La hijastra se suicidó con 17 años tirándose a las vías del Metro tras cinco años de abusos y haber hablado con su madre
MÓSTOLES (MADRID), 8 Abr. (EUROPA PRESS) -
La titular del Juzgado de lo Penal número 3 de Móstoles suspendió hoy el juicio contra el guardia civil acusado de abusar sexualmente de sus dos hijas, una de las cuales, de la que no era padre biológico, se suicidó tirándose a las vías del tren con 17 años, según la familia, tras cinco años de abusos constantes.
Fuentes consultadas por Europa Press precisaron que en esta primera sesión del juicio han declarado la madre, la hermana de la fallecida y el propio acusado, así como los forenses del Juzgado, por lo que quedan por declarar los tíos de la fallecida y su padre biológico, que son los testigos aportados por la abogada de la acusación, ejercida por la Asociación de Asistencia de Mujeres Víctimas de Agresiones Sexuales.
La acusación pide seis años de prisión para el acusado, tres por los abusos cometidos a cada una de las niñas. Por otro lado, el abogado de la defensa solicita que sólo sean tres, pues los abusos a la hija pequeña no han sido demostrados ni tampoco reconocidos por el acusado.
Los familiares tuvieron que ser expulsados de los pasillos de los Juzgados de Móstoles, al encararse con el acusado después de que terminara de declarar. En ese momento, tras una actitud que algunos de ellos definieron como "chulesca", empezaron a gritarle cosas como "violador", "degenerado", "abusador de menores", o "sinvergüenza".
PEDOFILIA LIMITADA AL INCESTO
Los abusos comenzaron, según la familia, cuando Andrea tenía diez años. Pasaron siete hasta que ella se decidió a contarlo en una reunión familiar porque sospechaba que su hermana pequeña, entonces de cinco años, estaba sufriendo el mismo calvario de su propio padre, que ahora cuenta con 42 años. Según afirman, en plena reunión, la niña empezó a acusar al padre de lo sucedido en los años anteriores.
En consecuencia, los padres se separaron y la familia puso el tema en manos de la Justicia. Los forenses diagnosticaron entonces que el acusado tenía una pedofilia limitada al incesto; es decir, que abusaba de menores pero sólo dentro del propio seno familiar, señala la acusación.
El hombre permanece en libertad y en ningún momento ha llegado a ingresar en prisión, pues los jueces nunca han creido necesaria su encarcelación. A pesar de ser guardia civil, no disponía en los últumos años arma reglamentaria, ya que se encuentra de baja por depresión desde el año 2004.
ESTABA HUNDIDA
La madre de las niñas explicó a las puertas del Juzgado que su hija fallecida "estaba hundida por lo que había sucedido, especiamente a partir del momento en que se dio cuenta de que lo que a ella le había pasado se estaba repitiendo con su hermana pequeña".
"No pensaba contarlo nunca, pero cuando se dio cuenta de lo que estaba sucediendo, nos dijo cómo su padrastro le metía mano y le sobaba cuando yo no estaba en casa", explicó la madre.
Asimismo, contó cómo su hija veía imágenes que le hacían revivir una y otra vez los abusos de los que había sido objeto. En una línea parecida se expresó la abuela de la fallecida, que aseguró que al final la veía muy "desquiciada". "Yo notaba que no dormía, pero no sabía por qué", manifestó.
Por su parte, las amigas de la fallecida contaron que el padrastro parecía "un hombre normal, amable, de su casa, una buena persona". Una de ellas explicó que "siempre hablaba muy mal de él" y ellas no entendían los motivos.
