El Tribunal Supremo confirma la condena a 6 años de prisión al empresario Benedicto Alfaro

Actualizado: martes, 7 marzo 2006 20:12

MADRID, 7 Mar. (EUROPA PRESS) -

El Tribunal Supremo ha confirmado la condena a 6 años de prisión impuesta por la Audiencia Nacional al empresario Benedicto Alfaro por un delito continuado de estaba cifrado en más de 1.500 millones de pesetas (más de 9 millones de euros) al 'broker' de la bolsa Baltasar Egea, quien en mayo de 1993 se suicidó después de matar a su mujer y su hijo.

La sentencia del alto tribunal estima parcialmente el recurso interpuesto por el empresario contra la resolución de la Audiencia Nacional y, aunque mantiene la misma pena de prisión para Alfaro, ordena que se le aplique el Código Penal de 1973 y no el de 1995 como se hizo, al ser más beneficioso para el reo por admitir las redenciones de pena.

El Supremo confirma el resto de los hechos contenidos en la sentencia de la Audiencia Nacional, que declaró probado que Alfaro, a raíz de la mala situación económica que atravesaba su grupo empresarial, solicitó la ayuda de Egea, quien le entregó importantes sumas de dinero procedentes de inversores privados a los que ofreció un alto interés. A cambio, Alfaro le dio unos pagarés que cuando Egea los fue a cobrar, el empresario se negó a abonárselos alegando en algunos casos que la firma de los mismos era falsa.

CRÍTICA SITUACIÓN ECONÓMICA

La Audiencia Nacional explicaba que Benedicto Alfaro decidió, ante la crítica situación financiera del sector inmobiliario de su grupo empresarial, acudir a otro tipo de financiación distinta a la ofrecida por entidades bancarias. Así, contactó con Baltasar Egea, al que conocía de antes de 1988, y que se dedicaba como 'broker' a la gestión de patrimonios.

Alfaro diseñó un sistema basado en la confianza existente entre él y Egea por el que este último se convertía en financiador de su grupo empresarial. Para ello, el empresario "aparentó que su grupo disfrutaba de una solvencia y liquidez de la que realmente carecía", indica el fallo. Egea creyó que se hallaba ante un "gran negocio" y que podría entrar a formar parte del Grupo Alfaro.

De esta forma, el condenado logró financiarse con el dinero que recibía Egea de los inversores de Asesores Agrupados, siendo consciente de que las cantidades obtenidas eran en "negro" y que "difícilmente podría ser reclamado por cauces legales". Desde 1990 hasta 1992, Alfaro consiguió que Egea le entregara grandes sumas de dinero de los inversores que llegaron a "exceder ampliamente los 1.500 millones de pesetas (9 millones de euros)".

A cambio del dinero recibido, Benedicto Alfaro le dio al 'broker' unas letras de cambio firmadas tanto por él como por su hija. Como las dificultades económicas del Grupo Alfaro no desaparecieron, su presidente empezó a dilatar el cumplimiento de las obligaciones que asumió frente a Egea y se negó a satisfacer las devoluciones, "aprovechando la práctica imposibilidad de su reclamación por inversores que lógicamente no querían ver descubierta su posición ante la Hacienda Pública".

Egea, ante una posición "tan crítica, pues tenía que satisfacer lo debido a los inversionistas", decidió devolver el dinero con el de otros clientes suyos sin su autorización. "Sin embargo, Egea al no poder cubrir tales devoluciones al negarse Alfaro a pagar lo debido, en la noche del 3 al 4 de mayo de 1993, decidió poner fin a su vida, matando a su esposa e hijo y suicidándose a continuación", señala la sentencia.

Tras la muerte de Egea desapareció gran parte de la documentación que amparaba las relaciones financieras con Alfaro. Aunque algunas letras de cambio fueron reconocidas por el empresario y su hija, gran parte han sido tachadas de falsas por los mismos. La crisis financiera del Grupo Alfaro se agravó de tal forma que al poco de suceder estos hechos desapareció.

La sentencia, que absolvió a la hija de Alfaro, vicepresidenta del grupo, indicaba que Egea no pudo dedicar el dinero captado de sus clientes a fines personales y, aunque llevaba un nivel de vida "alto", según testigos que declararon en el juicio, los movimientos de sus cuentas estaban destinados a la inversión y no para financiar su nivel de vida.

Asimismo, el fallo daba especial valor a las cartas que dejó Egea, en las que señalaba las deudas de Alfaro y que estaban repletas de críticas hacia el acusado, "describiendo la falsedad de las letras, la intención de no devolver, el engaño y que debían ir a la cárcel".