Abucheos a Gallardón y vítores a San Gil marcan la inauguración del Monumento a las Víctimas del Terrorismo en Madrid

Actualizado: sábado, 17 mayo 2008 15:57

Durante el acto se homenajeó al guardia civil Juan Manuel Piñuel y se lanzaron duras críticas al Gobierno socialista

MADRID, 17 May. (EUROPA PRESS) -

Centenares de personas se dieron cita este mediodía en la madrileña Plaza de la República Dominicana donde se inauguró el Monumento a las Víctimas del Terrorismo para honrar la memoria de los 12 guardias civiles asesinados por ETA hace 22 años. El acto estuvo marcado por los abucheos que los asistentes dirigieron al alcalde madrileño, Alberto Ruiz-Gallardón, y las aclamaciones que recibieron, por su parte, la presidenta de la Comunidad, Esperanza Aguirre, y la presidenta del PP vasco, María San Gil.

Además de Aguirre y Gallardón, la ceremonia contó también con la presencia del presidente de honor del PP, Manuel Fraga, que llegó acompañado del regidor madrileño; del vicealcalde de Madrid, Manuel Cobo; de la delegada madrileña de Medio Ambiente, Ana Botella, y del consejero de Presidencia e Interior de la Comunidad de Madrid, Francisco Granados.

Asimismo, al acto acudieron también algunos diputados 'populares', como Alejandro Ballestero, Rafael Hernando e Ignacio Astarloa, así como representantes de diversas asociaciones de víctimas y familiares y amigos de los guardias civiles asesinados en la citada plaza hace 22 años.

La ceremonia comenzó con un recuerdo a la última víctima de ETA, el guardia civil melillense, Juan Manuel Piñuel, asesinado en la madrugada del pasado miércoles en Legutiano (Álava), en cuya memoria se escuchó la pieza musical del compositor Johann Sebastián Bach, a la que siguieron los discursos del presidente de DENAES, el 'popular' vasco Santiago Abascal, del representante del Foro de Ermua, Iñaki Ezquerra, del presidente de la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT), Juan Antonio Casquero, y las palabras de Manuela Lancharro, hermana de uno de los guardias civiles fallecidos.

DURAS CRÍTICAS AL GOBIERNO.

Durante su alocución, Abascal señaló que el monumento inaugurado hoy en la también conocida ya como 'Plaza de la Dignidad', que ha sido sufragado íntegramente por cuestación popular a instancias de la Fundación que capitanea, supone "un regalo de la Nación española" a las víctimas del terrorismo para "honrar su memoria, proclamar su dignidad y demandar justicia".

El 'popular' vasco aprovechó sus palabras para arremeter contra el Gobierno socialista, a quien echó en cara no sólo haber intentado "pactar" con la banda terrorista, sino también haber "mentido" al país, de haber "roto" todos los pactos y de haber contraído "compromisos políticos" con los asesinos.

Pero, además, valoró como una "vergonzosa manipulación de la realidad" el intento del Ejecutivo de "poner en la calle" al etarra José Ignacio de De Juana Chaos, autor del asesinato de los 12 guardias civiles en cuya memoria se levantó hoy el citado monumento. "La excarcelación del etarra De Juana Chaos fue una bofetada a las víctimas del terrorismo y a todos los españoles", manifestó Abascal.

El presidente de DENAES concluyó su discurso aseverando que no le interesa una "unidad de los demócratas" que necesite "encubrir" los verdaderos fines de los terroristas "para albergar en su seno a quienes recogen la nueces avanzando democráticamente por el camino de la secesión".

AGRADECIMIENTO AL AYUNTAMIENTO.

El presidente la AVT, Juan Antonio Casquero, intervino también en el acto, en el que ondearon multitud banderas españolas, para hacer un reconocimiento público a las víctimas del terrorismo y, en concreto, a los 12 guardias civiles a los que se homenajeaba, y para agradecer al Ayuntamiento de Madrid el espacio reservado al monumento.

Fue en este momento cuando los asistentes a esta ceremonia aprovecharon para abuchear al alcalde madrileño, Alberto Ruiz-Gallardón, y para aclamar a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, y a la líder de los 'populares' vascos, María San Gil. No obstante, Casquero llamó la atención a los congregados, a quienes recordó que hoy no era un día de silbidos ni abucheos sino de homenaje y recuerdo.

Por su parte, el presidente del Foro de Ermua, Iñaki Ezquerra, también aprovechó su intervención para dirigir unas palabras de elogio a a San Gil, para recordar que las víctimas del ETA son asesinadas por "ser españoles" --parafraseando a un ciudadano que pronunció similares palabras durante el entierro de Piñuel-- y para mostrar a Aguirre su deseo de Euskadi tuviera a una lehendakari como ella. "Esperanza Aguirre es más lehendakari que Ibarretxe. Ójala la tuviéramos en el País Vasco como lehendakari porque es mejor presidenta que Ibarretxe", enfatizó.

De su lado, la delegada de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Madrid, Ana Botella, calificó el día de hoy de "muy importante" para muchos españoles, especialmente los que han muerto a lo largo de la historia por creer en unos valores y por defender a España. "Éste es un lugar emblemático y hoy es el día de estar en el recuerdo de todas estas familias y personas que sienten y que se duelen con la muerte de personas inocentes", sentenció.

Asimismo, la también segunda teniente de alcalde de Madrid expresó "todo su cariño y afecto" para sus compañeros del PP vasco, y de manera especial para María San Gil, a quien definió como "un referente de los valores que encarna el PP".

"MÁS DERECHOS PARA LAS VÍCTIMAS".

Pero, sin duda, el discurso más emotivo vino de la mano de Manuela Lancharro, hermana de unos de los guardias civiles asesinados el 14 de julio de 1986 en la Plaza de República Dominicana, quien acusó a la Justicia de haberle fallado en el caso de De Juana Chaos y quien clamó por que haya "más derechos para las víctimas y menos para sus verdugos".

Tras los discurso, llegó el momento de descubrir la placa del Monumento a las Víctimas del Terrorismo, esculpida por el artista madrileño Pedro Requejo y en la que reza la siguiente leyenda: "Para honrar la memoria de las víctimas del terrorismo causadas por los enemigos de España y la libertad". A continuación un sacerdote procedió a bendecir la obra y el himno nacional puso fin a la ceremonia en la que se lanzaron también gritos contra el Gobierno.

La obra, de 3,10 metros de alto y 2,20 metros de ancho, está presidida por una figura que representa a la libertad que porta la bandera nacional tras la que se sitúan un grupo de personas que simboliza a los españoles.