MADRID, 4 Feb. (EUROPA PRESS) -
La Fiscalía del Tribunal Supremo solicitó hoy a los magistrados de la Sala de lo Penal que confirmen la condena de diez años de cárcel que la Audiencia Nacional impuso en febrero de 2008 a la etarra Nerea Garaizar San Martín por planear el asesinato en 2001 del entonces presidente de la Xunta de Galicia, Manuel Fraga.
En una vista que apenas se prolongó durante unos 15 minuros, el Ministerio Público solicitó a los integrantes del tribunal que rechacen los cinco motivos de casación planteados por la defensa de Garaizar y que confirme su condena como integrante del 'comando Zapaburu' de ETA.
El abogado de la etarra solicitó la absolución de su cliente argumentando que las únicas pruebas que pesan en su contra son la declaración de la también etarra Alicia Lucía Sáez de la Cuesta Martínez San Vicente y el hallazgo de su documento de identidad en el piso de Santiago de Compostela que ocupaba el 'comando', que ella misma había alquilado.
En este sentido, resaltó que no existen pruebas lofoscópicas o caligráficas que acrediten que Garaizar realizara seguimientos a Fraga y que, por tanto, justifiquen la condena por un delito de conspiración para la comisión de atentado terrorista.
La condena contra la que la etarra recurrió en casación suponía una rebaja respecto de la pena de 14 años solicitada por el fiscal Ignacio Gordillo, al aplicar el límite inferior correspondiente a este delito porque no llegó a consumarse.
COCHE-BOMBA CONTRA FRAGA
Como hechos probados, la sentencia de la Audiencia Nacional destacó que Garaizar y Sáez de la Cuesta Martínez San Vicente se instalaron en Santiago de Compostela en octubre de 2000 para intentar asesinar a Fraga mediante la utilización de un coche-bomba.
Asimismo, consideró acreditado que recabaron información nueva acerca de "los horarios, recorridos, domicilio familiar, lugar de vacaciones, costumbres --como la relacionada con la asistencia a misa--, tipo de vehículo y medidas de protección y seguridad" que tenía el político gallego.
Según el tribunal, los datos que obtuvieron en los meses siguientes eran "suficientemente precisos para intentar matar a la personalidad escogida", si bien el intento de homicidio "no se llevó a cabo" porque las dos etarras fueron detenidas a finales de marzo de 2001, "antes de que encontraran el momento y lugar propicios para asegurar el éxito del crimen y su posterior impunidad".
