BRUSELAS, 7 Dic. (EUROPA PRESS) -
El ministro de Asuntos Exteriores y de Cooperación, Miguel Ángel Moratinos, reconoció hoy la existencia de "divergencias importantes" entre los países aliados de la OTAN y la Federación Rusa en Kosovo, el Tratado de Fuerzas Convencionales en Europa (FACE) y los sistema de defensa antimisiles proyectados por Estados Unidos y OTAN en Europa.
En declaraciones a los medios, el jefe de la Diplomacia española indicó que el Consejo Rusia-OTAN que hoy celebraron los ministros de Exteriores de la Alianza Atlántica y de Rusia, Sergei Lavrov, "es un marco idóneo para exponer posiciones y buscar soluciones".
Calificó el diálogo con Labrov de "franco" y recalcó que, a pesar de las manifiestas "divergencias importantes" entre las partes, aseguró que tanto el secretario general de la OTAN, Jaap De Hopp Scheffer, como el titular de Exteriores ruso subrayaron en sus últimas intervenciones su "voluntad de intensificar el diálogo y buscar soluciones para las cuestiones que ahora nos preocupan, tanto el Tratado de Fuerzas Convencionales Europeas como el escudo antimisil como la situación sobre Kosovo".
Según explicaron fuentes de la Alianza Atlántica, en el caso de Kosovo, aliados y rusos no se ponen de acuerdo por la insistencia de Belgrado en "seguir negociando" el estatuto final de Kosovo hasta que serbios y albano-kosovares lleguen a un solución de consenso, vía que los países aliados consideran "terminada" y piden "avanzar en el proceso estatutario" de la todavía provincia serbia.
En lo que respecta al tratado FACE --que limita, entre otros, el volumen de carros de combate y armas convencionales desplegadas por las partes en Europa--, OTAN y Rusia se han comprometido a "seguir negociando", tal y como explicó el propio Lavrov en rueda de prensa. Según Lavrov la decisión de Moscú de suspender su participación en el tratado a partir del día 12 de diciembre no significa que las negociaciones se paralizarán entre las partes.
Asimismo, rusos y miembros de la OTAN no han sido capaces de llegar a un acuerdo en el sistema de defensa antimisiles que Washington tiene intención de desplegar en República Checa y Polonia y que incomoda enormemente a Moscú. La Alianza Atlántica por su parte contempla impulsar un sistema paralelo para garantizar la seguridad del resto de países aliados cuya seguridad no estaría garantizada con el proyecto estadounidense.
