MADRID, 23 Dic. (EUROPA PRESS) -
El anuncio de la presidenta del PP de Madrid, Esperanza Aguirre, poniéndose a disposición del partido de cara a las elecciones municipales de mayo de 2015, ha provocado distintas reacciones entre los miembros de la formación, que se dividen entre los que ven el paso como "puro sentido común" y quienes, por el contrario, lo tachan de "auténtico empecinamiento y ambición personal" por parte de la expresidenta regional.
"Es puro sentido común, pura lógica", señalan fuentes consultadas por Europa Press, que avalan su argumentación en el hecho de que todas las encuestas aparecidas en los medios de comunicación dan como caballo ganador a Aguirre frente a otras candidatas cuyos nombres no han dejado de sonar en los últimos meses, como Cristina Cifuentes, Soraya Sáenz de Santamaría y Lucía Figar.
Creen igualmente que con este paso Aguirre "demuestra que no abandona el barco" en momentos muy difíciles para el partido, cuando lo más fácil para ella habría sido quedarse en esa segunda fila política tras dejar la Real Casa de Correos o incluso un retiro "cómodo" en Bruselas como europarlamentaria.
A la espera de que el Comité Electoral Nacional dé el sí a Aguirre, sus defensores esgrimen ante el presidente del partido, Mariano Rajoy, la fortaleza interna de la madrileña dentro del PP de Madrid, esencial en el tablero político español. Sin embargo, otras fuentes consultadas por Europa Press han manifestado su alejamiento con esta postura.
"GRAN PASADO EXCELENTE PERO PASADO"
Llegan a afirmar que Aguirre "no es la mejor opción", que tuvo "un gran pasado excelente pero eso, pasado" ya que lo que los votantes reclaman no es tanto una renovación generacional, que también, sino "caras nuevas que no suenen a lo mismo".
Se trata, en definitiva, de dar opción a savia nueva con experiencia y conocidos por la ciudadanía, como la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, o la delegada del Gobierno, Cristina Cifuentes, por ejemplo, destacan.
Estas mismas fuentes señalan como un obstáculo para Aguirre su relación con algunas de las caras de la corrupción, como Francisco Granados (Púnica) y Alberto López-Viejo (Gürtel), a quienes nombró dentro de sus gobiernos y en el partido "teniendo en contra a todo el mundo", con independencia de que fuera engañada por ellos. A eso suman su imputación por el caso de los agentes de movilidad, donde demostró "una soberbia insoportable".
En cuanto a las encuestas aparecidas en prensa, un sector del PP lo compara con el vaso medio lleno y medio vacío y es que no consideran que Aguirre sea la mejor candidata para el 50 por ciento de los conservadores, sino que la mitad del partido no la arropa, algo "impensable" pocos años atrás. Todo ello es consecuencia del "hartazgo" de un "mensaje cargado de populismo".
Sobre si el paso dado por la presidenta hoy es visto como que ya cuenta con un hipotético sí por parte de Rajoy, fuentes del partido consideran que no es más que "un órdago" que le lanza para "meterle presión".
