García-Gasco dice que el político debe servir al bien común y "no construir artificialmente una cultura atea"

Actualizado: jueves, 28 febrero 2008 13:35

VALENCIA, 28 Feb. (EUROPA PRESS) -

El cardenal arzobispo de Valencia, Agustín García-Gasco, señaló hoy en su carta pastoral de esta semana que la tarea del político es "servir al bien común y custodiar, proteger y fomentar sus valores fundamentales", y "nunca será justo construir artificialmente una cultura atea, una sociedad sin referencias religiosas".

En su carta, el purpurado defendió que el bien común es lo que da "el sentido principal" a la acción política. "No bastan las frases bonitas, los eslóganes y las promesas", porque los electores "saben distinguir perfectamente qué políticos están apoyados por hechos que benefician a todos y quiénes se representan a sí mismos, o a una facción ideológica de la sociedad".

Para el cardenal García-Gasco, "la mejor educación en las virtudes cívicas no se identifica con la imposición más o menos sutil de la ideología que acompaña a un gobierno", sino con el compromiso "eficaz y perseverante" por conseguir que los derechos humanos sean "para todos y especialmente para los más débiles y necesitados".

En su carta, titulada 'Servir al bien común', el purpurado mantuvo que "cuantas más personas se muevan en pro de los derechos y de la dignidad de la persona humana, mejor democracia". Por el contrario, "cuantos más ciudadanos se escuden en las libertades públicas para agredir a los que no piensan como ellos, más nos alejamos de la verdadera democracia".

Igualmente, se refirió a los candidatos y les recordó que son "el espejo en el que los ciudadanos se miran en espera de ver confirmados los valores humanos y políticos deseados" y les recomendó que tengan "muy presente" que su conducta es un "lenguaje de educación ciudadana, a veces más elocuente que los gestos mediáticos o las frases de impacto calculado".

Por otra parte, resaltó el criterio ético en la tarea de los políticos y aseguró: "a pesar de los golpes de efecto que se pueden conseguir con los artificios propios de una sociedad mediática, nada puede borrar la responsabilidad ética y social del cometido político".

La propia campaña electoral "es una oportunidad para presentar un escenario de educación en valores", según el purpurado, que vaticinó que "mal les irá a los programas y las propuestas que estén guiados por rencillas, oportunismos o gestos de estrategias mentirosas, más allá del instante efímero de gloria mediática". Por ello, el político "ha de expresar un profundo respeto hacia un electorado que pide a sus representantes coherencia y dignidad a la hora de dinamizar la vida comunitaria", dijo.

Finalmente, expresó que la Iglesia católica "quiere contribuir a la renovación de los valores verdaderamente democráticos y aportar su convicción de la primacía de los valores espirituales sobre los materiales". De este modo, el "juego democrático no coincide con la búsqueda de victoria electoral a cualquier precio", sino en la convivencia desde el "pleno respeto de la dignidad", según el ideal de que "todos los derechos sean para todos", apostilló.