Ibarra cree que fue Maragall quien rompió el pacto territorial del PSOE y dice que Zapatero ha "despedido" a los barones

Actualizado: viernes, 7 noviembre 2008 19:11

Opina, en un libro, que el jefe del Ejecutivo fue "víctima" de su propio discurso antiterrorista y apuesta por dar un "ultimátum" a ETA

MADRID, 7 Nov. (EUROPA PRESS) -

El ex presidente de la Junta de Extremadura, Juan Carlos Rodríguez Ibarra, afirma que el ex presidente catalán Pasqual Maragall rompió el pacto sobre el modelo territorial que los socialistas habían fraguado en Santillana del Mar en agosto de 2003 con su propuesta de nuevo Estatuto catalán y, de este modo, justifica que el jefe del Ejecutivo, José Luis Rodríguez Zapatero, afirmara poco después en Barcelona que aceptaría el Estatuto que saliera del Parlament.

En su libro 'Rompiendo cristales', que se presentará la semana que viene, el ex dirigente extremeño relata su experiencia política, expone su visión del Estado y su relación con los líderes socialistas y los presidentes del Gobierno. "Felipe González toleró a los barones, (José María) Aznar los ignoró y Zapatero los despidió", resume al inicio de la obra.

A su juicio, González convivió con los dirigentes territoriales porque entonces "las transferencias primordiales no habían sido aún cedidas" a las comunidades, Aznar los ignoró porque "no creyó nunca en el Estado de las Autonomías" y Zapatero los ha "despedido" porque "el proceso de descentralización iniciado por España es tan profundo y tan intenso que habría sido un suicidio hacerlo con los barones al viejo estilo".

DEBILITAR AL ESTADO

El ex líder de los socialistas extremeños defiende que hoy "los nacionalismos han pasado a ser el freno del desarrollo autonómico" y acusa a los "nacionalistas periféricos" de querer crear nuevos Estados por la vía de debilitar al actual "lo máximo posible" un riesgo en el que, en su opinión, se está incurriendo con las nuevas reformas estatutarias.

En el caso del catalán, Ibarra entiende que Zapatero afirmara que respetaría lo que aprobase el Parlament y añade que si Felipe González hubiera estado en Santillana del Mar no habría dicho que "a él como presidente no le hubieran presentado ese Estatuto".

"No es extraño que Zapatero, que sale de la cumbre (de Santillana) totalmente satisfecho de que por fin sus barones se pongan de acuerdo en el modelo de Estado, asegure dos meses y medio después de que lo que salga de Cataluña contará con su apoyo. No podía imaginar que Maragall rompería el compromiso sobre el modelo territorial e iría tan lejos", argumenta Ibarra.

El ex presidente relata la cena de dirigentes socialistas del 5 de noviembre de 2005 --horas antes de sufrir un infarto-- y en la que él exigió que en el Debate del Estado de las Autonomías que se celebraba al día siguiente tanto Maragall como el resto se ajustaran a lo aprobado en Santillana.

Ibarra añade que le indignó "profundamente" la reacción de sus compañeros, que entonaron un "estribillo de reproche" hacia él y afirma que el entonces secretario de Estado de Comunicación, Fernando Moraleda, le acusó de tener un "estado de crispación permanente".

ULTIMATUM A ETA

El ex presidente extremeño defiende el intento de Zapatero de lograr el fin de ETA y afirma que éste "estaba convencido de que terminaría con el problema etarra" aunque fuera "sin el respaldo del PP. No obstante, sugiere que debería haber sido más claro con la opinión pública.

"Una vez que has trazado tu política antiterrorista, debes someterla con la máxima claridad a la opinión pública. Eso te da fuerzas para llevar tu decisión, en cualquier caso legítima, hasta el final, abiertamente. Te evitas así acabar siendo víctima, como creo que le ha pasado a Zapatero, de tu propio discurso sobre política antiterrorista", expone Ibarra.

A su juicio, tanto Zapatero como el líder de la oposición, Mariano Rajoy, "deberían entender que antes o después será inevitable llegar a otra tregua", y que la banda "no se va a disolver" ni las fuerzas de seguridad podrán simplemente acabar con ella. Para que dejen de matar, afirma, "estos sujetos" deben poder presentarse a las elecciones.

Para Ibarra, "no son tolerables afirmaciones como 'seremos generosos si dejan las pistolas", sino que los demócratas deberían hacer una oferta "como un ultimátum" con un plazo para que los etarras abandonen sus actividades y opten por la reinserción y lo que no lo hagan "cumplirían sus penas sin falsas esperanzas".

"Este ultimátum separa claramente violencia y política y zanjaría su esperanza de obtener ventajas políticas", asegura Ibarra. Sólo cuando se haya logrado la "rendición total" y esté "bien constatado", cree que los demócratas serán capaces de hacer que su "corazón sea generoso". En todo caso, recalca que es necesario "un gran pacto político" contra la banda en el que estén al menos PSOE y PP.

RAJOY, "PUSILÁNIME, ADOCENADO Y ALGO COBARDÓN"

En su libro, Ibarra dirige duras palabras a Rajoy, del que dice que además de tener "virtudes" tiene "un defecto: un carácter pusilánime, adocenado, algo cobardón". A José María Aznar le define como "huraño" y "silencioso" y le califica de "sobrado, victorioso, imperial, que casa a su hija en El Escorial y se codea con Bush en el rancho".

Sobre Aznar, recuerda que fue "antipático" con él en las dos reuniones que tuvieron en Moncloa, en la primera "porque (Aznar) sabía que el cargo le quedaba grande" y en la segunda porque pensaba que Ibarra "era poco para él". No obstante, añade que "más allá de esa forma de ser suya", Aznar siempre le respetó, y estimó su "idea de España" y sus "opiniones sobre terrorismo".

El ex presidente extremeño se pronuncia también sobre las relaciones con la Iglesia y sostiene que "no caben medias tintas" porque "amagar con romper para acabar dejando las cosas como están es peor que no tocarlas".

Critica además la publicación de las balanzas fiscales y rechaza que otros territorios pretendan "transitar por el mismo camino que fue trazado por el Cupo vasco", que "prosperó en el contexto de un sistema absolutista".

Además, subraya que los Reyes son "la pieza maestra" del sistema español, "incuestionados salvo por los extremistas" y cree que "si la extrema derecha no se hubiera cebado con don Juan Carlos, pidiendo su renuncia al trono con la monserga de que España se rompe" él "habría abdicado en el Príncipe Felipe cuando cumplió 70 años y éste 40", en 2007. A VECES NO ENTIENDE A ZAPATERO

Sobre su relación con el actual líder socialista, asegura que a veces tiene ganas de "darle un abrazo fuerte", "cuando 15.000 personas vociferan en Madrid el salvaje 'Zapatero al hoyo con tu abuelo", pero que otras veces no le entiende, empezando por su concepción de la igualdad que, según Ibarra, en el caso de Zapatero se acerca "al partido radical italiano".

"Yo antepongo luchar contra las diferencias abismales entre lo que gana un director de banco y el conserje a que ambos puedan contraer matrimonio", ilustra.

Ibarra recuerda que en el último Congreso del PSOE, el pasado julio, él reclamó que los dirigentes regionales siguieran presentes en las Ejecutivas --cosa que el secretario general no aceptó-- y afirma que el PSOE de Zapatero "ha acabado definitivamente" con su generación, "quizá con la excepción" de José Bono que, como presidente del Congreso, sigue "calentando en la banda", afirma.

Afirma además que el PSOE ofrece hoy "una imagen heterogénea, pero ni una sola voz discrepante" y cree que "se perdió cierta cohesión interna" y "espacio para la crítica" cuando empezaron a televisarse en directo los discursos del secretario general en los actos del partido.

El veterano socialista se refiere también al Congreso del año 2000 en el que fue elegido Zapatero y subraya que Matilde Fernández "fue la candidata guerrista sin el apoyo de (Alfonso) Guerra" y que éste apoyó a Zapatero "sabedor de que la división del voto entre Matilde y Zapatero podría significar la victoria de Bono".