Condenados a penas que suman 20 años una hostelera de Valladolid y su 'aguador' por vender droga

Actualizado: martes, 14 octubre 2008 21:14

VALLADOLID, 14 Oct. (EUROPA PRESS) -

La Audiencia de Valladolid impuso un conjunto de penas que suman veinte años de prisión a la hostelera Emilia M.S. y su 'aguador' Juan Ángel S.B. tras considerar acreditado que ambos traficaban con droga al 'menudeo' desde el bar 'Emis' que la primera regentaba en la calle Caballería, en el barrio de Delicias de la capital.

En su sentencia, la Sala impuso a Emilia M.S. una pena de nueve años y un día de cárcel y el pago de una multa de 1.587,50 euros, mientras que la pena más elevada, once años y tres meses y multa de 2.500 euros, recayó sobre su colaborador, Juan ángel S.B. Aunque ambos fueron hallados culpables de un delito de tráfico de drogas en establecimiento público, al segundo de ellos el tribunal le aplicó la agravante de reincidencia, según informaron a Europa Press fuentes jurídicas.

La condena, que será recurrida en casación ante el Tribunal Supremo, incluye la clausura temporal del bar 'Emis' por espacio de dos años.

El Ministerio Fiscal había solicitado para la hostelera y para su 'aguador' penas de doce y once años, respectivamente, y multas por importe de 3.000 euros, mientras que las defensas había pedido su libre absolución.

Durante el juicio, los ahora condenados negaron que vendieran droga en el interior del bar y rechazaron cualquier relación entre ambos que no fuera la habitual entre propietaria y cliente del establecimiento.

Tanto Emilia M.S. como Juan Ángel S.B. rechazaron su relación con el tráfico de drogas y la venta de este tipo de sustancias, a pesar de que en una operación policial desarrollada el 7 de junio del pasado año fue hallado en el bar un paquete con 18 'papelinas' de cocaína, además de varios trozos de hachís.

La hostelera reconoció que el hachís encontrado (56,4 gramos) en el registro del bar era suyo y para su consumo pero aseguró no saber de dónde salieron las papelinas de cocaína (18 de unos 0,5 gramos aproximadamente, conocidas popularmente como 'medio pollo') que se hallaron en el interior de un paquete de tabaco sobre una máquina de hielo.

En cuanto al resto de objetos que la policía encontró, Emilia M.S. dijo desconocer de dónde salió la bolsa de plástico con recortes circulares y aseguró que las navajas halladas con restos de sustancias estupefacientes podían encontrarse en una cesta en la que recogía objetos que se dejaban en el bar.

En cuanto al dinero (4.086 euros), la condenada explicó que tenía 2.000 euros guardados para abonar a Hacienda, otros 1.300 para realizar otro pago en una entidad bancaria que tenía que ingresar al día siguiente y algo más de 400 que llevaba en el monedero para los proveedores, además de lo que hubiera en la caja y el cambio. Por lo que se refiere a las libretas con anotaciones que también había en el local, Emilia M.S. indicó que las utilizaba para anotar deudas de los clientes.

SALÍA A TOMAR EL AIRE.

Por su parte, durante su declaración Juan Ángel S.B. explicó que era cliente y "de vez en cuando" acudía al bar, pero aseguró que no vendía droga, a pesar de sus continuas entradas y salidas del establecimiento, unas veces a pedir dinero a sus hermanos para poder beber más y otras veces para que le "diera el aire".

El joven afirmó que no se acordaba de los hechos del día de la operación policial, en la que supuestamente compró una papelina para un toxicómano que le esperaba en la acera de enfrente del bar, ya que se encontraba "muy mal" debido a la ingesta de bebidas alcohólicas y pastillas, que le hicieron llegar a vomitar durante el registro.

A lo largo del juicio declararon varios de los agentes que participaron tanto en la vigilancia que se llevó a cabo en el entorno del establecimiento hostelero como en el registro del mismo.

Según sus testimonios, varias llamadas de vecinos y personas que no quisieron darse a conocer les pusieron sobre la pista de que el bar podía utilizarse para la venta de droga, algo que corroboraron las manifestaciones de algunos "conocidos" toxicómanos a los que se veía entrar y salir del local sin tiempo para consumir algo.

Los agentes además afirmaron que Juan Ángel entraba y salía del bar y muchas veces se encontraba en la puerta y asentía o negaba a los toxicómanos para que entrasen o no a adquirir la droga.