Diecisiete años de internamiento para el esquizofrénico que mató a un compañero de obra en Santoña (Cantabria)

Actualizado: miércoles, 11 marzo 2009 15:54

SANTANDER, 11 Mar. (EUROPA PRESS) -

La Audiencia Provincial de Cantabria ha impuesto 17 años de internamiento en un centro psiquiátrico penitenciario a José H.S., el esquizofrénico natural de Sestao (Vizcaya) que hace dos años asestó 12 puñaladas y mató a un compañero de la obra en la que trabajaba en la localidad de Santoña (Cantabria).

Las partes han llegado hoy a un acuerdo por el que el acusado acepta la pena de 17 años de internamiento, que es superior en un año a los 16 que reclamaba el Ministerio Fiscal, pero que se encuentra por debajo de los 22 años de cárcel o, si se confirmara su enfermedad mental, de internamiento, que pedía la acusación particular.

El juicio se ha celebrado durante esta semana en la Sección Tercera de la Audiencia Provincial y, aunque estaba previsto que se prolongara hasta mañana, se ha dado por concluido debido a este acuerdo. Por tanto, se ha disuelto el Jurado popular que se hubiera encargado de decidir sobre la inocencia o culpabilidad del acusado.

No obstante, el viernes a las nueve y media de la mañana, ya sin la presencia del jurado, se celebrará una nueva vista pública en la que se determinará sobre la responsabilidad civil, que la acusación particular extiende a la familia de José H.S. por no estar pendientes de que siguiera el tratamiento psiquiátrico que se le recomendó en su primer brote psicótico, seis meses antes de los sucesos.

La cuantía se fijará en función de las solicitudes que se planteen. La acusación particular había propuesto antes de la celebración del juicio 200.000 euros para la madre del fallecido, y 30.000 para cada una de sus seis hermanas, con lo que la cifra total ascendería a 380.000 euros.

El 23 de enero de 2007, el acusado acudió a la obra en la que trabajaba en Santoña y asestó hasta 12 puñaladas a un compañero de obra, a quien provocó la muerte. Durante el juicio, José H.S. ha admitido los hechos, si bien redujo el número de puñaladas a cuatro, dijo que ninguna fue por la espalda y aseguró que su víctima le hacía "la vida imposible", y que antes del ataque, discutieron y este le amenazó con un cuchillo.

Se trata de un testimonio que contradijeron los forenses, que detallaron las 12 heridas de arma blanca, seis de ellas por detrás; así como la declaración del único testigo presencial de la muerte, que dijo que vio como la víctima estaba de espaldas y que el acusado se abalanzó sobre él sin mediar discusión alguna.

Por su parte, los psiquiatras que han intervenido en la vista relataron que en un principio el acusado experimentó un brote psicótico que se le diagnosticó seis meses antes en Vizcaya, cuando sus hermanos le ingresaron ante los síntomas que sufría, como manía persecutoria o la sensación de que la televisión le hablaba y era espiado.

Posteriormente, relataron los expertos, evolucionó hacia una esquizofrenia que se le detectó ya después de los hechos, y en la que se creía víctima de una persecución policial de la que formaba parte todo su entorno, incluida la víctima del asesinato.