Condenado a un año de cárcel el dueño de los perros pitbull que mataron a un hombre de 79 años en Granada

Actualizado: miércoles, 22 octubre 2008 20:40

GRANADA, 22 Oct. (EUROPA PRESS) -

El titular del Juzgado de lo Penal 3 de Granada ha condenado a un año de cárcel al dueño de tres perros pitbull que atacaron en enero de 2007 a un hombre de 79 años en Pinos Puente (Granada), que falleció a consecuencia de las mordeduras, por un delito de imprudencia grave con resultado de muerte. De igual modo, el acusado, de iniciales J.M.P., deberá indemnizar a la esposa del fallecido con 74.417,02 euros y a sus hijos con 8.268.56 euros a cada uno.

En la sentencia, a la que tuvo acceso Europa Press, el tribunal considera probado que entre las 15,30 y las 16,30 horas del 30 de enero de 2007, E.M.L., que se encontraba en su finca podando olivos, fue atacado por tres perros pitbull, propiedad del acusado, en el paraje conocido como 'Puente Velillos' o de 'Los Corvejones Secos', en Pinos Puente.

Los canes se encontraban sueltos, sin bozal y se habían escapado de la parcela contigua a la del fallecido, propiedad del ahora condenado, lo que ya había ocurrido en varias ocasiones anteriores, cuando agredieron a E.M.L., a quien causaron lesiones consistentes en traumatismos con grandes heridas y fracturas de extremidades inferiores y superior derecha, por mordeduras que le causaron un shock neurogénico e hipovolémico y finalmente la muerte.

El tribunal mantiene además en el fallo que, aunque la finca donde J.M.P guardaba a los tres perros --sin vacunarlos, sin seguro obligatorio y sin licencia-- se encontraba cercada por una valla, ésta estaba cortada o levantada, con una oquedad en la linde contigua a la finca del fallecido.

El acusado dispuso una jaula atada con una cuerda en el agujero, pero la medida resultó "insuficiente" e "inservible" para el fin de tapar la oquedad, que los animales pudieron salvar hasta llegar a la finca de E.M.L., al que provocaron la muerte.

En el juicio, celebrado el pasado 6 de octubre, el procesado afirmó que no sabía que los animales eran potencialmente peligrosos ni que tenía que vacunarlos y que la presunta víctima "los molestaba bastante". Reconoció asimismo que los canes estaban "a veces sueltos y a veces atados", y que tenía a éstos como compañía y para su seguridad, ya que le habían entrado a robar "siete u ocho veces" en un año, y que habían forzado la valla por donde supuestamente se escapaban ocasionalmente los animales.

El ahora condenado, que afirmó no haber entrenado a los canes para el ataque, señaló que cada vez que le avisaban los vecinos de que andaban sueltos, él acudía a recogerlos y meterlos de nuevo en la finca. Asimismo, dijo no haber constatado que la vecindad tuviera "miedo" a los animales, que tenía desde hacía cinco o seis años y que hasta el día de los hechos, en enero de 2007, no le habían dado "ningún problema".

Contra la sentencia, que no es firme, cabe recurso de apelación en el plazo de diez días ante el mismo juzgado que ha emitido la condena.