AMPL.- El Supremo anula la condena a Pedro Jiménez por violar y matar a dos policías en prácticas

Actualizado: jueves, 25 junio 2009 16:31

BARCELONA, 25 Jun. (EUROPA PRESS) -

El Tribunal Supremo (TS) ha anulado la sentencia condenatoria contra Pedro Jiménez por violar y matar a dos policías nacionales en prácticas en L'Hospitalet de Llobregat (Barcelona) en octubre de 2004, al considerar que la Audiencia de Barcelona le debe juzgar con tribunal popular.

Jiménez fue condenado en septiembre de 2008 a 83 años de prisión por dos asesinatos con ensañamiento y alevosía, agresión sexual, profanación de cadáver, violación de domicilio, incendio, robo con violencia e intento de atraco.

Debido al fallo del TS, la Audiencia ha decretado el fin de la prisión provisional para Jiménez por estos delitos, pero el acusado seguirá encarcelado por otros delitos hasta 2021, ya que cuando cometió los asesinatos de 2004 gozaba de un permiso penitenciario.

A la espera de la sentencia, el fallo de la Sala Segunda del TS llegó el martes a la Sección Sexta de la Audiencia de Barcelona tras el recurso de casación presentado por la defensa de Jiménez.

Hasta ahora los tribunales populares juzgaban casos de asesinatos y otros delitos, pero no de violación, por lo que, en estos casos, aunque también hubiera asesinato, quien acababa juzgando la causa era un tribunal profesional.

Por ello, la decisión del Supremo puede deberse a que considera que el delito más importante, el de asesinato, obliga a juzgar el resto de imputaciones también con jurado, algo que supondría una novedad y probablemente aumentaría el número de casos vistos por jurados populares.

Ahora el caso deberá volver al juez de Instrucción de L'Hospitalet, que deberá remitir la causa a la Oficina del Jurado de la Audiencia de Barcelona, quien, a su vez, tendrá que iniciar el trámite para realizar el nuevo juicio --citación de testigos, investigadores, forenses, peritos--, algo que se podría retrasar varios meses.

FALTA DE CRITERIO ÚNICO

En un comunicado, la Fiscalía Superior de Catalunya dijo respetar y acatar la decisión del Supremo y anunció que se reserva el derecho a recurrir la decisión y a presentar de nuevo sus conclusiones provisionales sobre el caso para adecuarlas a un tribunal popular.

No obstante, el Ministerio Público considera que decisiones como ésta del Supremo "generan duda e incertidumbre al no constituir criterio único" del TS sobre las competencias de los tribunales ordinarios y acerca de "cuál va a ser el criterio a seguir en otros procedimientos", ya que existen "resoluciones contradictorias". Por ello, estima "deseable" que el TS "siente criterios uniformes e invariables" en dicha materia.

AGRESIÓN BRUTAL A DOS POLICÍAS

Según la Audiencia de Barcelona, Jiménez, que cumplía 30 años de prisión por atraco, siguió a Silvia N., entró en la portería del inmueble, subió al ascensor con ella y, una vez dentro, sacó una navaja y la obligó a dejarlo entrar en su domicilio, donde estaba su compañera de piso, María Aurora G., de 23 años.

Tras amordazarlas y atarlas, puso a María Aurora sobre la cama del cuarto de al lado y la violó antes de matarla a navajazos. A continuación mató de la misma forma a su compañera, la desnudó y la vejó.

Antes de irse, Jiménez robó una tarjeta de crédito, se cambió de ropa y prendió fuego al piso. Una vez extinguido el incendio, los bomberos descubrieron los cuerpos, en lo que parecía "una sala de tortura", según los Mossos d'Esquadra.

En los dos días siguientes, el procesado intentó sin éxito sacar 300 euros con la tarjeta en dos ocasiones en la misma oficina. Se dirigió a un bar de La Rambla, en el Barri Gòtic de la capital catalana, donde había quedado con Mustafa K.D., quien lo llevó con su coche a su domicilio, en Girona. Fue arrestado pocas horas después de que llegara a la vivienda.

La sentencia señala que la prueba indiciaria para condenarle --a falta de testigos directos que le incriminen-- "no es sólo suficiente, sino abrumadora", en referencia, entre otros, a los pelos y al ADN del acusado hallados en los cuerpos de las jóvenes, a las pisadas de sangre y una huella dactilar que dejó el procesado en el piso.