MADRID, 17 Jun. (EUROPA PRESS) -
La vicepresidenta primera del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, aseguró hoy que se "vislumbra el final" de la violencia de ETA, pero apuntó que la paz "sólo será posible sin precio político, sin atajos y con el recuerdo de las víctimas".
De la Vega hizo estas declaraciones durante la entrega del primer Premio por la Paz Ciudad de Alcobendas (Madrid) al misionero José María Caballero Cáceres por su labor con niños soldado y niñas esclavas sexuales en Sierra Leona.
Según la vicepresidenta, "la paz no está en venta y, por eso, no tiene precio político; la paz no se regatea y, por eso, no tiene atajos, y la paz no es el olvido y, por eso, se tendrá siempre recuerdo de las víctimas".
En este sentido, destacó que "el Gobierno está dispuesto a explorar el camino de la paz" porque "siente el aliento y el calor del conjunto de la sociedad española". "El conjunto de los ciudadanos quieren igualmente que se ponga fin a la violencia, quieren que lo hagamos todos juntos y tienen derecho" a ello, destacó.
La vicepresidenta aseguró que el Ejecutivo va a actuar en el proceso de paz "con el paso más prudente, pero también más firme y decidido". "El Gobierno lo podrá decir más alto pero no más claro", afirmó, "hemos comenzado a ver luz donde sólo había oscuridad y el Gobierno está dispuesto a explorar el camino de la paz".
PLAN DE INFANCIA Y ADOLESCENCIA
Durante el acto, la número dos del Gobierno destacó la labor del misionero con la infancia de Sierra Leona, y, al respecto, aseguró que el Gobierno "está decidido a actuar" para proteger los derechos de los niños, como así lo demuestra la aprobación ayer en Consejo de Ministros del Plan Estratégico Nacional de Infancia y Adolescencia, "un conjunto de iniciativas que tiene como principal objetivo la defensa a ultranza de nuestros niños y niñas".
Este plan, agregó, pretende coordinar la labor de instituciones públicas, entidades y colectivos "para que los derechos de infancia se conozcan, se respeten y se cumplan". Según dijo, "el mundo tiene una enorme deuda moral con los niños", cuyos derechos "son maltratados cada día en nuestro propio mundo, entre comillas civilizado".
"Lo que ha ocurrido en Sierra Leona y en tantos países nunca debería haberse producido. En definitiva, se trata de que los fusiles no vuelvan a ser empuñados por niños y de que se permita a las niñas ser niñas", afirmó.
(EUROPA PRESS)
