El hijo de un asesinado por los grupos anti-ETA recuerda el "desamparo y la soledad" tras el atentado

Actualizado: domingo, 18 mayo 2008 17:39

Dice que las víctimas de un terrorismo diferente al de ETA, pero "igual de injusto y doloroso", también necesitan "justicia y memoria"

SAN SEBASTIAN, 18 May. (EUROPA PRESS) -

Jesús Mari Arana, hijo de Liborio Arana, asesinado en Alonsotegi (Vizcaya) en 1980 en un atentado reivindicado por los grupos anti-ETA, recordó hoy el "desamparo y dolor" en el que su familia se vio inmersa tras el atentado, "sin ayudas, sin atenciones y sin reconocimiento", a la vez que dijo que quienes han sufrido un terrorismo diferente al de ETA, "pero igualmente injusto y doloroso", también necesitan "justicia, memoria y reconocimiento".

En el comienzo de su intervención en el homenaje y reconocimiento a las víctimas del terrorismo celebrado hoy en el Kursaal de San Sebastián, Arana expresó su pésame y "profunda tristeza" por el "cruel asesinato cometido en la persona de Juan Manuel Piñuel" y mostró "a los terroristas que han hecho esta salvajada" su "mayor desprecio" y su esperanza de que, cuando antes, sean detenidos y llevados ante la justicia.

Arana recordó que el 20 de enero de 1980, Liborio Arana Gómez "contaba con 54 años de edad, vivía con su esposa y sus nueve hijos en el pueblo de Alonsotegi y era un hombre fuerte y sencillo, que quería a su familia, a sus amigos, a su pueblo y a su tierra".

Según relató, a la una de la madrugada estaba en el bar Aldana, "regentado por una familia de ideología nacionalista, cuando una potente bomba acabó con su vida y se cobró también la de Mari Paz Ariño, Pacífico Fika y Manuel Santa Coloma, al tiempo que dejó malheridas a otras tantas personas".

"Esa bomba -dijo- era la expresión de la violencia con intencionalidad política y político su objetivo. Terrorismo puro y duro que no hizo sino crear un inmenso y profundo dolor en varias familias de Alonsotegi, un sufrimiento injusto y sacrificio inocente de todas las víctimas del terrorismo".

Arana señaló que han transcurrido ya 28 años de aquel triste día y de aquel episodio "que dejó viuda a mi ama y huérfanos de padre a mis ocho hermanos y a mí". "Al dolor de la perdida de mi aita -lamentó- hubo que añadir el desamparo y la soledad en la que nos vimos inmersos después del atentado, sin ayudas, sin atenciones, sin reconocimientos".

"SOLEDAD Y DESAMPARO".

Tras afirmar que salieron adelante "con nuestro propio esfuerzo y en soledad", dijo que "nadie en todo este tiempo se ha dirigido a nosotros" y relató como, en los últimos años, su familia ha visto cómo las víctimas del terrorismo de ETA "comenzaban a cobrar protagonismo social, lo que nos pareció justo, porque sabemos que muchas de ellas han sentido la soledad y el desamparo como nosotros o nosotros como ellas".

Arana dijo sentirse "olvidado", por lo que, cuando supo de las intenciones de la Dirección de Atención a Víctimas del Gobierno vasco de incluir en el acto de hoy a las víctimas de otros terrorismos y le ofrecieron la posibilidad de intervenir, aceptó "de buen grado".

El hijo de Liborio Arana aseguró dirigirse a los asistentes al acto "en nombre de quienes han sufrido un terrorismo diferente al de ETA, pero con efectos igualmente injustos y dolorosos". Según dijo, ellos también necesitan y reivindican "justicia, memoria y reconocimiento".

"No podemos olvidar que nunca se supo quien acabó con la vida de nuestro padre, ni se castigó a nadie por ello y el crimen, como tantos otros, quedó impune", subrayó, para asegurar que no quieren ni jamás han deseado venganza, aunque les duele que la investigación policial no hubiera finalizado "con un acto de justicia, lo que, desgraciadamente, sucedió en demasiadas ocasiones en Euskadi con este tipo de terrorismo".

Arana se mostró convencido de que la voz de las víctimas de otros terrorismos distintos a ETA "es necesaria en este país, porque, habiendo sufrido el dolor de la violencia terrorista y precisamente por haberla sufrido, vemos como nadie lo que significa esta locura de la violencia".

"Queremos alzar nuestra voz en contra del terrorismo, del que hubo entonces y del que hay ahora, porque anhelamos poder vivir en nuestra tierra en paz y libertad, sin violencia, y, sobre todo, porque sentimos que estando aquí estamos honrando la memoria de nuestro padre asesinado", aseveró.

Por último, afirmó que, como en todas las historias, "siempre hay villanos y héroes y, en este caso, las verdaderas heroínas son todas las mujeres que como mi ama sufren y no olvidan". "Gracias por darnos la voz y gracias por escucharla", concluyó.