Morín compró tres trituradoras para deshacerse de los fetos, según un testigo protegido

Actualizado: viernes, 14 marzo 2008 19:09

BARCELONA, 14 Mar. (EUROPA PRESS) -

El ginecólogo peruano Carlos Morín, cuyas clínicas se encuentran bajo investigación judicial por abortos ilegales, compró tres trituradoras, una de ellas de grandes dimensiones, para supuestamente deshacerse de los fetos en avanzado estado de gestación extraídos en sus centros fuera de los límites legales.

Según recoge el sumario del caso, instruido por la juez Elisabet Castelló y al que ha tenido acceso Europa Press, Morín compró, a través de la clínica Ginemedex, un triturador industrial, según explicó a la Policía un testigo protegido.

En la planta baja de la clínica TCB, justo detrás de la mesa de recepción de las clientas, había una puerta que escondía una pica de lavabo y debajo de ésta estaba instalado este triturador industrial.

En ocasiones, según el primer testigo protegido, el triturador se había atascado y se habían tenido que abrir las tuberías y el suelo de la clínica por un paleta. Lo habitual en los casos en que los abortos ilegales terminaban por la noche era introducir los fetos extraídos en el congelador, y al día siguiente triturarlos, para así evitar el ruido de la máquina y no molestar a los vecinos en horario nocturno.

Con este triturador se deshacían de los fetos resultantes de las operaciones ilegales practicadas por la clínica, aunque después de la denuncia de una televisión danesa en octubre de 2006, desmontaron la máquina, aunque permaneció la instalación de la fontanería.

Los encargados de utilizarla siempre eran los médicos que se habían encargado de la operación. A las mujeres que abortaban se les engañaba diciéndoles que los fetos serían incinerados.

Según obra en el sumario, este triturador fue adquirido por Ginemedex el 6 de agosto de 1998 a una empresa de Hernani (Guipúzcoa). La máquina tenía una capacidad de trituración de unos 400 kilos por hora, según consta en un folleto publicitario.

Los otros dos trituradores, más pequeños, fueron comprados a una empresa de Castelldefels (Barcelona) que se encargaba del mantenimiento global de las clínicas.

En cambio, en su declaración ante la juez, Morín explicó que "nunca" ha habido un triturador en Ginemedex mientras él estuvo allí. Sin embargo, cuando llegó hace quince años a la clínica sí había uno, instalado en un patio --como han confirmado varios testigos e imputados-- pero que nunca se utilizó.

Según él, el triturador se pudo haber utilizado anteriormente para restos de comida o basura.

LIMPIADORAS QUE HACÍAN DE ENFERMERAS.

En junio de 2007 este testigo protegido explicó a los Mossos d'Esquadra --que entonces investigaban el caso-- que Morín realizaba, él mismo, abortos fuera de plazo con la ayuda de personal médico de confianza en TCB. Después del reportaje con cámara oculta de la televisión danesa, pasó a realizarlos en Ginemedex.

El testigo explicó que uno de los médicos de confianza que ayudaba a Morín, Mauricio C., también peruano, no tenía la especialidad de ginecólogo, sino que estudiaba pediatría. Por esto, utilizaba el nombre y el sello del ginecólogo Tomás P.P., imputado en el caso.

El pediatra peruano también aparece en otras ocasiones en el sumario, como por ejemplo en conversaciones telefónicas interceptadas por la Guardia Civil en las que admite que en las clínicas se hacían "cosas realmente indebidas", que aunque fueran para "ayudar", "la ley no las ampara".

En otras llamadas 'pinchadas' se confirma que los médicos practicaban abortos de fetos de hasta 33 semanas de gestación.

Otra de las denuncias del testigo fue que una trabajadora con categoría profesional de limpiadora, y que no tiene ninguna titulación oficial de medicina, enfermería o similar, tenía funciones en la clínica de enfermería e instrumentista dentro del quirófano y era la encargada de suministrar medicinas e informar cuando las pacientes ya estaban dilatadas. También las acompañaba en el postoperatorio.

Según el testigo, se ponía en riesgo la salud de la madre por la esterilización de los instrumentos del quirófano, ya que ésta se llevaba a cabo por personal no cualificado.

"SI ESTÁS EN EL BARCO, BIEN".

Este testigo explicó que era una persona de confianza de Morín pero que en un determinado momento empezó a ver "cosas muy extrañas" como abortos de fetos de muchas semanas y "aparentemente" no había malformación ni ningún supuesto legal aplicable.

Cuando se lo dijo "claramente" a Morín, éste le respondió que "si estaba en el barco, bien, y si no, ya se iría dando cuenta de lo que pasaría". A partir de entonces, le empezaron ha hacer la "vida imposible" en el trabajo, tanto Morín como el resto de la plantilla.

Le dejaron sin nada que hacer durante toda su jornada laboral, por lo que cayó en una profunda depresión. Desde el 27 de abril de 2007 le dieron la baja laboral.