El psiquiatra de Brians en prisión por abortos ilegales debe cumplir condena por amenazar y humillar a su pareja en 2001

Actualizado: jueves, 20 diciembre 2007 15:50

La mujer sigue en tratamiento psicológico después de que la sometiera a un "clima de constante hostigamiento" durante varios meses

BARCELONA, 20 Dic. (EUROPA PRESS) -

El psiquiatra Pascual Javier R.M., que trabajaba a tiempo parcial en la cárcel barcelonesa de Brians e ingresó hoy de forma preventiva en la prisión Modelo por presuntamente falsear informes para facilitar abortos ilegales, está pendiente de cumplir cuatro años de cárcel por amenazar de muerte y humillar "hasta la desesperación" a su ex compañera sentimental en 2001, a quien intimidó con un puño de pinchos y roció con un 'spray' de pintura roja, entre otras vejaciones.

En una sentencia dictada en noviembre de 2005, a la que ha tenido acceso Europa Press y que es firme, la Sección Sexta de la Audiencia de Barcelona confirma la condena que un juzgado penal de la capital catalana impuso al psiquiatra por un delito de violencia psíquica habitual y otro de amenazas contra Ana María C.L., con quien mantuvo una relación sentimental desde la primavera de 2000 hasta la de 2001 y convivió durante un mes y medio.

Además de la pena de cárcel, que todavía está pendiente de ejecución, el psiquiatra no podrá acercarse a menos de 1.000 metros de su ex compañera sentimental durante tres años y deberá indemnizarla por las lesiones psicológicas que le ha causado con sus "actos de amedrentamiento y acoso", que todavía la obligan a estar en tratamiento psicológico.

Según explica la sentencia, Pascual Javier R.M. empezó a amedrentar a la víctima incluso antes de que iniciaran su relación, amenazándola un día con un puño de pinchos mientras estaban en el coche del psiquiatra, situación que no llegó a más gracias a la intervención de una patrulla de la Policía que había sido alertada por los vecinos.

Sin embargo, el "clima de constante hostigamiento y humillación" al que fue sometida Ana María C.L. se inició aproximadamente el 10 de abril de 2001, una vez iniciada la convivencia, cuando el acusado llamó repetidas veces a la víctima desde el centro hospitalario de Barcelona en el que trabajaba para insultarla. "No se te ocurra ir a trabajar porque te mato, eres una puta, una lesbiana, sólo sabes follar con todo el mundo y mover el culo", le espetó ese día al llegar a casa.

Ese mismo día, el psiquiatra encerró a su novia en una habitación para, después, agarrarla de los pelos y lanzarla contra una pared. Según la sentencia, acto seguido la cogió del cuello y le dijo: "Si aprieto un poco más, te mato". Cuando la víctima le aseguró que le denunciaría, él empezó a reírse porque estaba convencido de que no le pasaría nada. Es más, según la sentencia el condenado le aseguró que no se iba a "ensuciar las manos" en matarla, porque había gente que "por 100.000 pesetas" lo haría por él.

"OBSESIVA" PERSECUCIÓN "ADEREZADA CON DESPRECIO".

Después de este episodio, Ana María C.L. se marchó a casa de sus padres, e interpuso una denuncia contra Pascual Javier R.M. el 13 de abril de 2001. Un juzgado de Cornellà de Llobregat (Barcelona) dictó una orden de alejamiento contra el psiquiatra, pero éste no dejó de llamarla continuamente, incluso 20 ó 30 veces al día, para insultarla y amedrentarla. "Puta, ignorante, eres inferior y nadie te va a creer, te voy a joder la vida, no sabes ni denunciar, tú eres una simple auxiliar administrativa y yo un psiquiatra, ¿a quién crees que van a creer?", le decía.

Ya en agosto de 2001, la víctima quedó con Pascual Javier R.M. en un restaurante para hablar de la venta del piso que se habían comprado en Cornellà, pero éste se dedicó a insultarla, por lo que ella decidió marcharse. Una vez fuera, el acusado estaba esperando en su coche a que Ana María C.L. cruzara la calle para, entre risas, dar acelerones cada vez que ella intentaba pasar. "Atrévete a cruzar, putita", le decía, obligándola a marcharse por otra calle.

Según relata la sentencia, el psiquiatra se dedicaba también a llamar "a todas horas" a casa de los padres de su ex compañera sentimental para intimidarles, diciéndoles que Ana María C.L. era un "capricho" y que "por las buenas o por las malas la iba a tener". Finalmente, la familia se vio obligada a cambiar de teléfono, aunque eso no impidió que Pascual Javier R.M. enviara mensajes al teléfono móvil de la víctima para seguir amenazándola de muerte.

Las "continuas intimidaciones y menoscabo permanente de la integridad psíquica" de Ana María C.L. llegó al extremo el 30 de septiembre de 2001, cuando el psiquiatra esperó en su coche a que la víctima saliera de su casa y subiera al vehículo de una amiga para perseguirlas y, poniéndose a la misma altura que ellas, rociar a su ex novia con un 'spray' de pintura roja. Mientras le manchaba el pelo, la ropa y el coche, la llamaba "puta" y se reía.

La Sección Sexta de la Audiencia considera probados los "ataques" referidos por la víctima durante el juicio, que se traducen en "un mosaico de actos individuales de insultos, desprecios, llamadas de teléfono reiteradas hasta la desesperación o intromisiones en la vida cotidiana de la perjudicada que llegaban a minar su equilibrio y sosiego" por su "exasperante frecuencia o intempestivo horario".

Para el tribunal, todos estos hechos "verdaderamente sacudieron la vida de la víctima durante meses" y, por ello, desestima el recurso de apelación presentado por la defensa de Pascual Javier R.M. La Sección Sexta, además, apreció en el psiquiatra "una descompensación anímica que conduce a una obsesiva persecución, empujada por el despecho y aderezada con el desprecio".