las declaraciones que realizó ante la policía y el juez fueron realizadas bajo torturas. El abogado defensor de Murueta solicitó su libre absolución amparándose en que "no pueden ser valoradas las declaraciones pre-sumariales".

DECLARACIÓN DE LA VIUDA

Durante el juicio, la viuda del juez Lidón, Maria Luisa Galarraga, relató el momento en el que dos etarras entraron en el garaje de su casa y tirotearon al magistrado en su presencia y la de su hijo. "Me quedé atónita, no supe reaccionar", declaró la mujer cuando recordó que en la mañana del 7 de noviembre de 2001 un hombre entró por sorpresa en el garaje de la familia y comenzó a disparar. "Después, un segundo terrorista salió de detrás de una columna y también comenzó a disparar", explicó.

"Mi hijo empezó a gritar y se abrazó a mi", prosiguió María Luisa Galarraga, quien añadió que, tras el tiroteo y con el cuerpo de su marido tendido en el suelo, "el segundo terrorista comenzó a correr, parecía desconcertado". "Al saltar la valla para huir se giró y nos miró como asombrado", concluyó.

Según su testimonio, en ese momento se encontraban en el garaje su marido, ella y su hijo, que ese día tenía un examen en la universidad y salió unos segundos antes del asesinato en otro coche. Así lo corroboró también durante del juicio el propio Iñigo Lidón, quien recordó que en el momento de salir del garaje, el hombre que atentó contra la vida de su padre se le echó encima y estuvo a punto de atropellarle. Segundos después vio por el retrovisor del coche cómo ese desconocido comenzaba a disparar.

Además de los 30 años de cárcel, el Ministerio Público solicitó a Murueta el pago de una indemnización de un millón de euros para los herederos del fallecido.

Durante la fase testifical del juicio, prestaron declaración ante la Sala varios mandos policiales y de la Ertzaintza que corroboraron con sus palabras la versión ofrecida por la fiscal Blanca Rodríguez. Además, uno de los peritos policiales certificó la pertenencia a ETA del acusado a través de una carta incautada a la banda por la policía francesa. En esta misiva, un miembro terrorista recién ingresado en la organización comunicaba a sus superiores que Murueta ya le había "encargado información de matrículas de varios coches de policía".

DETENIDO TRAS EXPLOTARLE UN ARTEFACTO

Murueta Gondra, condenado en 2004 a seis años de cárcel en Francia por asociación de malhechores y otros delitos, fue extraditado por las autoridades francesas el 11 de septiembre de 2007 para ser juzgado por su supuesta participación en el asesinato del juez Lidón. El 20 de noviembre de 2002 fue detenido en la localidad francesa de Limoges tras tener que ser hospitalizado para ser atendido por las heridas que le provocó la explosión de un artefacto que, al parecer, estaba manipulando.

En el hospital, al que llegó portando una pistola del caibre 9 mílimetros parabellum, fue sometido a una intervención quirúrgica en una mano y una pierna. En el momento de producirse el crimen de Lidón, Murueta se encontraba en libertad bajo fianza tras haber sido procesado por varios episodios de violencia callejera.