Un total de 100 instantáneas, acogidas con éxito en la Exposición Universal de Aichi (Japón), recoge este tránsito generacional
VALLADOLID, 30 Sep. (EUROPA PRESS) -
Tratar de transmitir lo que ha supuesto el cambio social del último cuarto de siglo en España es un tarea difícil a la que, no obstante, se ha atrevido el académico Publio López Mondéjar mediante la selección de los diez fotógrafos y las cien fotografías que consideró que mejor reflejaban de una forma documental ese tránsito de la cerrazón del franquista a la entrada en el siglo XXI, y que se podrán contemplar hasta mañana, domingo, fecha de clausura de la muestra, en la Sala Municipal de Exposiciones de San Benito en Valladolid.
El contenido de este proyecto iniciado en 2005 es variado en temática y estilo y si bien algunos como Ricky Dávila ofrecen retratos exclusivamente faciales, de rostros duros que asaltan al espectador con su presencia (inmigrantes, indigentes, un pandillero o un boxeador son el objeto del objetivo de este autor) otros retratan personalidades netamente urbanas y diferenciadas de un prototipo de normalidad, mientras hay quien ha preferido optar por un pulso a lo rural o al costumbrismo.
"Esta exposición tiene picos y valles, hay fotógrafos como Miguel Trillo que sólo hace fotografías de la juventud, viendo todo el tránsito de las tribus urbanos, desde lugares como Madrid, y hay otros como Xurxo Lobato que se dedican más a Galicia y al entorno rural; clásicos como García Rodero que se dedican a capturar el rito y ritual en el entorno rural, es una selección muy desigual", explicó en declaraciones a Europa Press el director de Coediciones Internacionales de la Editorial Lunwerg, Javier Ortega Martín.
Siempre con el objeto de comparar, de admirar ese paso de lo nuevo a lo viejo, de lo antiguo que no se puede superar aunque se quiera y de lo tradicional que inevitablemente se pierde aunque no se desee. "Siempre hay vestigios; ha ocurrido en más países europeos, hay un componente urbano y componente rural, hay esa división, y hay que saber mantener la tradición pero no perdiendo los trenes que llevan a lugares más desarrollados", reseñó Ortega.
De este modo, si por un lado lo tradicional es una faceta más que estas fotografías pueden ayudar a recordar, también está ese apartado incómodo que resultó y resulta el pasado franquista. "Sobre todos los fotohistoriadores y los intelectuales defienden la teoría de que debido a la parte final del periodo franquista y de la cerrazón había una especie de España de bambalinas o una España acartonada de las películas de posguerra y un montón de gente que necesitaba crear y manifestarse de forma especial, todo esto está contenido", añadió Ortega.
ESTANDARTE ESPAÑOL EN AICHI
La relevancia de los autores seleccionados (Alberto García-Alix, Cristina García Rodero, Xurxo Lobato, José Ignacio Lobo, Ramón Masats, Isabel Muñoz, José Manuel Navia, Miguel Trillo, Juan Manuel Castro Prieto y Ricky Dávila) se puso de manifiesto en su estreno internacional en el Metropolitan Museum of Photography de Japón por la acogida que allí tuvo, coincidiendo con la Exposición Universal de Aichi (Japón).
"Allí fue fantástico porque en poco tiempo se convirtió en el estandarte de la representación española en Aichi, fue un éxito de público y sirvió para que algunos fueran cabecera del París Photo", como es el caso de García-Alix.
Ante la pregunta de si este último cuarto de siglo no ha pasado a toda velocidad, por todos los cambios que han ido surgiendo en la mentalidad general del país, Ortega consideró que "decir que 30 años pasan rápido es un poco aventurado. Por una parte puede parecer que algunas fotografías están tomadas antesdeayer pero, sin embargo, echas la vista atrás y ves todo el tiempo que ha pasado hasta que diversos artistas han podido exponer, a los artistas les parezca más largo que lo que realmente ha sido", remarcó.
Para él, esta es una "oportunidad excelente para disfrutar de estos diez fotógrafos juntos", por primera vez en España y hasta el 1 de octubre, contemplar cien instantáneas principalmente en blanco y negro, entre las que sorprenden cálidos paisajes en color; se puede saltar del desenfoque premeditado e inquietante de José Manuel Navia a la presencia fuertemente física y erótica, al baile y el sentimiento de las tomas de Isabel Muñoz, de lo sobrio mostrado por Ramón Masats a los retratos en color de Miguel Trillo como viaje a otro tiempo, aún en lo contemporáneo.
