Actualizado: jueves, 15 mayo 2008 13:52
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   VITORIA, 16 May. (EUROPA PRESS) -


   El obispo de Vitoria, Miguel Asurmendi, destacó ayer "el sentimiento general de rechazo" a los asesinos, "sus inspiradores y colaboradores directos o indirectos", durante el funeral de Juan Manuel Piñuel, guardia civil asesinado por ETA en Legutiano (Álava).

   En su homilía, Asurmendi expresó su solidaridad a los familiares y allegados y destacó "el sentimiento general de rechazo y de rabia contenida contra los autores y los cómplices del terrible atentado" perpetrado contra la casa cuartel de la Guardia Civil.

   A su juicio, "es de justicia condenar el atentado terrorista, a sus autores materiales, a sus inspiradores y colaboradores directos e indirectos". "La persona humana nunca puede ser utilizada como medio para lograr cualquier tipo de fin por digno y meritorio que sea", añadió.

   El prelado señaló que "la persona humana es fin en sí misma y digna de respeto". "Vale la pena recordarlo en este año en el que se cumple el 60 aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos", subrayó.

"SUFRIMIENTO ATROZ"

   Además, recordó "el sufrimiento atroz de los familiares que sienten que se les ha arrebatado injustamente de su lado un ser querido inocente, el padre, el esposo", y subrayó "la sensación de hartazgo que sienten millones de personas ante un nuevo atentado criminal, que se une a cientos de actos similares a lo largo de 40 años de terrorismo de ETA".

   "Al sufrimiento de las víctimas y la desesperanza de muchos se une la serie cruel de preguntas que nos corroen por no encontrar respuesta válida. ¿Para qué ha servido este acto criminal?, ¿con estas acciones se sirve al bien del pueblo vasco?, ¿hasta cuándo va a durar entre nosotros la lacra del terrorismo?", se preguntó.

   Miguel Asurmendi expresó también sus condolencias y su respeto a la Guardia Civil porque han asesinado de nuevo a un miembro del instituto armado, "que se agrega a los centenares que le han precedido". Por último, realizó un llamamiento a "purificar nuestra conciencia y abrirnos a la verdad y a la Justicia".  

 El funeral terminó poco antes de las doce del mediodía. El féretro, portado por representantes del instituto armado, será trasladado al Aeropuerto de Foronda, de donde saldrá en avión con destino a Málaga.

   Los funerales se iniciaron a las 10.30 horas, con la asistencia de la viuda y familiares de la víctima, los Príncipes de Asturias, los miembros del Gobierno central María Teresa Fernández de la Vega, Carme Chacón y Alfredo Pérez Rubalcaba, el presidente del Senado, Javier Rojo, el lehendakari, Juan José Ibarretxe, y representantes de todos los partidos políticos.

   La ceremonia religiosa se desarrolló a puerta cerrada, sin la asistencia de los medios de comunicación, por expreso deseo de la familia de Piñuel. El funeral acabó diez minutos antes de que se produzcan las concentraciones, a las doce del mediodía, ante todas las instituciones vascas en repulsa por el asesinato del guardia civil.

   Al finalizar su homilía, el obispo de Vitoria besó a la viuda, Begoña. En las puertas de la Catedral Nueva de Vitoria, centenares de vecinos aplaudieron a la salida del féretro y al ver salir a la esposa de Juan María Piñuel. El himno de la Guardia Civil y una marcha fúnebre despidió al agente.