El fiscal pide 13 años de cárcel para dos policías acusados de robar en Valencia 20 kilos de cocaína en Jefatura

Actualizado: martes, 1 julio 2008 18:12

VALENCIA, 1 Jul. (EUROPA PRESS) -

El ministerio fiscal reclamó hoy una pena de 13 años de prisión para dos policías acusados de robar 20 kilogramos (kg) de cocaína en la Jefatura Superior de Policía de Valencia para luego venderlos. Uno de los agentes reconoció los hechos que se les imputan y afirmó que estaba todo planeado, mientras que el otro los negó y aseguró que su compañero le había implicado en el robo "para vengarse por un problema personal".

Uno de los policías, J.L.A.G., explicó que ideó un plan con el otro acusado, con quien tenía una relación de amistad, con el objetivo de sustraer parte del cargamento de más de 500 kg de cocaína intervenido en el Puerto de Valencia y depositado provisionalmente en una furgoneta en la Jefatura de Policía, ubicada en la calle Fernando el Católico, hasta que fuera trasladado a la Dirección Provincial de Sanidad.

Según relató este agente, en la noche del 29 de julio de 2006, recibió una llamada cuando se encontraba en su domicilio de Alcorcón (Madrid) del otro acusado, que en ese momento se encontraba ejerciendo funciones de seguridad en el recinto de Jefatura, y le contó que había llegado una mercancía "importante" a Jefatura y le propuso sustraerla para después venderla.

Entonces, aseveró que como estaba atravesando una "delicada" situación personal, y "necesitaba el dinero" para mantener a dos mujeres, su esposa y su amante, aceptó, cogió su uniforme, lo metió en su vehículo y se trasladó a Valencia. En el transcurso del viaje, hablaron en varias ocasiones por teléfono para idear el plan.

Una vez llegó a las dependencias de Policía, su cómplice le avisó cuando podía entrar, le abrió la puerta y le indicó dónde estaba la furgoneta con la mercancía. Éste se introdujo y cogió 20 kg de cocían dispuestos en dos tablas de 10 paquetes de un kilo cada una de ellas ellas, y las introdujo en una bolsa de deportes. Luego, sobre las 5.16 horas, volvió a coger su coche y regresó a Madrid.

Allí escondió la carga en el trastero de su padre. Al día siguiente, el otro policía acusado fue a su domicilio de Alcorcón para acordar las gestiones relativas a la venta de la sustancia. Tras ello, el 10 de agosto, el policía residente en Madrid contactó con un portero de discoteca, al que le entregó tres paquetes sustraídos que contenían tres kilos de cocaína para que los vendiera por una cantidad cercana a los 33.000 euros. Paralelamente, mantenía contactos con otras personas para vender el resto.

Sin embargo, no consiguieron deshacerse de la mercancía, y los días 17 y 18 de agosto ambos fueron detenidos y se recuperaron 17 paquetes de cocaína sustraídos que estaban escondidos en el trastero de uno de los policías, quien comentó a sus compañeros que los otros tres paquetes los tenía el portero de una discoteca.

Entonces, los agentes se desplazaron hasta el domicilio de esta tercera persona implicada, donde intervinieron el resto de la droga sustraída, además de una báscula de precisión y 700 euros en efectivos que procedían de esta actividad ilícita. El total de la cocaína podría haber alcanzado el valor de 589.397,20 euros en su venta por kilos, 1.048.973,35 euros en su venta por gramos y 1.327.637 euros en su venta por dosis.

Sin embargo, el otro agente acusado, M.G.T., que desempeñaba su trabajo en Valencia negó que configurase un plan con su compañero, y aseguró que éste le había implicado en los hechos "para vengarse", ya que le contó a su amante que éste "estaba casado".

"HACER LA DEL AVESTRUZ"

El policía reconoció que el día 29 de julio estaba vigilando Jefatura y que sorpresivamente llegó este compañero de Madrid, le dijo que iba a coger un kilo de cocaína y que no dijera nada o, de lo contrario, le pasaría algo a su hijo. Tras ello, vio como abandonaba el lugar y se quedó "bloqueado". Así, aseguró que se empezó a poner nervioso y le dio una crisis, pero que no pudo presentar ninguna denuncia y optó por "hacer la del avestruz. Preferí esconder la cabeza y dejar que los hechos corrieran".

Reconoció que estuvo hablando varias veces con el otro acusado para pedirle explicaciones de lo ocurrido, pero no porque fuera a compartir la mercancía con él. También aseguró que la declaración que prestó ante los agentes, en la que reconocía los hechos relatados, era "bajo coacción" y que ésta "estaba manipulada" ya que no constaba su firma.

"Han puesto lo que han querido", insistió, y aseveró que "todo es una maniobra policial, que incluso yo he hecho alguna vez, igual que el 90 por ciento de los policías". Es, reiteró, "una estrategia de los investigadores", dijo.

Por todo, el fiscal pide 13 años de cárcel para los dos policías por un presunto delito contra la salud pública de sustancia que causa grave daño a la salud, y que paguen una multa de dos millones de euros. También reclama para el portero de la discoteca una pena de 10 años de prisión y que pague una multa de 600.000 euros por otro delito contra la salud pública.