Declarada firme la condena de 15 años para el hombre que degolló a su esposa en Tordesillas y la arrojó a la basura

Actualizado: lunes, 9 enero 2006 19:41

VALLADOLID, 9 Ene. (EUROPA PRESS) -

La Audiencia de Valladolid ha declarado firme la condena de 15 años de cárcel por delito de asesinato impuesta a José Andrés C.C, de 46 años, el hombre que el día 20 de noviembre de 2003 degolló a su esposa, Raquel F.J, de 41, cuando ambos viajaban en coche a la altura de Tordesillas (Valladolid) y arrojó posteriormente su cadáver a un contenedor de basura en Salamanca, localidad esta última donde residía la pareja con sus dos hijos.

La firmeza del fallo se produce después de que la defensa del condenado, que había anunciado la presentación de un recurso ante el Tribunal Supremo, no llegara finalmente a formalizar el escrito de casación, según informaron a Europa Press fuentes jurídicas.

Ante ello, el alto tribunal dio por desistido el recurso y, posteriormente, la Sección Cuarta de la Audiencia de Valladolid, cuya sentencia fue ratificada también por el Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León--mantuvo los 15 años pese a considerar la agravante de parentesco solicitada por el fiscal--, declaró la firmeza de la condena, que ya ha empezado a ser cumplida por el asesino.

En mayo del pasado año, la Sección Cuarta de la Audiencia Provincial condenó a José Andrés C.C. como autor de un delito de asesinato (artículo 139 del Código Penal) con la atenuante de confesión a las autoridades y, amén de la citada pena de 15 años, estableció su obligación de indemnizar a los dos hijos del matrimonio en la cantidad de 180.000 euros. Además, el condenado no podrá acercarse a sus dos hijos por espacio de 5 años.

La condena impuesta por el magistrado presidente de la Sala se produjo de conformidad con el veredicto que emitido por el jurado popular, que fue unánime al considerar que el procesado mató a su cónyuge de forma "inesperada y súbita" y sin que ésta tuviera posibilidad de defenderse, con lo que el carácter alevoso de la acción es el que ha determinado que los hechos sean constitutivos de asesinato y no de homicidio.

Los miembros del jurado, quienes se posicionaron en contra de la posibilidad del indulto, entendían que el acusado actuó de forma "instantánea e irresistible" al darse cuenta de que la llamada al móvil de su esposa procedía de su amante, aunque consideraron que tal reacción no alteró sus facultades mentales. Tampoco aplicaron al procesado la agravante de parentesco, ya que estimaban que las relaciones conyugales de la pareja se encontraban muy deterioradas.

El Ministerio Fiscal y la acusación particular, ejercida por los hijos del acusado, habían pedido 18 años y 20 años de cárcel para el procesado por delito de asesinato, mientras que la acusación popular, a cargo de la asociación Clara Campoamor, rebajó de 20 a 18 años su solicitud de pena, también por el mismo delito.

LA DEFENSA PERSISTE EN QUE ES HOMICIDIO

Frente a las tres acusaciones, para quienes sí existía la agravante de parentesco, la defensa de José Andrés C.C. había insistido en su calificación de los hechos como homicidio y mantuvo su solicitud de 8 años de cárcel, ya que, en su opinión, el veredicto del jurado recogía como hecho probado el arrebato pasional sufrido al haber obrado por un impulso instantáneo e irresistible.

En el capítulo indemnizatorio, las acusaciones pública y particular habían solicitado 180.000 y 240.000 euros, respectivamente.

Los hechos se produjeron durante el viaje que la pareja realizó el día 20 de marzo de 2003 a Valladolid con el fin de realizar unas compras y en el trayecto de regreso, ya por la tarde, efectuado a la capital salmantina.

Fue a la altura de Tordesillas (Valladolid), concretamente sobre el kilómetro 157 de la A-62, cuando Raquel F.J, que había manifestado a su marido la intención de separarse debido al deterioro de su relación sentimental, recibió una llamada en su teléfono móvil efectuada por un joven de 24 años apodado 'Quino' con quien desde hacía tres meses había iniciado una relación extraconyugal tras conocerle chateando en internet.

La llamada telefónica y la reacción inmediata de José Andrés C.C, que arrebató el teléfono a la víctima y se lo guardó en su guantera, desencadenaron en breves minutos la tragedia. La insistencia de la esposa para que le devolviera el móvil y su amenaza de acostarse esa misma noche con "el otro" si no lo hacía llevaron a su esposo a sacar una navaja que utilizó de forma sorpresiva y certera contra la copiloto.

De forma "casi acrobática", como llegó a indicar el fiscal en su alegato final, el acusado se mantuvo aferrado al volante del vehículo con la mano izquierda y con la derecha, armada con la navaja, asestó tres navajos que impactaron con violencia en el cuello su esposa y un cuarto, mortal de necesidad, que la degolló provocándole la muerte en menos de medio minuto, ya que la sección de la carótida primitiva desencadenó un letal shock hemorrágico. De la virulencia de las acometidas da fiel testimonio el hecho de que tres de ellas llegaran a afectar incluso a distintas vértebras de la columna vertebral de la fallecida.

Acto seguido, el agresor detuvo el vehículo, introdujo el cadáver de la víctima en el maletero y se dirigió hasta Salamanca, donde, tras mantener un breve encuentro con el mayor de sus dos hijos y comprobar que éste no quería saber nada de él, optó por dejar aparcado el turismo y encaminarse a comisaría para, frío y tranquilo, confesar la autoría del trágico suceso.