Absuelto en Valladolid el búlgaro para quien el fiscal pidió 9 años acusado de violar a una joven rumana

Actualizado: martes, 29 enero 2008 18:25

VALLADOLID, 29 Ene. (EUROPA PRESS) -

La Audiencia de Valladolid acordó absolver al ciudadano de origen búlgaro P.T.G. que había sido acusado de un delito de agresión sexual cometido la madrugada del día 15 de marzo de 2006 en la persona de una mujer de nacionalidad rumana a la que trasladó en coche hasta un pinar de la provincia cuando ambos regresaban a Cuéllar (Segovia), de la que eran vecinos, tras cenar en un restaurante chino de la capital del Pisuerga.

Pese a que el Ministerio Fiscal había mantenido la petición de nueve años de cárcel, la Sala optó finalmente por la absolución ante la falta de pruebas y debido tanto a la actitud de la presunta víctima, que ni siquiera compareció en el juicio, como al testimonio aportado por los agentes de la Guardia Civil y forenses, quienes coincidieron al subrayar la aparente tranquilidad con que la denunciante les relató la supuesta agresión, según informaron a Europa Press fuentes jurídicas.

Durante el juicio, el ahora absuelto alegó que las relaciones entre él y su denunciante fueron plenamente consentidas por ella. "Si me hubiera dicho: por favor, basta, yo hubiera parado, pero no lo hice porque reía en todo momento, estaba alegre y bien conmigo", aseguró P.T.G.

En su declaración, el joven búlgaro explicó que conocía la supuesta víctima porque era la amante de su compañero de trabajo. Fue la decisión de este último de romper dicha relación, ya que la esposa empezó a sospechar de su infidelidad, cuando el acusado pidió permiso para poder llamar por teléfono a la denunciante para quedar con ella y mantener también relaciones.

"VAMOS A BUSCAR CHAMPIÑONES".

Así, P.T.G. y la presunta víctima quedaron el día 15 de marzo de 2006 para trasladarse de Cuéllar a Valladolid, donde cenaron en un restaurante chino, y, siempre según la versión del primero, de regreso a la localidad segoviana en el vehículo decidió desviarse a un pinar con el fin de tener sexo con su acompañante. "Me preguntó dónde íbamos y yo le dije que a buscar champiñones", recordó el denunciado, quien añadió que paró el coche, abatió los asientos delanteros y ambos empezaron una especie de jugueteo sexual, con caricias, besos y bajada de pantalones incluido, hasta que él quedó sobre ella y la penetró.

"En ningún momento ella dijo que no", insistió P.T.G, que añadió que en momento alguno forzó a la supuesta agredida y aseguró que incluso ésta le correspondió también con sus caricias, de ahí su sorpresa cuando ya en Cuéllar, tras ser interceptado el turismo por la Guardia Civil en un control preventivo, la mujer se apeó al serle requerida la documentación--carecía de permiso de residencia--y comunicó a sus agentes su deseo de denunciar que acababa de ser violada por su acompañante.

La Sala no pudo conocer la versión de la propia denunciante, que, pese a haber sido citada para declarar por el sistema de videoconferencia desde Palma de Mallorca, ni siquiera compareció.

Si tal circunstancia era ya indiciaria de una más que probable sentencia absolutoria, los testimonios de los agentes de la Guardia Civil que interceptaron el turismo y los forenses que examinaron tanto al presunto agresor como a la víctima no hicieron otra cosa que corroborar esa misma sensación.

"APARANTEMENTE TRANQUILA".

De hecho, los agentes y la médico del Centro de Salud de Cuéllar que asistió a la mujer esa noche coincidieron al señalar que en el momento en que ella denunció la violación "estaba aparentemente tranquila", en un estado que, tal y como apostilló uno de los funcionarios, "no era propio de una mujer que acaba de sufrir un episodio de este tipo".

Por su parte, los forenses declararon que la mujer, a la que examinaron, presentaba únicamente una erosión antigua en un codo y otra, "mínima", en un muslo, compatible esta última con una agresión sexual pero también con un acto coital plenamente consentido. Incluso uno de los peritos añadió que en casos de agresión sexual lo normal es que haya más de una lesión en la víctima, no una sola como en el presente caso.

Los médicos forenses incidieron igualmente en el estado de aparente tranquilidad de la mujer, cuando normalmente las víctimas de este tipo de episodios sufren algún estrés postraumático o estados de ansiedad.