El fiscal pide 2 años de prisión a un matrimonio por el maltrato habitual de sus dos hijas durante 12 años

LOGROÑO, 13 Ene. (EUROPA PRESS) -

El Ministerio Fiscal pide dos años de prisión a una pareja acusada de malos tratos habituales a sus dos hijas durante 12 años. Además solicita la prohibición a la pareja de comunicarse con sus hijas durante tres años

Está previsto que el juicio contra estos acusados se celebre el próximo día 18 de enero en el Juzgado de lo Penal número 1 de Logroño.

Según relata el escrito de acusación, P.G.L y J.G.V., sin antecedentes penales, tuvieron fruto de su unión tres hijos, uno de los cuales falleció "en extrañas circunstancias por asfixia pulmonar" en 1994, que dio a lugar a que se incoaran diligencias previas que finalmente se archivaron. Las otras dos actualmente cuentan con 18 y 17 años.

Según los hechos en el año 1989 los acusados residían en Villamediana de Iregua, cuando vecinos del pueblo pusieron en conocimiento de los Servicios Sociales la "desatención" de la madre así como "haber visto en ocasiones moraduras" en una de las hijas, que contaba con dos años. La asistente social comunicó al servicio de protección de menores la "situación de riesgo" para la menor.

En esas fechas relata el escrito de la acusación "surgen problemas" en la pareja y la mujer se traslada a Asturias con su familia. Poco después retornó al domicilio familiar, dejando a otra hija, que contaba con un año, con su abuela "con la que permanecerá hasta que fallece en 1999".

Posteriormente en el año 1992, por motivos laborales, los acusados residen en León, comenzando los vecinos a denunciar a los Servicios Sociales la desatención de la hija que convivía con ellos y las lesiones que presentaba la menor. Se abrieron diligencias previas que se resolvieron en "situación de desamparo" y con la tutela de la Junta de Castilla y León durante cuatro meses, "cuando se levantó la medida, reintegrándola al domicilio paterno con ciertas condiciones".

Ya en el año 1994, según el relato de la acusación, el matrimonio regresa a Villamediana, donde escolarizaron a la menor en el colegio público de la localidad. Tres años después la Consejería de Bienestar Social recibe informes del colegio en los que se indica que la niña "acude frecuentemente con moratones que dice que se produce en accidentes".

Posteriormente y cuando la niña contaba con 10 años, en el año 1998, el colegio comunica que la menor "se encuentra sola en su domicilio al haberse marchado sus padres a Gijón". En ese momento se procede al acogimiento "inmediato" de la menor en el Centro Iregua, del que un mes después regresa al domicilio paterno.

Según las fuentes en el año 1999 la otra hija del matrimonio vuelve a Villamediana, tras el fallecimiento de la abuela. A partir de esas fechas las dos niñas es frecuente que acudan al colegio "con el ojo morado, cojeando marcas en la piernas o quemaduras en manos, que atribuyen a accidentes por miedo a represalias".

Por su parte cualquier intento de intervención de la Consejería y Servicios Sociales "es infructuoso" ya que los acusados "no acuden a entrevistas, ni permiten la entrada en su domicilio".

Dos años después, el 1 de junio del 2001, el colegio comunica a la Policía que una de las hermanas ha acudido con "hematomas, por lo que ambas fueron reconocidas". El médico forense detectó en la mayor "contusiones en región malar, espalda, brazos y piernas" fechados en los últimos diez días, al igual que los de la menor en la que apreció "heridas en cara, brazos y piernas". Las niñas las atribuyeron a "accidentes y peleas entre ellas".

Trece días después, según el relato de los hechos, una de las hermanas apareció con "lesiones en ojo y brazo" por lo que el colegio avisó a la Policía, siendo reconocida un día después por el médico forense que apreció "equimosis en párpado y región malar".

Posteriormente el 18 de diciembre del 2001 las dos niñas se presentaron ante la Dirección General de Servicios Sociales, solicitando protección y admitiendo que sus padres "les golpeaban con toda clase de objetos casi todos los días, que les impedían relacionarse con otras niñas, les obligaban a hacer labores domesticas y les alimentaban con comida deficiente y de peor calidad a la que utilizaban para ellos mismos". Una de ellas presentaba lesiones por lo que fue trasladada al Hospital San Millán donde se le apreció "policontusiones".

Ese mismo día por resolución de la Dirección General de Servicios Sociales se acordó el ingreso "urgente" en la Residencia Iregua y la suspensión cautelar de contacto con sus progenitores. Las menores permanecieron en el centro hasta enero del 2002, donde pasaron a un piso de acogida.

Para el fiscal, los hechos narrados constituyen un delito de malos tratos habituales. Considera a los acusados, P.G.L y J.G.V. responsables en concepto de autores del delito

En su opinión, procede imponer a los acusados dos años de prisión y tres años de prohibición de comunicar con los menores.