Actualizado: miércoles, 19 diciembre 2007 18:59


MADRID, 19 Dic. (EUROPA PRESS) -

La sentencia de la Audiencia Nacional que condena a penas de 525 años y medio de cárcel a 47 de los 52 acusados en el juicio contra KAS, EKIN y XAKI describe la celebración de un juicio "esperpéntico" en el que "testigos miembros de ETA que están cumpliendo severas condenas por su participación en execrables acciones terroristas tildaban a los acusados de auténticos héroes".

A lo largo de sus 1.185 folios, la resolución judicial critica la "actitud rupturista" de los acusados que durante las sesiones de la vista "intentaron paralizar este juicio para siempre". Asimismo, lamenta que los etarras elogiaran la actitud de éstos por "su denodada lucha en la consecución de la independencia y de la construcción nacional de Euskal Herría".

"Esta situación rozaba con lo esperpéntico, pues no podemos olvidar que todos los acusados negaron, de forma sistemática, tener algún tipo de vinculación con ETA, advirtiendo que, ni por asomo, conocían a ningún miembro de la organización", señala la presidenta del tribunal y ponente de la sentencia, Angela Murillo. La magistrada añade que, de ser cierta esta afirmación, "llamaría poderosamente la atención ese surgimiento espontáneo de tantos fans de los testigos referidos en el acto del plenario".

LA FRUSTRADA INTERVENCIÓN DE SAGARZAZU

Como ejemplo de este tipo de situaciones, Murillo relata la comparecencia como testigo de las defensas de Ramón Sagarzazu Gaztelumendi, que al ser preguntado a través de videoconferencia si iba a jurar o prometer decir la verdad señaló: "La verdad, yo por decir la verdad, la verdad que le debo al pueblo. Usted sabe que la verdad que usted representa y la verdad que representa el pueblo es diferente".

Preguntado otra vez por esta cuestión, señaló que no juraría ante la Consitución española ni ante los que "oprimen" al pueblo vasco, lo que provocó que la presidenta diera por finalizada la videoconferencia. El pretendido testigo cerró su intervención gritando "¡Viva Euskal Herria libre!, ¡Abrazos!, ¡Ánimo!".

De igual modo, el tribunal reconoce que ha permitido la indumentaria y la actitud de los procesados "dentro de un amplio límite de tolerancia" porque siempre ha perseguido "el cumplimiento del mandato constitucional de juzgar soportando sin tener por qué, obviamente, pero consciente de sus obligaciones, opiniones y pareceres que no en pocas ocasiones rozaban los límites entre conductas lícitas e ilícitas".