La madre del policía asesinado por el grapo absuelto espera que Zapatero, como padre, no pase por una experiencia igual

Actualizado: sábado, 5 abril 2008 16:44

LA CISTÉRNIGA (VALLADOLID), 5 Abr. (EUROPA PRESS) -

La madre de Javier Sanz Morales, el policía nacional vallisoletano asesinado en Madrid el día 17 de noviembre de 2000 por el miembro del 'grapo' Marcos Martín Ponce, cuya condena a 30 años de cárcel impuesta por la Audiencia Nacional ha sido anulada ahora por el Tribunal Supremo, expresó su deseo de que el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, no tenga que experimentar jamás como padre no sólo la trágica experiencia sufrida por ella entonces sino la impotencia de ver ahora en la calle al asesino de 'Javi'.

Desde su piso de La Cistérniga (Valladolid), repleto de fotografías y recuerdos de su hijo, Francisca Morales, en una entrevista concedida a la Gaceta de los Negocios y recogida por Europa Press, aprovechó para, con una mezcla de indignación, rabia y frustración, dirigirse a Rodríguez Zapatero para pedirle que endurezca las penas y que hechos de este tipo no vuelvan a producirse.

"Si él tiene dos hijas, espero que no sepa lo que es perder un hijo, y si pudiera hablar con él se lo diría. No me gustaría que le pasara algo así, esto es horroroso", aseguró Francisca, quien aseguró haberse enterado de la absolución del asesino de su hijo a través de los medios de comunicación. "No nos ha llamado nadie. Por vergüenza, la policía nos tenía que haber avisado", denunció.

La progenitora del agente asesinado sí deseó todo lo peor para el joven que acabó con la vida de su hijo de un disparo en la nuca. "Es un canalla y un cobarde, él va a estar en la calle mientras que mi hijo está enterrado. Le deseo que sepa lo que es sufrir, y aunque se arrastrara de rodillas, y mira que soy católica y creyente, no le perdonaría en la vida", confesó.

Y es que Francisca, además de la irreparable pérdida de 'Javi', siente haber perdido a otro hijo más. "Tengo otros cuatro hijos, y el mayor está destrozadito desde la muerte de su hermano. También era policía y está jubilado desde hace cinco años. Es que no me han matado a uno, me han matado a dos", incidió, para concluir no sin antes advertir que a la familia no le queda otra que afrontar la situación con "resignación, con un día bueno y otro malo. Se siente mucha pena y mucha impotencia".