Los "cajeros-pagadores" de los fondos reservados aseguraron al juez de 'Kitchen' que solo el DAO sabía en qué se usaban

El ex jefe de la Dirección Adjunta Operativa (DAO) de la Policía Nacional Eugenio Pino en el Congreso (Imagen de archivo)
El ex jefe de la Dirección Adjunta Operativa (DAO) de la Policía Nacional Eugenio Pino en el Congreso (Imagen de archivo) - EUROPA PRESS - Archivo
Actualizado: lunes, 5 octubre 2020 19:46

La DAO recibía unos 250.000 euros mensuales, 5.000 de los cuales iban a la UCAO

MADRID, 5 Oct. (EUROPA PRESS) -

Los secretarios generales de la Dirección Adjunta Operativa (DAO) de la Policía Nacional durante el periodo en el que habría transcurrido la 'Operación Kitchen' aseguraron en sus respectivas declaraciones ante el juez que instruye el caso en la Audiencia Nacional, Manuel García Castellón, que ellos eran meros "cajeros-pagadores" de los fondos reservados y que solo el titular de la DAO, entonces Eugenio Pino, sabía en realidad para qué se usaba ese dinero.

José Manuel Benavides Rollo, que fue secretario general de la DAO desde 2006 y hasta septiembre de 2013, expuso en su declaración judicial el procedimiento habitual en la gestión de los fondos reservados, que García Castellón sospecha que se usaron para espiar al ex tesorero del PP Luis Bárcenas con el fin de averiguar dónde guardaba el supuesto material incriminatorio para el partido y sus dirigentes y apoderarse de él antes que la justicia.

"Las unidades operativas, las comisarías generales y las jefaturas superiores comunicaban a la Secretaría General (de la DAO) --a la funcionaria que llevaba el papeleo-- la cantidad que necesitaban para el mes. Todas las cantidades sumadas era lo que yo pedía a la Secretaría de Estado. Yo iba, firmaba el 'recibí' y el director del Gabinete de Coordinación me entregaba los fondos", describió.

Ese mismo dinero, según indicó, lo repartía después entre las unidades, comisarías y jefaturas en función de las peticiones que habían hecho y siempre que mediara una autorización del DAO, que finalmente quedaba plasmada por escrito. Con todo ello, "yo llevaba un libro de contabilidad, con tanto entra, tanto sale y lo que quedaba de remanente todos los meses. Ese era el funcionamiento", señaló.

De acuerdo con Benavides Rollo, el jefe de la DAO despachaba directamente con los representantes de esas unidades, comisarías y jefaturas, que le exponían en privado para qué necesitaban esos fondos reservados, y él decidía si lo autorizaba, en cuyo caso el secretario general les entregaba el dinero solicitado haciendo firmar a su destinatario un 'recibí'.

No obstante, a preguntas del fiscal y del propio García Castellón, Benavides Rollo reconoció que en realidad muchas veces no mediaba una autorización expresa de Pino, sino que simplemente veía a los emisarios de las unidades, comisarías y jefaturas entrar y salir de su despacho y, a su salida, les entregaba el dinero reclamado. El ex secretario general justificó que era un consentimiento tácito que el DAO refrendaba posteriormente mediante la firma que autorizaba el conjunto de las cantidades pedidas a la Secretaría de Estado.

LA INCÓGNITA DEL "PORMENOR"

Felipe Eduardo Lacasa Córdoba, que fue secretario general de la DAO entre septiembre de 2013 y mayo de 2015, describió el mismo sistema. "Nosotros éramos cajeros-pagadores: cobrábamos esa cantidad de la Secretaría de Estado y la repartíamos", dijo, haciendo hincapié en que durante el tiempo que él trabajó allí "no salió ni un euro" que no fuera autorizado por el DAO.

Tanto Benavides Rollo como su sucesor en el cargo coincidieron al declarar ante García Castellón en que, como secretarios generales, se limitaban a hacer la petición mensual a la Secretaría de Estado y a repartir los fondos reservados en función de las órdenes que daba el DAO. En ningún caso, aseguraron ambos, conocían en qué gastaban exactamente las unidades, comisarías y jefaturas ese dinero.

"Cada unidad tiene que tener una justificación de en qué empleaba esos fondos", pero solo debían detallarlo "llegado el caso", dijo Lacasa Córdoba. "¿Quién examinaba ese pormenor? Yo no lo sé (...) El DAO daría el visto bueno, porque todo pasaba por el DAO", sentenció.

Sin embargo, el entonces comisario José Manuel Villarejo "era especialmente meticuloso en el aporte de recibos y documentos procedentes de sus actividades operativas". "Cada vez que venía a cobrar aportaba absolutamente todos los documentos que sumaban el total de gastos, pero todo absolutamente, hasta el ticket de un aparcamiento", destacó Lacasa Córdoba.

Benavides Rollo hizo la misma salvedad respecto a Villarejo, recordando que le había dado dinero en dos ocasiones, ambas por orden directa del DAO. "Unas cantidades reducidas, que serían como mucho mil y pico euros, y me presentó unas facturas de tren", detalló.

5.000 EUROS MENSUALES PARA GARCÍA CASTAÑO

Cuando Lacasa Córdoba dejó la Secretaría General de la DAO, las funciones de "cajero-pagador" fueron asumidas por Miguel Ángel Bayo, el que fuera asesor jurídico en la Dirección Adjunta Operativa durante 32 años, como "una tarea auxiliar de tercera" y solo entre junio de 2015 y febrero de 2018, conforme declaró a García Castellón.

Bayo, que confirmó el mecanismo descrito por sus dos predecesores en esta tarea, ratificó igualmente que "es muy genérico" y que los receptores del dinero solo daban explicaciones cuando la cantidad variaba, aunque de acuerdo con Benavides Rollo no solía cambiar. Lacasa Córdoba cifró en 250.000 euros el dinero que la DAO recibía mensualmente de los fondos reservados.

Según Bayo, cada unidad debía rellenar sus propias hojas y "no había forma de controlar" el asunto porque era "una cosa mecánica" basada en la buena fe. Esto, trasladado a la operación parapolicial que se organizó para robar documentación a Bárcenas, se traduce en que él recogía solo un 'recibí' de la entrega de dinero en el que "no pone ni la operación ni nada".

Preguntado por si dio dinero a alguno de los principales encausados en esta pieza del caso 'Tándem', señaló que seguro que le dio dinero procedentes de fondos reservados al que fuera jefe de la Unidad Central de Apoyo Operativo (UCAO), Enrique García Castaño, y que lo hacía por orden directa de Pino. Al hilo, precisó que la cantidad que daba mes a mes a García Castaño era de unos 5.000 euros.

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