CÓRDOBA, 3 Mar. (EUROPA PRESS) -
J.C.S., acusado de disparar a una embarazada de cinco meses, a la que provocó un aborto, afirmó hoy durante la vista oral que él no lo hizo, no tenía intención de hacer daño a nadie y sólo disparó contra una pared para asustar y conseguir así que no se llevaran a su hijo.
Durante su declaración, contó que atravesaba una mala situación con su pareja, con la que tenía un hijo, porque él no quería que su vivienda siguiera siendo un punto de venta de droga. Así, sobre las 21,00 horas del 16 de junio de 1998, la madre se presentó en la casa para aclarar la relación que mantenían.
Según el acusado, hasta allí fue mucha gente, "eso parecía un circo", subrayó, por lo que ya sabía que lo que querían era discutir y no abrió la puerta, si bien no supo concretar cómo finalmente pudieron entrar. Una vez en el domicilio, el procesado señaló que le dijeron que se iban a llevar a su hijo, motivo por el que cogió una pistola que había debajo del sillón e hizo un disparo contra la pared, donde no había nadie.
Comentó que en ese momento estaba muy débil por el consumo de droga, le empujaron y le tiraron al suelo, soltó la pistola y se fue a la calle dando tumbos tras ser agredido.
Por su parte, la mujer que sufrió el aborto, y que en ese momento estaba en busca y captura por otros hechos, explicó que el acusado estaba maltratando a su hija, por lo que fue al domicilio para solucionar el problema. Llamó a la puerta y tardó unos 20 minutos en abrirla. Estuvieron hablando y tras llegar a un acuerdo sobre lo que iban a hacer con el niño, lo cogió, se lo dio a su otra hija y el acusado le disparó por sorpresa por la espalda, lo que le ocasionó además la pérdida de un riñón.
El marido de la afectada, ingresado en prisión por otra causa, también fue a declarar y reclama un millón de euros por el hijo que perdió por este suceso, que aseguró que la ha perjudicado sentimentalmente.
