El juez advierte a una etarra en la Audiencia Nacional que "aquí no se dice 'Gora ETA' ni 'Viva España'"

Actualizado: viernes, 1 febrero 2008 20:31


MADRID, 1 Feb. (EUROPA PRESS) -

El juez Fernando García Nicolás amonestó hoy a la miembro de ETA Dolores López Resina, alias 'Lola', por dar vivas a la organización terrorista durante un juicio celebrado en la Audiencia Nacional por la comisión de dos intentos de atentado en Barcelona en 1993, al tiempo que le advirtió que "aquí no se dice 'Gora ETA' ni 'Viva España'".

La etarra exclamó "Gora ETA" para despedirse del que en aquella época era miembro del 'comando Barcelona' José Gabriel Zabala Erasun, al que recibió con dos besos cuando entró a la sala de vistas como testigo de la acusación. El comentario de la etarra provocó el enfado de un representante de la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT) que asistía al juicio como público y que pidió que esas palabras fueran consideradas como "apología del terrorismo".

Durante el juicio, que quedó visto para sentencia ante la Sección Segunda de la Sala de lo Penal, la fiscal Dolores Delgado elevó a definitiva su petición de 18 años de cárcel y seis de prohibición para acercarse al lugar de los hechos por un delito de atentado en grado de tentativa.

La etarra, que habló íntegramente en catalán y sin traducción simultánea al no encontrarse en la sala más que una intérprete de euskera, aprovechó su turno de intervención para declararse "militante de ETA y catalana" y asegurar que no tiene "nada que ver" con los hechos que se le imputan. En su última palabra, 'Lola', también conocida como 'Tere' y 'La catalana', alternó los dos idiomas para decir "Gora Euskal Herría" y "Visca la terra lliure".

"SIMPATÍA" Y "EUFORIA" ENTRE LOS ETARRAS

Además de los dos besos a Zabala Erasun, que se negó a declarar ante el tribunal, otros dos presuntos etarras ya condenados por estos intentos de atentado --Felipe San Epifanio San Pedro, 'Pipe', y Gonzalo Rodríguez Cordero--, intercambiaron durante la vista gestos de afecto, sonrisas y guiños de ojos con la acusada.

La "actitud" de los cuatro etarras, sus "gestos de simpatía y proximidad" y la "euforia" que mostraron durante el juicio fue incorporada por la fiscal Delgado al conjunto de pruebas en las que fundamentó su petición de condena. De igual modo, destacó la declaración inculpatoria que realizó 'Pipe' en dependencias policiales y judiciales, que permitió localizar una lonja en la que se ocultaban coches, sustancias explosivas y armas utilizadas por el 'comando'.

La defensa de la etarra, por su parte, pidió su libre absolución asegurando que la declaración de 'Pipe' es la única prueba contra su cliente y que ésta "no tenía contacto ni conocía" a Zabala y Rodríguez Cordero.

Según el relato del Ministerio Público, estos dos etarras trasladaron un vehículo con explosivos desde San Sebastián hasta Barcelona para hacerlo explotar en la confluencia de las calles Vila Villa y José Carner, en las inmediaciones del monumento a Colón. Antes de trasladarlo, le introdujeron dos ollas que contenían 40 kilos de amosal, ocho de amerital, seis metros de cordón detonante, cuarenta kilos de tornillos, tres detonadores eléctricos y un temporizador. Después se lo entregaron San Epifanio y López Resina.

VICARIO SETIÉN SE PUSO NERVIOSO

Los dos etarras, continúa el relato de la fiscal, aparcaron el vehículo frente a las oficinas de Correos, aunque no lo pudieron hacer explotar ni el 14 de agosto de 1993 porque el también etarra Gregorio Vicario Setién se puso nervioso, ni al día siguiente porque se les cruzó un vehículo de la Guardia Urbana. Ante el riesgo de ser detenidos, habrían decidido abandonar el lugar y avisar a los diarios 'Egin' y 'La Vanguardia' de la colocación del artefacto.

El vehículo, que llegó a explotar a pesar de los trabajos del Grupo de Desactivación de Explosivos, causó daños en el vehículo tasados pericialmente en casi 4.000 euros, cantidad que la fiscal incluye en su escrito de calificación en concepto de indemnización.