MADRID, 27 Nov. (EUROPA PRESS) -
El Gobierno ha reconocido que el Buque de Proyección Estratégica (BPE) Juan Carlos I, diseñado y construido por la empresa pública Navantia y botado el pasado 10 de marzo en su astillero de Ferrol-Fene, ha sufrido "un ligero retraso" en su proceso de fabricación "estimado en cuatro meses".
En respuesta a una pregunta parlamentaria del diputado del PP Arsenio Fernández de Mesa, el Ejecutivo informó de que el mayor buque de guerra de la Armada española ha tenido "varias modificaciones" con respecto a su proyecto inicial, solicitadas por la propia Marina y destinadas a incorporarle los "avances tecnológicos y logísticos" que se han registrado desde la fase de definición del BPE.
Las mejoras, según la respuesta del Gobierno, enviada el pasado 5 de noviembre y recogida por Europa Press, "no han producido variaciones en el precio del buque", que en la actualidad "continúa su armamento a flote", con "un ligero retraso estimado en cuatro meses".
El nuevo portaaeronaves de la Marina española todavía tiene pendientes las pruebas de puerto y mar y las modificaciones que se le han incorporado son la modernización de sistemas y sensores incluyendo programas de Investigación y Desarrollo nacional, mejoras de habitabilidad y un estudio de viabilidad para embarcar la versión naval del cazabombardero estadounidense JSF, el F35B.
El BPE Juan Carlos I es el mayor buque de guerra de la historia de la Armada española y tendrá capacidad para desplazar más de 27.000 toneladas de carga, unos 1.500 militares y 18 aeronaves, entre cazabombarderos de despegue vertical y helicópteros navales.
Con más de 230 metros de eslora, siete de calado y 32 de manga, el BPE es el mayor buque militar diseñado y construido por Navantia, que ya antes de su entrega definitiva a la Marina española ha conseguido un primer contrato de exportación de dos buques de proyección estratégica con Australia.
Posee capacidad para embarcar hasta 30 aeronaves --20 en hangar y cubierta y otras diez en garaje--, operando en cubierta de forma simultánea un máximo de ocho aparatos y representará un salto cualitativo en las capacidades de proyección internacional de la Armada española.
